Picasso y el posmodernismo: una contraposición irreconciliable

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El arte es una forma de expresión humana que refleja la realidad social, histórica y cultural de cada época y no es neutro ni ajeno a las contradicciones y conflictos que atraviesan la sociedad, sino que las expresa, las critica, las denuncia o las reproduce, según la posición ideológica y política del artista.

En este sentido, el arte puede ser un instrumento de emancipación o de alienación, de rebeldía o de conformismo, de compromiso o de escapismo, pudiendo ser revolucionario o reaccionario, progresista o conservador, popular o elitista.

Uno de los artistas más influyentes y reconocidos del siglo XX fue el malagueño Pablo Picasso, considerado un genio de la pintura, el dibujo, el grabado, la escultura y la cerámica, que exploró diversos estilos y movimientos artísticos, como el cubismo, el surrealismo, el expresionismo o el neoclasicismo y defendió la cultura popular y las raíces andaluzas y mediterráneas de su arte, inspirándose en el arte africano, en el arte ibérico, en el arte románico y en el arte andalusí.

Pero sólo no fue un gran artista, sino también un hombre comprometido con su tiempo y con las causas justas, siendo un militante comunista desde 1944 hasta su muerte, afiliado al Partido Comunista Francés y amigo de líderes revolucionarios como Paul Éluard, Louis Aragon o Pablo Neruda, siendo siempre un defensor de la paz, la libertad y la democracia que denunció con su arte los horrores de la guerra, el fascismo y el imperialismo y defendió y apoyó a la Unión Soviética y al Campo Socialista. Así, su obra más famosa, el Guernica, es un símbolo universal de la resistencia antifascista y del sufrimiento del pueblo español durante la Guerra Civil.

Picasso fue, en definitiva, un artista marxista-leninista, que entendió el arte como una forma de conocimiento crítico y transformador de la realidad, situándose siempre al lado de la clase obrera y del pueblo, haciendo del arte una herramienta de educación y concienciación política.

¿Qué queda hoy de Picasso? ¿Qué relación tiene su arte con el arte posmoderno que domina el panorama cultural actual?

El arte posmoderno renuncia a toda pretensión de verdad, de sentido, de compromiso, de originalidad y, basándose en el relativismo, el escepticismo, el cinismo, el nihilismo, se alimenta del plagio, la parodia, la ironía, el kitsch. Sometiéndose al mercado, al consumo, a la publicidad, se despolitiza, se deshistoriza, se deshumaniza y, negando la posibilidad de cambiar el mundo y de construir una sociedad más justa e igualitaria, se burla de las utopías y de las luchas sociales y desprecia la cultura popular.

Vemos pues, el reflejo de la crisis ideológica y moral del capitalismo neoliberal, que ha convertido al ser humano en una mercancía más y reproduce los valores dominantes del sistema: el individualismo, el hedonismo, el pragmatismo. Así, aliena al espectador y lo convierte en un consumidor pasivo e indiferente.

Por eso, hoy más que nunca, es necesario reivindicar el arte de Picasso como un arte comprometido, crítico y transformador, que nos inspire y nos motive a seguir luchando por un mundo mejor y nos haga sentir orgullosos de nuestra historia y de nuestra cultura, haciéndonos más libres y más humanos.

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