2024: vuelve la correa urinaria para las mujeres

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La correa urinaria es un concepto que describe cómo las mujeres están limitadas para el desarrollo de su vida porque no pueden alejarse de sus casas al no tener un lugar saneado y seguro donde hacer sus necesidades. En España estamos acostumbradas a que haya baños públicos acondicionados tanto para mujeres como para hombres. Allí donde vamos, aunque esté más o menos limpio, podemos miccionar, defecar o cambiarnos la compresa o similar con intimidad.

Pero esta realidad no siempre ha sido así en nuestro país, ni lo es en otros países del mundo. Como nos cuenta Nuria Salagre en su blog, en la India las niñas y mujeres defecan en la calle, con el grave peligro que ello conlleva, como violaciones y asesinatos. La OMS dice que el saneamiento a nivel mundial está siendo lento. Es decir, que todavía en todo el planeta, las mujeres no disfrutan de derechos sanitarios básicos.

Los baños para mujeres empezaron a ser demandados por el movimiento sufragista después del año 1800. Llegaron a crear la Asociación Sanitaria de las Damas en Londres para pedir derechos sanitarios de las mujeres. No había baños de mujeres en los espacios educativos, ni recreativos ni en los lugares de trabajo. Tenían que utilizar estrategias como beber menos agua, aguantar horas sin ir al baño o resignarse a quedarse en casa.

Clara Greed, que fue profesora urbanismo de la Universidad del Oeste de Inglaterra en Bristol, afirma que evitar que las mujeres tuvieran baños públicos fue una estrategia para imponer a las mujeres estar físicamente en el ámbito privado.

Es destacable que, en el siglo XXI, en el mundo occidental y supuestamente desarrollado, donde deberíamos disfrutar de nuestros derechos sanitarios y estar perfectamente consolidados, esté ocurriendo un fenómeno inesperado: los hombres tienen carta blanca para ocupar los baños de las mujeres porque ahora pueden ser considerados mujeres a todos los efectos legales solo con su mera palabra y no se les puede echar.

En poco tiempo, hemos visto varios casos de hombres que se autoidentifican como mujeres: en Murcia, Sevilla, Valencia y Mallorca. Además, también está el caso de Inocente Duke, que filmó con cámara oculta cómo entró en la sauna de un gimnasio con total libertad presentando su DNI donde aparece que es “mujer”. Se puede ver cómo las mujeres le piden que se vaya y llaman a la policía, pero son ellas las que terminan siendo objeto de la posible denuncia, aunque finalmente no se cursa.  

La ley trans del gobierno más feminista (impostor) de la historia ha abolido los derechos sanitarios de las mujeres de un plumazo permitiendo que cualquier señor entre en los baños, vestuarios y saunas de mujeres del país. Esto está ocurriendo en países donde han aprobado leyes identitarias similares.

Ahora, a principios del siglo XXI volvemos atrás, cuando ya creíamos tener derechos sanitarios en algunas partes del mundo. Esta es una prueba (más) de que el transactivismo es misoginia pura, para quien no lo entienda: va en contra de los derechos de las mujeres y niñas, las hembras de la especie humana.

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