Las próximas elecciones

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Decía Pietro Ubaldi que el próximo gran salto evolutivo de la humanidad será el descubrimiento de que cooperar es mejor que competir. Lejos de hacer realidad ese deseo, porque es un deseo, lo que nos espera es todo lo contrario. Ante nosotros se abre una posibilidad real de retroceder en el desarrollo social de nuestro país. Sí, aún más. Las elecciones generales están a la vuelta de la esquina y, no se engañen ustedes, da igual quién gane porque quien va a imponer los recortes no se elige, precisamente, cada cuatro años. Desde Europa nos vienen, ya programados, los próximos recortes. Tras el impás de la COVID-19 en el que se relajó el techo de gasto ya se huelen los nuevos aires de la austeridad. Gane quien gane tendrá que aplicar recortes. La Unión Europea suspendió la aplicación de sus reglas fiscales durante la pandemia y alargó el periodo de gracia hasta 2023, pero el próximo año supone el regreso a la normalidad. Esto significa que nuestro país debe reducir el déficit público del 5% al 3% del PIB y recortar su deuda del 115% al 60% del PIB. Se habla de entre 9000 y 20000 millones de € para empezar. ¿Y hacia dónde apunta ese “ahorro”? Por supuesto, sanidad, educación, escalada de privatizaciones, aumento de impuestos indirectos y todo lo que implique ahogar al ciudadano medio. 

En esta tesitura, ¿Qué podemos hacer? ¿A quién podemos votar para que se aplique un programa que tenga en cuenta las necesidades reales de los ciudadanos? ¿Quién tendrá en cuenta a las mujeres que están siendo perseguidas por negarse a plegarse ante la ideología Queer y que supone de facto la prohibición del feminismo y el borrado de las mujeres? ¿Qué partidos políticos proponen reindustrializar el país o nacionalizar sectores principales de la economía? ¿Qué partidos proponen una revolución educativa que nos saque de la dependencia de la empresa privada en la universidad pública y que presente planes donde se valore el humanismo por encima del mero utilitarismo comercial? ¿Qué partidos políticos presentan planes de vivienda pública para cubrir todas las necesidades de nuestros jóvenes? ¿Qué partidos políticos pretenden blindar la sanidad, contratar enfermeros y doctoras y dotar de más material y personal a los abandonados hospitales públicos? ¿Qué partidos políticos pretenden salir de la hegemonía que ejerce dictatorialmente USA y que lastra nuestra economía y nuestro presupuesto en la ayuda a un régimen nazi y violento? ¿Quién pretende salir de la OTAN o de la UE que nos convierten, de facto, en un país ocupado? ¿Qué partidos políticos presentan planes para el desarrollo de las infraestructuras rurales que conecten la llamada España vaciada, por tren o por carretera, para que las gentes del campo no se sientan abandonados a su suerte? 

Que no te engañen, el poder político es dependiente del poder económico, luego no se le puede llamar, en ningún caso, Democracia a este sistema. Escucharéis constantemente la llamada de los que anuncian la llegada del fascismo. No les creáis, están ya aquí porque nunca se fueron. Incluso en la refundación del PSOE se les vio el plumero, el PP y su socio VOX son exactamente lo mismo, unos con traje caro y otros vestidos de señoritos de provincias. Y la pata de la izquierda es, aún si cabe, más muleta del PSOE, y por lo tanto, más apegada al centro político. Os dirán que confiéis en otros partidos de ámbito autonómico, pero son los que han traicionado a las mujeres y a la clase que dicen representar. Estamos íntimamente solos. Pero, por contra, somos millones. ¿Qué está sucediendo? Somos la mayoría de la población pero nos han traicionado. Aunque existen partidos políticos que sí apoyan las demandas que he lanzado en forma de pregunta, PFE (IU acaba de traicionar a quienes estuvieron integrados en su estructura y ahora no se pueden presentar), FAC (que deberán esperar a presentarse a las elecciones europeas), PCPE, PCTE y otros, estos no cuentan con el apoyo inestimable de los medios de comunicación, que son en última instancia, quienes deciden quiénes son los que van a ganar estas elecciones y las siguientes.

Entonces, ¿Qué podemos hacer? Lo primero no votarles. Decidir que este sistema no cubre las necesidades básicas del pueblo. Pero lejos de querer hacer saber que se trata de un simple problema de representación, como fue, por ejemplo el 15M, han de saber que se trata, en realidad, de un problema sistémico. Los que no vamos a votar no estamos descontentos con el gobierno, lo estamos con el sistema y por ello no nos queda otra que organizarnos para cambiar el sistema. Y habrá quien diga que el sistema puede cambiarse desde dentro y yo les diré que NO, es el sistema quien te cambia cuando estás dentro. Formas parte de una élite y es esa élite quien impone sus reglas. Reglas que van siempre contra el pueblo. Así que agrúpense en pequeñas células de marxistas, feministas, humanistas y gentes de otra índole. Apuesten ustedes por la lucha colectiva, vecinal, sindical, obrera. Apóyense en su número y propongan otros métodos más eficaces de presión pública para hacer cumplir la voluntad del pueblo. Cuando sean los suficientes ocupen instalaciones abandonadas creando con ello nódulos de resistencia. Ofrezcan ayuda mediante cajas de resistencia, bancos de alimentos u otros métodos de ayuda directa o indirecta. Fomenten las relaciones cara a cara porque grabado en el rostro se percibe mejor la miseria, el sufrimiento, el valor de la solidaridad, la cercanía de quienes no tienen nada que perder porque nada poseen. Y cuando nos demos cuenta de que es esa fuerza colectiva lo que temen las oligarquías, los burgueses, los detentadores del poder, entonces estaremos preparados para asestar el golpe definitivo contra este sistema. Decía al principio que la cooperación será el próximo salto evolutivo de la humanidad. De eso se trata y a eso vamos. 

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