Vuestras amenazas no lograrán silenciarnos

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El pasado 26 de noviembre, y bajo el título “Polémica por un curso sobre prostitución dirigido a docentes organizado por el sindicato USTEA”, este medio publicaba una noticia que se hacía eco del debate surgido desde distintos espacios feministas que no entendían el que un sindicato de trabajadores y trabajadoras de la enseñanza fuese a celebrar unas jornadas para formar a su afiliación sobre las distintas posturas existentes sobre la prostitución. El debate no es nuevo, y forma parte, junto a la cuestión queer y la explotación reproductiva, de uno de los principales campos de batalla en los que se están enfrentando desde hace ya tiempo dos posturas irreconciliables que se autorreconocen como feministas: aquellas que nosotros definimos desde nuestra línea ideológica como feministas de clase, y las partidarias de las doctrinas surgidas de la posmodernidad.

Es público que El Común, fundado hace un año con el objetivo de dar la batalla de las ideas, nació “desde una convicción claramente de izquierdas y enmarcada en la lucha de clases, frente a la posmodernidad y contra el neoliberalismo, el capital y el fascismo”, y por ello damos cabida a algunas informaciones que no tienen espacio en otros medios cuya línea editorial les hace posicionarse con planteamientos que por convicciones ideológicas nosotros no compartimos. Es por eso mismo, que desde un principio, en El Común hemos dado voz a ese movimiento feminista de clase, que aunque probablemente hegemónico, cada vez lo tiene más difícil para hacer oír su voz en los medios de comunicación tradicionales.

Siguiendo esa línea, y advertidos acerca de la indignación que habían provocado las citadas jornadas de USTEA en significados grupos feministas (Desde Docentes por la Coeducación hasta la Alianza Contra el Borrado de las Mujeres, pasando por plataformas andaluzas como la del 8 de marzo o el Partido Feminista), El Común hizo pública esta noticia, no sin antes consultar con dirigentes del sindicato, e incluso con su Espacio Feminista -responsable de la organización de las jornadas-, con el fin de conocer su versión de los hechos.

La sorpresa sin embargo ha llegado cuando el pasado 4 de diciembre, y con el supuesto fin de “puntualizar” la información publicada, hemos recibido un correo en tono amenazante y del todo impropio de una organización seria como USTEA. En él, la Secretaría Federal de Géneros e Igualdad del sindicato, nos exige que publiquemos su respuesta a nuestro artículo, algo que hacemos al final de este editorial en virtud del derecho a réplica. Pero antes de que el lector acceda a ello quisieramos advertir sobre unas cuestiones:

A pesar de que podríamos pararnos a rebatir fácilmente cada una de las estrambóticas acusaciones que se afirman en el texto, no lo haremos, pues dejaremos que sea nuestra audiencia la que saque sus propias conclusiones. Y así, desde el señalamiento que hacen del autor del artículo (que por cierto, tan sólo de haberlo investigado un poco, habrían descubierto que el pseudónimo es el que usa nuestro propio director para firmar las noticias) hasta las descalificaciones contra otras organizaciones y feministas que mostraron su desacuerdo con las jornadas, nada de eso será objeto de réplica alguna por nuestra parte, pues estamos seguros de que nuestros lectores sabrán juzgar bien quién tiene razón aquí.

Y es que resulta difícil defender, tal y como afirman desde la Secretaría Federal de Géneros e Igualdad de USTEA, que la polémica “no está en ningún sitio, excepto en la mente, la intención y la pluma» de nuestro medio, cuando se da la circunstancia de que incluso la única de las ponentes en las jornadas abiertamente abolicionista, Rosa Cobo, declinó finalmente participar en las mismas al entender que la desproporción entre su postura y la de las regulacionistas era apabullante.

Y no. Ni siquiera eso hubiera merecido nuestra atención si no fuera por la clara amenaza que nos hace en su misiva esta Secretaría Federal de Géneros e Igualdad al advertirnos que “afirmaciones tan graves como las que se vierten en este panfleto pueden ser objeto de actuación judicial”, sacándose de la manga, como por arte de magia, la ingeniosa acusación de que les hemos imputado el “incitar o promover prácticas como el proxenetismo”, algo que cualquiera que haya leído el artículo entenderá que roza lo calumnioso.

Lamentablemente no seremos el primer ni tampoco el último medio alternativo en intentar ser silenciado por elementos que hacen uso de la coacción y la amenaza para que no se puedan discutir sus postulados. Ya muchos de nuestros colaboradores y colaboradoras han sido de hecho acosados –incluso laboralmente- por sus críticas a la explotación reproductiva, el borrado de las mujeres o la prostitución, pero nada les ha hecho dar nunca un paso atrás, pues su firme postura militante –la misma que defendemos como principio fundacional de El Común- es la de seguir en pie, cueste lo que cueste, para defender un feminismo de clase, que tal y como ha definido nuestro director, sea probablemente “la última frontera que nos separa de la derrota final”.

Por eso mismo es por lo que no pediremos disculpas por defender nuestros principios, pues no podemos permitirnos el lujo de sucumbir ante amenazas, y por ello mantenemos el artículo y advertimos que mientras nos quede aliento seguiremos publicando todo aquello que sirva para señalar al rey desnudo que el neoliberalismo ha logrado introducir en el seno de la izquierda. Porque una demanda, por muy infundada que esta sea, supondrá en caso de prosperar, gastos que nos afectarán dados nuestros limitados recursos, pero retroceder sería sin duda un precio aún mayor. Y por ello no lo haremos. Y no vamos a claudicar ahora ante un área, sin siquiera identidad jurídica propia, que ensucia con estas bochornosas actuaciones el nombre de un sindicato que ha escrito con letras de oro su historia de lucha por la dignificación de los trabajadores y trabajadoras de la enseñanza en Andalucía.

Nuestras banderas no se bajan y vuestras amenazas no lograrán silenciarnos.

PDF-Articulo-para-El-Comun

4 COMENTARIOS

  1. Tienen de su parte a Todos los grandes medios de comunicación. Pero no quieren dejar ni un resquicio a la verdad, porque saben que ésta brilla con luz propia. Lo de llevar a los tribunales a los que disienten es el nuevo «te vamos a romper las piernas».

  2. USTEA no tiene de su parte ni a los grandes medios ni a los de medio pelo. Seguid dando carnets de quién es feminista y de izquierdas.

  3. Las mismas amenazas y chantajes que están recibiendo las feministas Esta vez desde un sindicato que visto lo visto? Es de izquierdas?
    Atreverse a cuestionar a los lobbies que están detrás de la explotación sexual y reproductiva de las mujeres tiene un coste. Gracias por vuestro valor y vuestra dignidad Un abrazo

  4. Qué manía tenéis de criticar lo que ignoráis, nadie de los que comenta, ni el propio articulista/director estuvo en esas jornadas, otra polémica artificial entre lo que parece ser/ lo que es, muy platoniano el posicionamiento del periódico sí y por ello alejado de la realidad, el sentido de las jornadas fue abrir el debate y formarnos para conocer las diferentes posturas habidas, nada más, otra cosa fue que, en general, no sirvió para clarificar sino para generar más dudas acerca de los diferentes posicionamientos, muestra más de que el tema es complejo de entender y atajar, pero el debate, la información y el conocimiento que podemos generar, USTEA no va a renunciar a ello, o no debería, por más acusaciones, tergiversaciones, manipulaciones o etiquetas que se reciban; la mochila, experiencia acumulada y la trayectoria se nota cuando está y se nota cuando no está.

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