Información entre líneas

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Ahora que está en el debate público el mal llamado «Ministerio de la Verdad’ me gustaría compartir una reflexión que nos conviene tener en cuenta.

Los medios de comunicación de masas, son grandes grupos de empresas privadas, cuyo último fin no es informarnos, sino obtener beneficios. Cuantos más mejor. Todos ellos sirven a unos intereses concretos, y a ellos se deben.

Es difícil separarlos de intereses políticos y económicos y forman un curioso círculo cerrado. Todos los periodistas tienen un jefe que les paga a fin de mes. Y sí, nos facilitan información, pero siempre será la que la línea editorial del medio considere adecuada.

En el caso de los medios públicos la historia se repite. Dentro de una supuesta imparcialidad, siempre está detrás el gobierno de turno. No hay más que ver algún informativo de cualquier televisión autonómica.

Esto no significa que no tengamos grandes periodistas, o que no podamos obtener buena información, sólo que, cuando nos informemos, tenemos la obligación de leer entre líneas, y a veces, lo que hay entre líneas es lo más importante.

En el caso de la televisión, por ejemplo, es importante ver los anunciantes.

Algunos de ellos, no invierten para hacer publicidad como tal, sino para financiar a un medio, consiguiendo un mejor tratamiento de la información que le afecta directa o indirectamente.

Un ejemplo que conozco ha sido la publicidad de Uber y Cabify en televisión, justo en el punto álgido de la mal llamada «guerra del taxi». Nunca más volvimos a ver sus anuncios, que se emitieron en bucle en varias cadenas pertenecientes al mismo grupo y que, «casualmente» trataron toda la información de manera bastante sesgada.

Otro, el de algunos bancos justo cuando salen sentencias condenatorias por cláusulas abusivas y lanzan campañas de «puedes confiar en nosotros».

Existen muchos ejemplos, sólo hace falta leer entre líneas.

Nadie muerde la mano que le da de comer.

Hoy más que nunca se hace imprescindible filtrar la información, verla desde distintos prismas, acudir a los escasos medios libres, autofinanciados, y que intentarán ser engullidos en breve (son, como este medio, «El Común» la tierra prometida a conquistar por los grandes grupos).

Las redes sociales han abierto una brecha en la sólida pared de la industria de la información, y todos, debemos aprovecharla mientras podamos.

Ya hay muchos dispuestos a cerrarla para que su industria no cambie y sus intereses no se vean perjudicados. Y mucho me temo que tarde o temprano lo conseguirán si no oponemos resistencia.

Porque por mucho que lo pidamos, no vamos a conseguir una información completamente imparcial. Se hace imprescindible nuestro sentido crítico, el tamiz para saber diferenciar lo que es información de lo que sólo es publicidad o blanqueo. Y muchas veces esa línea es muy delgada.

La información es poder, ellos, los que manejan los hilos, lo saben, aprendamos nosotros a empoderarnos.

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