Los perros del cortijo

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Hay que ver lo triste que se ve la figura de un perro amarrado a la puerta de un cortijo. Con sus ojos decaídos, su cadena corta, su poco de pan duro y su agua sucia. Además, resulta llamativo lo agraviado que se siente cuando algo extraño se acerca a sus narices. Su entendimiento se borra y solo sabe de ladrar y de mordiscos. Se siente dueño de un cortijo que no le pertenece. A algunos ni siquiera la caseta a la que están amarrados, ya que en algunos casos y no son pocos, le pertenece a un perro más grande.

¡Ay! Pobres perros de cortijo que se creen lobos. ¿Desconocerán la realidad que les rodea o simplemente se aferran a un discurso que no les pertenece?

La etimología de la palabra mediocre para muchos tiene su origen en una composición de medius (medio, intermedio, de en medio, central) y ocris, una palabra arcaica que significa montaña o peñasco escarpado. El ser mediocre se cree en mitad de la montaña y cree que las piedras que le caen, caen de abajo. No considera en ningún momento la gravedad de la gravedad. Esto es debido a que no se considera en ningún momento situado sobre el fallo. Es decir, poseen la razón en propiedad por que la considera un artículo que se manufactura para ellos, la considera algo que no necesita ser probado. Un Dios nuevo que formará parte de su moderna mitología.

A este razonamiento llegan a través de la propaganda, es decir, es el dueño del cortijo el que le dice a quién ladrar o no y cómo hacerlo. El perro deja de ser dueño de sus ladridos para que este que lo amarra y lo mal-alimenta lo dirija. ¿Como hace esto? Este perro vive en calidad de repetidor, se autoconvence a través del pensamiento acrítico. La esperanza de sentarse en la mesa del dueño lo lleva a aceptar cualquier cosa, por poco productiva que sea para él.
¿Cuáles son los intereses individuales del sujeto? Sustento, socialización y preservación. ¿A cuál de ellos traiciona al huir del discurso del dueño? A todos y a ninguno. El perro de cortijo si no obedece al dueño piensa que corre peligro todos sus intereses por que desconoce la fuerza del grupo y a la vez se ve en un grupo al que no pertenece. Desconoce las reglas del juego y a la vez sabe de ellas, pero prefiere que se las dicte otro. Al cual le da todo el poder renegando del cansancio del pensamiento.

El perro del cortijo es dócil con el dueño y fiero con los extraños, el perro de cortijo es un buen perro, un perro capado, apalizado y temeroso. No se le espera gratitud. Si se le da un trozo de pan blando, aún después de habérselo tragado morderá la pantorrilla de quien ose cruzar la linde de la finca. Su gratitud es con el dueño, ya que solo ha aprendido a obedecer pues tienen atrofiado el órgano de la libertad.

Perros de cortijo que este 19 de junio votaréis en Andalucía, acordaos que vuestras cadenas y vuestro pan duro son nuestras cadenas y nuestro pan duro. Esta es la cruz que arrastra la historia de nuestra tierra. Acordaos cuando votéis perros de cortijo, que votáis al amo que os patea el lomo, que os tira las migajas duras de pan y que no os cambia el agua.

¡Ay! Pobres perros de cortijo que se creen lobos. Acordaos cuando votéis, por lo menos para que paséis la vergüenza, aunque sea por dentro.

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