La (r)evolución de la revolución

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El machismo no es un problema de clase.

Empezar así un artículo en un medio de izquierdas, más que afín al comunismo, tiene su aquel, pero os dará una idea de su pluralidad y compromiso con el feminismo.

No dejo de oír a compañeros de izquierdas (porque sí, soy de izquierdas) decir que el capitalismo es el germen de todos los males y su destrucción el final de los mismos. Igual que nos vienen a decir a las feministas que las mujeres burguesas son únicamente nuestras enemigas.

Para empezar, habría que aclarar el término de burguesa, que sería la propietaria de los medios de producción, no cualquier señora con un sueldo alto, un puesto de responsabilidad, o cierto patrimonio. Aclarado esto, nos quedan cuatro mujeres contadas, porque el patriarcado siempre se ha encargado con éxito de que no accedamos a ningún tipo de poder. Pero voy a seguir con el término como se está utilizando coloquialmente, para hablar de mujeres con un estatus socioeconómico alto.

Y, aun así, aun con el poder y el dinero, esas burguesas siempre han estado y siguen estando sometidas al patriarcado y la violencia machista. Pueden ser y han sido maltratadas o asesinadas por sus parejas, o agredidas por cualquier desconocido; para muestra lo sucedido esta semana en Madrid, el asesinato de la propietaria del circuito de Spa a manos de su marido, o la violación y el asesinato de Diana Quer por un hombre cualquiera de clase obrera.

Y de igual manera que las mujeres burguesas están sometidas a la violencia machista, la ejercen también los hombres obreros. También ellos llenan los prostíbulos, se dejan las pestañas viendo pornografía, esperan que sus mujeres ejerzan de criadas y niñeras para ellos y sus hijos, y las maltratan, las violan y las matan. Y lo hacen hombres de todas las etnias, culturas y religiones.

El machismo y el patriarcado son anteriores a cualquier forma de capitalismo y permean desde hace milenios todas las sociedades humanas.

Pero después de 300 años de feminismo, de lucha, de teoría y filosofía, la izquierda sigue sin entenderlo. ¿Por qué? Porque es machista. Porque considera que el principal problema que afecta a la mitad de la humanidad es la última de sus prioridades y esperan, como buenos machistas, que sigamos anteponiendo cualquier otra lucha a la nuestra, que seamos “buenas chicas” y entendamos que lo nuestro ya llegará, que sigamos sacrificándonos por otras causas más nobles que la nuestra.

Y no, hace tiempo que dije basta, y cada vez lo harán más mujeres. Se acabó priorizar a los hombres, sean curtidos sindicalistas, ecologistas de pro, o vayan en falda y tacones. Compañeras, no tenemos que ser las madres ni las cuidadoras de nadie más que de nosotras mismas. Es hora de que prioricemos, de que nos prioricemos, porque nadie más lo va a hacer. Esa y no otra va a ser la auténtica evolución y revolución de la revolución. Las mujeres primero.

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