La Revolución cubana es uno de los procesos históricos más trascendentales del siglo XX y XXI. Desde su triunfo en 1959, bajo el liderazgo de Fidel Castro, Cuba ha sido un ejemplo de dignidad, soberanía y solidaridad para los pueblos del mundo. Frente a la dictadura de Fulgencio Batista, que sometía al país a los intereses del imperialismo estadounidense, la revolución inició una transformación socialista que ha garantizado los derechos fundamentales de la población cubana, como la salud, la educación, la cultura y el deporte.
La Revolución cubana ha tenido que enfrentar desde sus inicios la hostilidad y la agresión permanente del gobierno de Estados Unidos, que ha intentado por todos los medios derrocar al sistema socialista cubano. El bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Washington desde hace más de 60 años es el principal obstáculo para el desarrollo de Cuba y una violación flagrante del derecho internacional. El bloqueo ha causado enormes daños humanos y materiales al pueblo cubano, que se han agravado con la pandemia del COVID-19. Sin embargo, Cuba ha demostrado una capacidad de resistencia y una voluntad de lucha admirable, que le han permitido sortear las dificultades y avanzar en su proyecto socialista.
La Revolución cubana no se ha quedado estancada en el pasado, sino que ha sabido adaptarse a los cambios y desafíos del contexto internacional y nacional. Tras el fallecimiento del comandante en jefe Fidel Castro en 2016, la dirección histórica de la revolución ha impulsado un proceso de actualización del modelo económico y social cubano, con el objetivo de preservar los principios socialistas y mejorar las condiciones de vida del pueblo. Bajo el liderazgo de Raúl Castro y Miguel Díaz Canel, Cuba ha realizado importantes reformas en los ámbitos político, económico, jurídico e institucional, que han ampliado la participación popular, la diversificación productiva, la descentralización administrativa y la integración regional.
Cuba sigue siendo un faro de esperanza para los pueblos que luchan por su liberación y su bienestar. La isla ha sido un baluarte del internacionalismo proletario, apoyando las causas justas de los países hermanos y enviando médicos, maestros y cooperantes a las zonas más necesitadas del mundo. El Partido Comunista de Cuba es también un referente del marxismo-leninismo, defendiendo los valores del socialismo científico frente a las falsas alternativas del capitalismo neoliberal o del populismo reformista. Cuba ha demostrado que otro mundo es posible, un mundo donde el ser humano sea el centro y no el mercado, donde la solidaridad sea la norma y no la excepción, donde la revolución sea una realidad y no una utopía.