La caída tendencial de la tasa de ganancia

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En momento históricos de confusión ideológica como el actual, resultado de la caída del Campo Socialista y la posterior deserción de la izquierda del pensamiento marxista e, incluso, minimamente racional, se impone la necesidad urgente de retomar y profundizar en los conceptos fundamentales de la doctrina marxista-leninista evitando, de esta forma, que sean prostituidos por manipuladores eclecticistas o por sofistas posmodernos.

Uno de estos conceptos elementales que cualquier militante de izquierdas debe conocer y manejar con cierta soltura es el de la caída tendencial de la tasa de ganancia.

Dicha caída es una ley económica descubierta por Marx en el tomo III de El Capital, que explica la tendencia histórica del capitalismo a generar una disminución progresiva de la rentabilidad de las inversiones debido al aumento de la composición orgánica del capital.

La composición orgánica del capital es la relación entre el capital constante (C), que es el valor invertido en medios de producción (máquinas, materias primas, etc.), y el capital variable (V), que es el valor invertido en fuerza de trabajo (salarios). Esta relación se expresa así: C/V.

Esta composición orgánica del capital refleja el grado de desarrollo técnico y científico de la producción, ya que cuanto más avanzada es la tecnología, más se sustituye el trabajo humano por el trabajo maquinal, y más se incrementa el valor del capital constante en relación al capital variable.

La tasa de ganancia es la relación entre la plusvalía (P), que es el valor creado por el trabajo no pagado a los obreros, y el capital total (C+V), que es el valor invertido en la producción. Esta relación se expresa así: P/(C+V).

La mencionada tasa de ganancia mide la rentabilidad del capital, es decir, la proporción entre el beneficio obtenido y el capital invertido. La tasa de ganancia es el motor del capitalismo, ya que los capitalistas buscan maximizar sus ganancias invirtiendo en los sectores más rentables.

La caída tendencial de la tasa de ganancia es el resultado de la contradicción entre el desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción capitalistas. Al aumentar la composición orgánica del capital, se reduce la parte del capital total que produce plusvalía, que es la fuente única del beneficio. Por tanto, se reduce también la tasa de ganancia.

Esta tendencia se manifiesta a largo plazo, como una ley histórica que rige el desarrollo del capitalismo. No obstante, esta tendencia no es absoluta ni lineal, sino que está contrarrestada por los siguientes factores que pueden elevar temporalmente o parcialmente la tasa de ganancia:

  • El aumento de la explotación del trabajo, mediante el alargamiento de la jornada laboral o la reducción del salario real.
  • La reducción del precio del capital constante, mediante el abaratamiento de las materias primas o el progreso técnico.
  • La apertura de nuevos mercados, mediante la expansión geográfica o la creación de nuevas necesidades.
  • La desvalorización periódica del capital, mediante las crisis económicas o las guerras. Estos factores no eliminan la tendencia a la caída de la tasa de ganancia, sino que sólo la retrasan o atenúan. Además, estos factores tienen sus propios límites y contradicciones, que generan nuevas crisis y conflictos sociales. Por ejemplo:
  • El aumento de la explotación del trabajo provoca una disminución del poder adquisitivo de los trabajadores y una sobreproducción relativa de mercancías.
  • La reducción del precio del capital constante implica una mayor inversión en medios de producción y una mayor competencia entre los capitales.
  • La apertura de nuevos mercados implica una mayor dependencia del comercio exterior y una mayor rivalidad entre las potencias imperialistas.
  • La desvalorización periódica del capital implica una pérdida masiva de riqueza y una agudización de las contradicciones entre las clases sociales.

Todo esto tiene consecuencias económicas, políticas y sociales que ponen en cuestión la viabilidad y racionalidad del sistema capitalista. Algunas de ellas son:

  • La concentración y centralización del capital, que conduce a la formación de monopolios y oligopolios que dominan los mercados y limitan la libre competencia.
  • La financiarización y especulación del capital, que conduce a una separación entre la economía real y la economía ficticia y a una mayor inestabilidad e irracionalidad del sistema. – La militarización y belicismo del capital, que conduce a una carrera armamentística y a una mayor agresividad e intervencionismo en los asuntos internacionales.
  • La alienación y pauperización del trabajo, que conduce a una pérdida de derechos laborales y sociales y a un deterioro de las condiciones materiales y culturales de los trabajadores.

Vemos, pues, que el capitalismo es un sistema históricamente caduco y socialmente injusto, que debe ser superado por una nueva forma de organización social basada en la propiedad colectiva y planificada de los medios de producción y en el control democrático y participativo de los trabajadores sobre el proceso productivo.

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