Cuécete en tu salsa bideniana

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Tras los resultados de las elecciones municipales y autonómicas, que han arrojado un resultado de descalabro para la izquierda posmoderna y han forzado que Sánchez anticipe las elecciones generales, vienen a la memoria las bravatas que realizaba Pablo Iglesias, cuando mandaba a cocerse en su salsa «de estrellas rojas» a parte de la poca organización de clase que quedaba en España.

Entonces, al calor del malestar por la crisis, además de un cambio generacional marcado por el desafecto hacia la política tradicional, medraba Podemos gracias a un inusitado impulso mediático, al que se entregaban, maravilladas y sin condiciones, las directivas de IU, PCE y algunos otros.

No es motivo de alegría, incluso para los que fuimos militantes y rechazamos en su momento esa rendición, ni es momento de revanchismos, por dos motivos:

  • primero, porque a su paso dejan un erial ideológico y organizativo, en un momento trascendental en el que la clase trabajadora española (europea en general) está vendida a los intereses otanistas;
  • segundo, porque su autocrítica hubiera consistido (de no mediar estas sorpresivas generales) en lo habitual, continuar su huida hacia adelante y perseverar en su cruzada por «salvarnos de la derecha». Si les da tiempo a reaccionar, harán su acto de contrición, que probablemente consista en una reunión catártica de los actores principales en Sumar.

Por ello, una vez que pasen estas generales sobrevenidas, es necesario organizarse al margen de esta «izquierda» que es una versión dulcificada de la derecha descarnada, el capitalismo de siempre pero con careta amable, que en lugar de contarle la verdad a sus votantes le engaña con fantasías. Un remedo del juego yanqui del bipartidismo, versión a la española del maravilloso bidenianismo heredero de Obama.

Monedero se enroca en la artimaña del bipartidismo norteamericano para vendernos que han hecho lo contrario de lo que es en realidad: traicionar al feminismo de clase, entregar a la clase trabajadora a la UE, favorecer el beneficio de las grandes empresas y mantener a la vivienda como mercadería para la especulación.

Es necesario unir todos los esfuerzos de quienes están a la izquierda de esta pantomima, diseñar un programa mínimo que aglutine a todos los pequeños partidos que carecen de apoyo económico o mediático y, en este sentido, participar en los medios que denuncian esta situación (como modestamente hace este medio militante) y colaborar en abrir los ojos a todos esos que aún están abducidos por el argumentario de las políticas útiles (útiles para el capital) y las fantasías desclasadas.

El candidato de Podemos en Madrid, Sotomayor, atribuye a los medios su derrota. ¡Ya quisieran los pequeños partidos que sí son de clase tener la cuarta parte de apoyo mediático y económico que ellos!

Es necesario regresar a un socialismo razonado, un socialismo instaurado en el análisis material de los hechos. Rechazar ese fanatismo visceral y acrítico que pretende usurpar y caricaturizar el concepto de comunismo para jolgorio y beneficio de la derecha más rancia.

Enésima prueba del desahogo y desfachatez de muchos de los nuevos actores e «influencers» que participan del ignorantismo antimaterialista de creer que antes de ellos no hubo nada, e incluso que aparte de ellos nadie hace nada excepto «trabajar para el PP».

Organicémonos con la generosidad de superar las diferencias, pero con la exigencia de un programa mínimo de clase, enfrentado al imperialismo norteamericano y su sucursal europea, que reviva el combate antagonista por recuperar el poder popular sin rendiciones ante los poderes económicos, que reúna al feminismo de clase. Empezaremos de cero y será largo, pero nuestros pasos serán firmes.

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