No a la Ley Montero

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El Común, a través de este editorial, pone fin a su especial #NoALaLeyMontero, que desde la crítica argumentada y desde una perspectiva feminista de clase y de izquierdas, aborda la polémica propuesta de «Ley para la igualdad real y efectiva de las personas trans» que el Ministerio de Igualdad, y los partidos políticos que lo sustentan, pretenden aprobar contra viento y marea con argumentos trampa y un falso debate viciado, y que ha sido ajeno a la inmensa mayoría de la sociedad española.

No es nuestra intención ahora mostrar de nuevo nuestros motivos para oponernos a esta ley, pues estos han sido ya brillantemente expuestos por nuestras colaboradoras en sus artículos. El objetivo de este editorial es pues otro, ya que pretende dar apoyo a todas aquellas personas, mujeres y hombres, que desde la izquierda, y a pesar de todas las dificultades, han tenido el valor de enfrentarse al rey desnudo en una batalla que nos prometieron perdida, pero que aún así se ha dado. Porque las batallas podrán ganarse o perderse, pero al final la única verdad es que la guerra sólo la ganarán los que resisten, y como dijo un viejo revolucionario, sólo resisten los que combaten.

Y es que la mordaza que la posmodernidad impone en base a su falso discurso de identidades, ciertamente puede dar miedo. En El Común eso lo conocemos bien, y a las amenazas de demanda que hemos tenido por defender un feminismo de clase, abolicionista, y militante contra la explotación reproductiva, hay que sumar el acoso diario que sufren colaboradoras y miembros del Consejo Editorial por no ceder en sus posiciones, por parte de aquellos que, en nombre de un falso progresismo, alientan la entrada de doctrinas neoliberales en la izquierda.

Pero no. No estamos contra las personas transexuales, y creemos también que es posible, desde un debate real, conseguir mejorar los aspectos negativos que haya en la actual legislación. Pero lo que no vamos a consentir, al menos sin luchar, es que se apruebe una ley apoyada en teorías anticientíficas que confunden sexo y género, cuestionan la base de la opresión de las mujeres, además de sus logros y espacios, y promocionan estereotipos que el feminismo ha pretendido históricamente abolir.

Sectores interesados, aprovechando el desconocimiento general que existe en la sociedad sobre este asunto, y siguiendo a rajatabla el argumentario que les ha hecho el partido, han intentado reducir el debate -que es internacional- a una pugna entre partidos del gobierno, como si nuestras posiciones no fuesen reales y siguieran la consignas de un PSOE molesto con Podemos. Quién sabe si porque cree el ladrón que todos son de su condición y nuestros principios pudieran amoldarse como hacen los suyos a los intereses de la más baja y oportunista política.

Saben que en realidad nuestra crítica nada tiene que ver con eso, como tampoco lo tiene con la falacia repetida por sus voceros de que compartimos ideario con la extrema derecha por oponernos como ellos a la ley, ignorando que los argumentos por los que hemos llegado a esta conclusión son la antítesis de los defendidos por una extrema derecha que, sin embargo, sí que coincide con ellos en defender los estereotipos de género presentes en esta propuesta de ley.

Así, tan sólo pretendemos con este editorial transmitir a nuestras lectoras y lectores un mensaje de esperanza arrojando luz en este oscuro túnel. Y decirles que no están solas y nuestra lucha continuará. Una lucha sin duda difícil, pero en la que hay mucho en juego. Una lucha que supera con creces el debate de la actual ley y que tiene que ver con las ideologías de la posmodernidad, unas ideologías que mucho más temprano que tarde serán amputadas para siempre de las organizaciones obreras para que estas puedan cumplir la misión histórica para la que fueron creadas.

1 COMENTARIO

  1. Excepto en el párrafo: «Quién sabe si porque cree el ladrón que todos son de su condición…» qué es el único que se basa sólo en subjetividad y además creo que con bastante mala leche (y eso sobra), en lo demás estoy totalmente de acuerdo porque expresa simplemente la realidad tal y como es.

    ¿Sabéis una cosa? Que las mujeres unidas ¡sí podemos!

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