Del 28M al 23J. De desapariciones y paralelismos históricos

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Era un 28 de mayo y las calles de la capital se llenaron de sangre. El sonido de las detonaciones y los gritos de las personas que habían decidido rebelarse ante la tiranía, se escuchaban por toda la ciudad. La época de las cerezas se disipó como un siglo después lo haría la arena de playa que se escondía bajo los adoquines. Y de repente el silencio. Atronador, tétrico, apaciguador. Todo había acabado. Poco después, sobre el lugar donde había empezado la insurrección popular fue erigida la basílica del Sacré-coeur para expiar los “crímenes de los comuneros”. Me pregunto qué clase de monumento se regirá sobre las cenizas de Podemos. Quizá un monumento a los drag queen. ¡Hagan juego, señores!

Fue en 1871 y fue en Paris. Podía parecer un dato curioso pero hay ciertos paralelismos. Había acabado una época de libertad, apenas dos meses, y comenzaba la época de la represión. Mucho me temo que el 23J sucederá lo mismo. Una dura época de represión se antepone a nuestra libertad. Y resulta grotesco que sean precisamente ellos, los que han maltratado esa palabra, “Libertad”, los que la tengan en su boca constantemente. Aunque esté a punto de ser engullida por sus fauces privatizadoras y por un estómago neoliberal que no tiene fin. Aunque, en realidad todo lo que se prometió resultó ser nada y así nos ha ido.

La derecha va a arrasar, y lo va a hacer por culpa de la izquierda. Podemos va a desaparecer, esa fuerza arrolladora que nos llenó a tantos de esperanza en un cambio profundo de esta piel de toro en la que vivimos se ha hundido estrepitosamente. Pero no ha caído con valentía y con coraje, con determinación y angustia heroica como los valientes Comuneros y Comuneras, no. Ha caído con descrédito, con la saña desafiante de los traidores, con la desproporción de los que venían a conquistar el palacio de invierno y han sido poco menos que un resfriado de primavera. Abandonaron la lucha de clases por una mera estrategia electoralista, se dividieron como las aguas de manos de su Moisés particular y acabaron ahogándose bajo consignas generistas y transinclusivas. Hasta su eslogan era un guiño al mundo Queer. Han traicionado a todas las Mujeres del país, han dejado desnudos a todos los españoles que, una vez, le abrieron a ellos la mano sagrada de su voto. No hay posible redención, deben desaparecer para siempre para que de sus cenizas surja otro movimiento. 

Pero hemos de aprender de los errores de los Iglesias, Errejones y Monteros. Lo primero, si una fuerza política quiere llamarse de izquierdas debe apelar a la conciencia de clase porque el punto de unión de la mayoría de la población de nuestro país es que son trabajadoras y trabajadores que necesitan de una protección social, del desarrollo de políticas públicas y de Sanidad y Educación realmente universales y gratuitas. Activar el ascensor social que una vez funcionó, más mal que bien por desgracia, y que llevó a las hijas del obrero a la universidad para poder ocupar puestos de dirección, de gran calado social y a desarrollar carreras de éxito y prestigio. Segundo, apostar por desarrollar el Feminismo, así, sin plurales extraños, sin la suma de letras y signos. El único que existe y que tiene una agenda propia desde hace trescientos años, es decir, abolición de la prostitución, abolición de la pornografía, penar los vientres de alquiler y acabar con la instrucción 2010 que permite registrar a niñas y niños gestados por vientres de alquiler en otros países y el desarrollo de políticas de Igualdad real entre Mujeres y hombres. Tercero, salir de debajo de la bota hegemónica Yankee y apostar por la multilateralidad. Salir de la Unión Europea, que no es más que una unión de mercaderes al servicio de los intereses de Alemania y Francia, países que también son colonias de USA. Salir de la OTAN, la organización terrorista más grande de la historia y apostar por los BRICS o por un No Alineamiento que busque el interés real de nuestro país en el mundo. Seguir afianzando los lazos entre España y América (menos USA y Canadá). Mirar hacia las causas históricas que ha apoyado la izquierda y a los que este gobierno más progresista de la historia ha dejado abandonados: Palestina y el Sahara, los inmigrantes subsaharianos, la recuperación de la Justicia Universal para luchar contra la tiranía en el mundo desde nuestra justicia. 

Son, tan solo, los puntos más sangrantes. Pero, ¿Qué sucederá el 23 de julio? Ya que he iniciado este artículo con una fecha simbólica acabaré con otra. El 23 de julio de 1921 se produjo uno de los episodios más desastrosos de lo que luego se dio en llamar el Desastre de Annual. Ahí lo dejo para que ustedes busquen paralelismos. Pero, tal vez, haya que tomar las riendas. Hacer piña. Sentarse y hablar para formar una nueva formación política. Los nacimientos son traumáticos pero, sin duda, son mejores que los funerales.

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