José Errasti: “El activismo queer ha conseguido que no sea necesario debatir para que ciertas ideas se implanten.”

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José Errasti, Oviedo, 1964, es doctor en Psicología y profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo. En la actualidad dirige un proyecto sobre la prevención de comportamientos problemáticos en la adolescencia y colabora en la investigación del doctor Amigo sobre comportamientos generadores de obesidad infantil. Es autor del libro Introducción a la psicología de la personalidad y ha publicado numerosos artículos científicos en revistas nacionales e internacionales. Columnista habitual en medios nacionales sobre temas de cultura moderna, medios de comunicación y psicología, en estos momentos centra su actividad de divulgación y opinión en el Huffington Post y la revista Mongolia. Junto con Marino Pérez Álvarez acaba de publicar, Nadie nace en un cuerpo equivocado.

José, eres profesor titular del Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo. ¿Temes ser víctima de la cancelación proqueer? ¿Que haya alguna queja por parte del alumnado sobre tu postura pública contra la ley trans?

No tengo ningún miedo de ser cancelado. Trabajo para la educación pública, algo que llevo con orgullo y que digo siempre que me preguntan. Y de momento ni en mi entorno más cercano, ni en el entorno más global de la universidad ha habido ni el menor atisbo de cancelación. En los 30 años que llevo dando clase mi trato con los alumnos ha sido excelente y este año lo vuelve a ser. Tanto Marino como yo temíamos que el libro provocara una gran oleada en contra y la verdad es que ha provocado una gran oleada a favor. Siempre habrá cuentas tuiteras que me insulten pero eso es ruido de fondo.

Acabas de publicar “Nadie nace en un cuerpo equivocado” con Marino Pérez Álvarez y con prólogo, nada menos, que de la mismísima Amelia Valcárcel. Negacionismo antivacunas, negacionismo del sexo, ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

Es una de las preguntas que intenta responder el libro porque hemos llegado muy lejos, la gente de la calle no es consciente de lo lejísimos que hemos llegado una vez que la irracionalidad se pone en marcha, una vez que cortamos amarras con la realidad, ya es muy difícil no llegar hasta la estratosfera e incluso a niveles delirantes. En el libro distinguimos muchos tipos de causas, por un lado causas sociales, de una sociedad basada en un individualismo extremo en dónde la subjetividad es el criterio de verdad, en donde los sujetos son ante todo consumidores de productos cada vez más centrados en ellos mismos y en donde la lógica publicitaria de estar adulando permanentemente al consumidor, al cliente, se ha trasladado ya a todos los ámbitos de la vida, a la política, a la educación, a la sanidad, etc, de tal forma que esa sociedad crea un telón de fondo en el cual cualquier error que sea narcisista, irracionalista o subjetivista será tolerado. Y es ahí, aprovechando los problemas objetivos existentes, el colapso de la sociedad respecto a los roles sexuales tradicionales, donde el sexo se presta muy fácilmente a formar parte de este caldo de cultivo narcisista al que me refería. Luego hay que sumarle intereses farmacéuticos, intereses de los grandes grupos mediáticos, súmale lo dócil que puede llegar a ser una generación dedicada a preguntarse quiénes son en cuanto a género o a sexo, lo despolitizada y poco problemática que va a ser esa generación, que mientras están pedaleando con la mochila de Glovo y ganando dos céntimos están preocupados por ver si en el carnet de Glovo aparecen sus pronombres, y todo esto crea una tormenta perfecta en donde se alinean una izquierda desnortada que busca causas con sabor reivindicativo, transgresor, vanguardista y luego un neoliberalismo que es el mayor productor de identidades y de deseos de la historia. Júntalo todo y tienes la tormenta perfecta.

El éxito del libro pone de manifiesto que no ha existido un debate sereno sobre el tema trans. Se ha vendido como una cuestión de derechos humanos y así se nos ha impedido el debate. En la época de Twitter y el odio en las redes sociales el debate es importantísimo, ¿quizá por eso esa dedicatoria al mundo universitario?

