Madres cuidadoras que temen al verano. (Parte I)

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¿Qué pasa si a tu hijo o hija con discapacidad lo discriminan en la escuela de verano de tu localidad?

Ya está llegando la fecha estival. Todavía las rutinas y el curso escolar no nos dejan ver que en unas semanas los ayuntamientos estarán ofreciendo las escuelas de verano. Son espacios de esparcimiento donde se practican actividades lúdicas y educativas para las criaturas mientras las madres y los padres trabajan hasta que puedan disfrutar sus vacaciones en familia.  

En breve los grupos de WhatsApp de madres (y algún padre) de menores con discapacidad de la asociación que lidero, Instituto Magnolia, se llenarán de quejas amargas, legítimas, porque el ayuntamiento, un año más, no se ha acordado de incluir a las criaturas con discapacidad, por lo tanto, no habrá personal especializado para atenderles y se quedarán en casa, discriminados por su discapacidad.

La casuística de la discapacidad es muy variada. Hay menores con autismo, con parálisis cerebral, síndrome de Down, discapacidades sensoriales, intelectuales, enfermedades raras que producen multidiscapacidad… Pero lo que sí es seguro es que cada ayuntamiento tiene o debería tener un censo para ofrecer los servicios adaptados a esta población.

La impotencia de las madres se manifiesta en un dolor que atraviesa el pecho, algunas lloran de rabia cuando ven la discriminación, por tener otro palo más en la rueda con el que lidiar, porque parece que a las madres nos sobra el tiempo para ser activistas por los derechos de nuestras criaturas, parece que debemos tener conocimientos de derecho para poner reclamaciones, saber dónde y cómo, los plazos y usar las palabras adecuadas… Cuando a tu hijo o hija le dictaminan la discapacidad, te tienes que convertir en gestora, abogada y activista (y mucho más) o te comen. Detrás de esas lágrimas viene la rabia. Algunas no harán nadan porque no saben o no pueden, a veces rendirse es buena opción cuando estás agotada. Otras pondrán reclamaciones.

De esto quería yo hablar aquí. Es tiempo de empezar a preguntar a los ayuntamientos, sobre todo a aquellos que tienen por costumbre olvidarse de nuestros hijos e hijas con discapacidad, sobre los campamentos de verano.

Es momento de revisar las leyes autonómicas de discapacidad y comprobar qué derechos protege en materia de ocio, cultura, deporte y educación y si tiene artículos de infracciones y sanciones. Debemos también tener en cuenta la Ley a nivel estatal si en nuestra comunidad no hubiera una ley específica o esta no fuera tan favorable. En una búsqueda rápida he localizado estas leyes autonómicas.

Centrándome en la ley general 1/2013, en los artículos 22, 23 y 29 se establece que se debe garantizar la accesibilidad, también cognitiva, a los servicios públicos y privados. En la ley autonómica de Andalucía, se refleja en el artículo 41 que las Administraciones Públicas deben garantizar el acceso a cualquier actividad cultural, deportiva o de mero esparcimiento teniendo en consideración las características de cada discapacidad (física, mental, intelectual o sensorial) y además que deben atenerse las diferencias individuales para tomar medidas de adaptación.

Por lo tanto, cuando un ayuntamiento ofrece un servicio, en este caso una escuela de verano o similar, sin contar con las criaturas con discapacidad, está incumpliendo la ley.

¿Qué puede hacer la familia?

Lo ideal sería que no tuviera que hacer nada, es decir, que para la familia no supusiera ningún esfuerzo adicional, bastante tenemos con cuidar. Pero en el caso en el que se vea en esta situación yo propondría lo siguiente:

  1. Pide una reunión con la concejalía responsable de la actividad para preguntar por las condiciones en las que se ha ofertado este servicio. Normalmente los ayuntamientos contratan a una empresa externa y ponen una serie de características del servicio a la hora de adjudicar el contrato. ¿Han incluido este servicio de atención a menores con discapacidad? Si es sí, se entiende que la empresa deberá ofrecerlo. En los pueblos pequeños suelen ser más accesibles y te dan cita rápidamente, pero en otros ayuntamientos puede que no sea posible concretar una reunión o la dan muy tarde. A veces puedes encontrar información sobre estas contrataciones en las páginas web de los ayuntamientos.
  2. Si finalmente confirmas que la actividad en cuestión se ha ofertado sin tener en cuenta a los niños y niñas con discapacidad, deberás redactar un escrito recordando los artículos de la ley estatal y autonómica (si existe) que regulan la accesibilidad, así como los artículos de infracciones y sanciones. Pide que lo subsanen. Deben cumplir la ley. No olvides poner otra vez un plazo de contestación.
  3. Si la contestación es negativa o no te contestan, yo elevaría el escrito a la administración autonómica. Debe haber una consejería de la comunidad que sea responsable de la discapacidad. En este escrito, narra las conversaciones que has tenido por escrito con la administración, e incluso puedes subir los escritos realizados y las contestaciones, si las hay. Al elevarlo a la Comunidad Autónoma debemos pedir que se abra un procedimiento administrativo para depurar responsabilidades.
  4. También puede ocurrir que cuando vayas a apuntar a la criatura te digan “no lo aceptamos” porque la empresa quiera ahorrarse personal o porque el ayuntamiento no lo ha exigido. En ese caso, quizá los plazos no te permitan poner una reclamación para que se ejerza el derecho. Lo que yo haría en ese caso es hablar con la concejalía correspondiente y que lo subsanen inmediatamente. Lleva un escrito mencionando la legislación y que se ha celebrado la reunión y dale entrada en el registro. Si remolonean, publícalo en tus redes sociales y contacta con la prensa. Por supuesto, debes presentar los escritos para que se abra un procedimiento administrativo. Quizá el año siguiente se lo piensen antes cometer esa discriminación.  


Es hora de que las familias usemos las herramientas que tenemos al alcance. La Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social (1/2013) está ahí y aunque es un engorro presentar estos escritos, si tenemos energía, puede que nos ayude a mejorar la vida de nuestras criaturas. Os recomiendo encarecidamente obtener vuestra firma electrónica porque las administraciones deben ofrecer la vía de comunicación electrónica con la ciudadanía y es muy cómodo elaborar y presentar los escritos desde casa si tenéis un ordenador. Si no, hacedlo de puño y letra, no hace falta que quede bonito, sino que quede claro. Después solo tenéis que ir a un Registro General para darle entrada.

También podéis pedir a las asociaciones que os ayuden a hacer estas reclamaciones. Algunas son grandes y tienen algún departamento jurídico que os puede orientar.

Espero que os ayude esta información. Yo no soy abogada, solo soy una madre de una niña con discapacidad que he tenido que aprender cómo poner reclamaciones. Muchas veces ha surtido efecto. Ánimo.

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