El nuevo sujeto neoliberal (III): la culpabilización de la propia víctima

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Si en la primera parte de este análisis sobre el sujeto neoliberal nos adentramos en el habitus capitalista que genera la doctrina neoliberal, y en la segunda parte reflexionamos sobre los mecanismos de servidumbre voluntaria que nos incitan a ser parte del sistema, en esta tercera parte nos adentramos en cómo este sistema nos autorresponsabiliza de nuestra suerte tratando de convertir toda acción colectiva en «libre decisión» y «cálculo individual», transformando a la víctima en culpable de su situación.

El filósofo Byung-Chul Han (2012), explica cómo en la sociedad del cansancio, en lugar de la alienación y explotación ajena, vivimos una autoexplotación voluntaria. En esta sociedad del rendimiento neoliberal, el ser humano se ha convertido en un animal laborans, “verdugo y víctima de sí mismo”, lanzado a un horizonte terrible: el fracaso. La explotación por otros, queda interiorizada: “la explotación de sí mismo es más eficiente que la ajena porque va unida a la idea de libertad”, dice Han. El énfasis actual sobre el emprendimiento hace que los sujetos se “autoexploten” y a la vez puedan pensarse como “libres”. De este modo, esta forma de explotación resulta, asimismo, mucho más eficiente y productiva debido a que la persona decide voluntariamente explotarse a sí mismo hasta la extenuación, generando individuos depresivos, cansados.

Se asiste a una individualización radical que hace que todas las formas de crisis sociales sean percibidas como crisis individuales, todas las desigualdades sean achacadas a una responsabilidad individual: “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, que convierten a las víctimas en culpables. Hay toda una maquinaria que transforma las causas exteriores en responsabilidades individuales y los problemas vinculados al sistema en fracasos personales.

Hay que responsabilizar a los enfermos, a los estudiantes y sus familias, a quienes buscan empleo, haciéndoles soportar una parte creciente del coste que ellos mismos representan en la sanidad, la educación, los servicios sociales o la seguridad social. Éste trabajo político y ético de responsabilización está íntimamente ligado a las numerosas formas de “privatización” de la conducta, porque la vida se presenta sólo como resultado de elecciones individuales.

El obeso, el delincuente o el indigente son responsables de su suerte. La enfermedad, el paro, la pobreza, el fracaso escolar y la exclusión son considerados consecuencias de malos cálculos individuales. Las dificultades de la existencia, la desgracia, la enfermedad y la miseria, son fracaso de esa gestión, por falta de previsión de prudencia, de no haberse asegurado frente a los riesgos. Ser empresa de sí supone vivir enteramente en riesgo. Lo nuevo reside en la universalización de este estilo de existencia.

Ahogándose en el propio asfalto.

Los recursos económicos y las posiciones sociales alcanzadas se consideran exclusivamente resultados de las elecciones “adecuadas”. Las decisiones conllevan riesgos. El riesgo se convierte en una dimensión ontológica. Vivir en la incertidumbre se presenta como un estado natural. Es la “ley natural” de la precariedad.

Esta nueva sociedad del riesgo individual es un campo de oportunidades para las propuestas más variadas de la protección y de la seguridad privadas en la polis neoliberal, que van desde la alarma doméstica a las inversiones para la jubilación. Un inmenso mercado de la seguridad se ha desarrollado de forma proporcional a la debilitación de los dispositivos de seguros colectivos solidarios, reforzando así, mediante un efecto de bucle, la sensación de riesgo y la necesidad de protegerse individualmente en la ciudad.

En este contexto de riesgo, muchos derechos sociales se reinterpretan como elecciones individuales de protección personal. Esta fabricación social y política de riesgos individualizados, genera nuevas oportunidades de gestión, no ya para el Estado social, sino para esas grandes empresas que proponen servicios estrictamente individuales de gestión de riesgos. El sujeto es considerado responsable de este riesgo y también que la elección del modo de cubrirlo. Tiene que hacer una gestión activa y responsable en materia de empleo, de salud, de formación.

El papel de los poderes públicos es proporcionar información. A partir del momento en que se supone que el individuo está en disposición de acceder a las informaciones necesarias para su elección, hay que suponer que se convierte en plenamente responsable de los riesgos que corre. Esto permite una transferencia del riesgo hacia el enfermo que elige un tratamiento o una operación, el estudiante o el parado que eligen una formación, el futuro jubilado que elige un modo de ahorro, el viajero que acepta las condiciones de un itinerario, etc.

Se comprende entonces hasta qué punto la confección de indicadores y de rankings participa de la extensión del modo de subjetivación neoliberal: toda decisión, ya sea médica, escolar, profesional, corresponde de pleno derecho al individuo.

Más sobre este tema en el libro: La Polis Secuestrada (Editorial Trea, 2019).

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Enrique Díez Gutiérrez
Enrique Javier Díez Gutiérrez. Profesor de Pedagogía en la Facultad de Educación de la Universidad de León. Doctor en Ciencias de la Educación. Licenciado en Filosofía. Diplomado en Trabajo Social y Educación Social. Ha trabajado también como educador social, como maestro de primaria, como profesor de secundaria, como orientador en institutos y como responsable de atención a la diversidad en la administración educativa. Especialista en organización educativa, desarrolla su labor docente e investigadora en el campo de la educación intercultural, el género y la política educativa. Entre sus publicaciones se encuentran: Pedagogía Antifascista (2022), La historia silenciada (Plaza y Valdés, 2022), Educación crítica e inclusiva para una sociedad poscapitalista (Octaedro, 2021), La asignatura pendiente (Plaza y Valdés, 2020), La educación en venta (Octaedro, 2020), Educación para el bien común (Octaedro, 2020), La revuelta educativa neocon (Trea, 2019), Neoliberalismo educativo (Octaedro, 2018), La polis secuestrada: Propuestas para una ciudad educadora (Trea, 2018), La educación que necesitamos con Alberto Garzón (Akal, 2016), Qué hacemos con la Universidad con Adoración Guamán y Josep Ferrer (Akal, 2014), Desvelando la historia. Fuentes históricas coloniales y postcoloniales en clave de género con Mary Nash (Comares, 2013), Educación pública: de tod@s para tod@s. Las claves de la “marea verde” (Bomarzo, 2013), Qué hacemos con la educación con Agustín Moreno (Akal, 2012), Educación Intercultural: Manual de Grado (Aljibe, 2012), “Decrecimiento y educación” con Carlos Taibo en Decrecimientos (Catarata, 2011), La Memoria Histórica en los libros de texto (2012), Globalización y Educación Crítica publicado en Colombia (Desde Abajo, 2009), Unidades Didácticas para la Recuperación de la Memoria Histórica (Ministerio Interior, 2009), Globalización neoliberal y sus repercusiones en la educación (El Roure, 2007), La diferencia sexual en el análisis de los videojuegos (CIDE, 2004), Investigación desde la práctica: Guía didáctica para el análisis de los videojuegos. (CIDE/Instituto de la Mujer, 2004).

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