Actualizamos la cotización del activo mal menor en los mercados de la Política Útil del parqué español:
– continúa la progresión del mal menor en la bolsa nacional de la política práctica, tras dispararse los valores relativos a feministas y profesionales de la docencia, dada la subida de tipos que ha normalizado las querellas y expedientes sancionadores por expresar críticas razonadas al Ministerio de Igualdad.
– a nivel europeo, el mal menor nacional compite aceptablemente con sus homólogos de la UE, sostenido por fuertes activos como la censura a periodistas ajenos al relato oficial de la «guerra de Putin» y la inexistente oposición a las sanciones económicas a Rusia que se vuelven contra la propia UE.
En general son malos tiempos para inversores de la coherencia política (de los ejes tradicionales de la izquierda, claro) y excelentes para los especuladores de la pose egipcia.
De momento, al menos en España, no se producen detenciones entre la población civil por desacato a la posverdad autorizada. Pero eso sí: las pretensiones críticas quedarán exentas de una prima de riesgo hasta nueva orden. Es decir, quien saque los pies del plato se verá solo ante el peligro.
¿Sabían que el protagonista de esta película, el sheriff Kane, el inolvidable Gary Cooper, es uno de los personajes más valorados de entre los héroes de ficción cinematográfica de los Estados Unidos, según estudios sobre su historia cultural?
Al parecer era el héroe favorito de presidentes como Reagan y de muchos patriotas americanos, al nivel de otros entrañables personajes como Atticus Finch.
En cambio, renombrados patriotas y también actores, como el feo, fuerte y formal John Wayne, discrepaban de ello. Para el otro mítico vaquero, Cooper interpretó a un cobarde que no representaba el espíritu propio de USA, hogar de los valientes.
Si recuerdan, el personaje de Gary Cooper, sheriff de un pequeño pueblo, a punto de dejar el puesto tras su boda, recibe la noticia de que a mediodía (high noon) llegará en el tren una banda de forajidos a los que deberá enfrentarse a vida o muerte.
A tiempo real, la película nos muestra los minutos que separan la llegada del tren de los intentos, vanos, del sheriff por obtener ayuda. Finalmente, Kane queda completamente solo, ni amigos, ni compañeros, ni vecinos le tienden una mano, excepto su mujer.
El guionista de esta película, Carl Foreman, fue uno de los perseguidos por el Comité de Actividades Antiestadounidenses durante la caza de brujas del macartismo. Foreman testificó por haber sido miembro del Partido Comunista. Al negarse a dar nombres de compañeros del partido, Foreman fue etiquetado como «testigo no cooperativo». Igual que otros profesionales colocados en la lista negra de Hollywood, se vio obligado a emigrar y a usar seudónimos en sus posteriores trabajos.
El personaje al que puso rostro Cooper quedó así retratado para la posteridad, gracias a la habilidad de Foreman, como arquetipo del profesional honrado que se enfrenta al ostracismo -o peor, la muerte- ante la crítica del relato establecido por el poder autoritario.
Y así, solas ante el peligro, están las feministas en una sociedad cada vez más egoísta e individualista, precisamente por señalar que los deseos personales no están por encima del colectivo, un colectivo de por sí menospreciado y doblemente explotado. Y perseguidos por la caza de brujas están los periodistas ante este nuevo macartismo del relato de la posverdad.
¿Qué opinarán de todo esto nuestros representantes de la izquierda posibilista, que ahora tienen la suerte de acceder incluso al poder utilísimo del Ejecutivo?
Si fuesen personajes de la historia de Foreman, ¿se quedarían esperando la llegada del tren sin moverse de sus bancos de la iglesia (Congreso)?
Sospecho que sí, pues dentro de este elogio del pragmatismo que vivimos hoy, piensan que es prudente ponerse de perfil si eso te permite seguir de pie ante los disparos del enemigo.
Piensan que es más astuto permanecer que caer, aunque sus espantadas ideológicas son ya tan amplias y numerosas que es difícil distinguir si ese afán de resiliencia sirve para combatir al sistema o para adaptarse a él.
