La Alemania Democrática, un ejemplo a seguir

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Frente a las bufonadas del posmodernismo, los que reivindicamos el marxismo como herramienta de análisis y de transformación de la sociedad oponemos propuestas concretas y reales y no brindis al sol, a los que son tan aficionados nuestros sofistas del siglo XXI.

Cuando se habla de medidas contra la desigualdad de género los posmodernistas proponen gestos, palabras, cambios retóricos y medidas estéticas mientras que los marxista-leninistas planteamos medidas políticas concretas que la Historia nos ha demostrado que sí que funcionan y son eficaces.

Por poner un ejemplo, podemos mencionar a la República Democrática Alemana (RDA) que, en sus cuatro décadas de existencia fue capaz de generar unos niveles de igualdad entre hombres y mujeres que muchos países desarrollados no han logrado aún hoy, más de 30 años después de la anexión de aquella pequeña república socialista por parte de la Alemania imperialista.

Y es que la Alemania Democrática fue uno de los países más avanzados en términos de igualdad de género y derechos de la mujer del mundo durante su existencia desde 1949 hasta 1990. Como estado socialista, la RDA consideraba la igualdad de género como un principio fundamental de la sociedad socialista.

Desde el principio, la RDA implementó políticas para garantizar la igualdad de derechos y oportunidades para las mujeres en todas las esferas de la vida. En 1950, se promulgó una ley que otorgaba a las mujeres los mismos derechos políticos que a los hombres, lo que les permitía votar y ser elegidas para cargos públicos. Además, la Alemania Democrática estableció políticas para garantizar la igualdad salarial y la igualdad de acceso a la educación y la formación profesional.

Uno de los aspectos más notables del progreso en los derechos de las mujeres en la RDA fue la participación activa de las mujeres en la vida política y económica del país. Las mujeres constituían más del 50% de la fuerza laboral de la DDR y ocupaban cargos importantes en diversos sectores, incluidos la educación, la salud, la ciencia y la tecnología. Además, las mujeres tenían una fuerte presencia en la política, y en 1989, representaban más del 40% de los miembros del parlamento de la RDA, sin necesidad de cuotas ni listas cremallera.

Otro aspecto destacado del progreso en los derechos de las mujeres en la RDA fue la provisión de servicios de cuidado infantil y el fomento de la igualdad de responsabilidades en la crianza de los hijos. Aquella pequeña república socialista estableció una amplia red de jardines de infancia y escuelas maternales, lo que permitió a las mujeres trabajar fuera del hogar sin sacrificar la atención y el cuidado de sus hijos. Además, se promovió la igualdad de responsabilidades en la crianza de los hijos entre hombres y mujeres, y se fomentó la participación de los hombres en las tareas domésticas y de cuidado.

Es cierto que, a pesar de estos importantes avances, aún existían desafíos para la igualdad de género en la RDA, incluidas las actitudes y estereotipos sexistas arraigados en la sociedad. Sin embargo, la DDR fue un ejemplo importante de cómo una sociedad socialista puede promover la igualdad de género y los derechos de las mujeres a través de políticas y medidas concretas en lugar de llenarse la boca proponiendo medidas estéticas y retóricas que sólo sirven para generar incomprensión y enfrentamiento en el seno de la clase obrera.

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