El mundo universitario tiene aquí un papel muy importante y esta forma de funcionar ha invadido, de echo, al mundo universitario. Con el eslogan de convertir la universidad en un sitio seguro, importado de las universidades privadas norteamericanas, se propone evitar que un alumno escuche nada que le incomode, o nada que ponga en peligro sus ideas previas, o nada que le lleve a razonar o que en el curso de un debate sea incapaz de argumentar. Por supuesto que la universidad debe ser un lugar físicamente seguro, pero en cuanto a las ideas la universidad debería ser el lugar más inseguro del mundo. Cuando atraviesas las puertas de la universidad has de estar dispuesto a que tus ideas sean cuestionadas y que tus ideas puedan cambiar. Nuestra universidad, donde yo doy clases, está en el Oviedo antiguo y enfrente hay una iglesia y yo siempre digo que si aquí hay alguien que quiera ideas seguras, que cruce la plaza y entre en la iglesia. En clase sus ideas están en peligro, y las mías, por supuesto. Pero el activismo Queer, esa posmodernidad tan perniciosa, ha conseguido que no sea necesario debatir para que ciertas ideas se implanten argumentando que hay cosas indebatibles y que son las que han encontrado hace cinco años. Innovaciones que hubieran dejado boquiabierto, por su delirio, a toda la historia de la humanidad se presentan como tan obvias que ni siquiera pueden ser debatidas. Se agarran en el eslogan, porque no es un argumento, es un eslogan, de que los Derechos Humanos no se debaten. Dando a entender que Eleanor Roosevelt en los años 40 recibió la visita de Moisés que le dio los Derechos Humanos y los extendió a la humanidad cuando de hecho se debatieron durante muchos meses, Rusia amenazó con levantarse de la mesa y muchos países igual, hasta que se llegó a un consenso dentro de las Naciones Unidas. Pero es que en su candidez, cuando esta gente habla de derechos no está hablando de la Declaración Universal de Derechos Humanos , que son construcciones jurídicas sometidas a debate, sino que piensan que brotan de la naturaleza humana. Los Derechos Humanos los interpretan como fenómenos naturales, el derecho a existir, el derecho a ser uno mismo, que son construcciones metafísicas neoliberales de ayer, inventadas por McDonalds, que se pueden datar estas campañas donde aparecen estas historias, yo doy clases sobre ellas precisamente. Y ahora ellos lo viven como la manifestación de una naturaleza indiscutible, son “mis derechos”, el derecho a ser “yo mismo”. No aguantarían un debate, pero el problema es que cuando planteas el debate, la discusión, ellos se inventan que tú estás movido por el odio y no por tu forma de razonar y te desautorizan para opinar. Su único argumento es la palabra “transfobia”. Te retiran del debate, te dicen que tú no estás autorizado para opinar porque odias y aquí solo podemos opinar los que amamos. Este es el nivel chapucero al que han llegado.

¿El sexo existe?

¡Para mí que sí, eh! En el reino animal existe, desde hace millones de años y cualquiera que diga que no es el resultado del sexo se equivoca. Para que Judith Buttler diga que el sexo no es binario han sido necesarias millones de generaciones de sexo binario, la última la de sus padres. El sexo como realidad funcional, antropológica, biológica, reproductiva, existe como que el mundo existe, la tierra es redonda, el sol sale por el este, etc.

¿Qué daños puede causar la llamada teoría Queer en la población joven?

A veces se discute si la filosofía es útil o no, pero desde luego, la mala filosofía es dañina. Puede provocar personas destruidas, malas decisiones médicas, puede provocar amputaciones de miembros sanos. Ya está existiendo una generación marcada por este tema donde un pequeño porcentaje en términos porcentuales, gigantesco en términos absolutos, hablamos de miles de personas, se han visto abocados a un discurso confuso, seductor por lo transgresor y por lo innovador, apoyado en las RRSS, apoyado en la seducción de ciertos personajes y de ciertas imágenes, de tal forma que canalizan a través de ese discurso malestares propios de la adolescencia, en un momento donde la adolescencia está siendo más problemática que nunca, donde el machismo ha vuelto casi por la espalda cuando parecía haberse atenuado un poco, precisamente los estereotipos más cutres y rancios de toda la vida a cerca de lo que es ser hombre y ser mujer reaparecen. En esta adolescencia compleja las RRSS ejercen una presión enorme, irrespirable para los chicos y sobre todo para las chicas que tienen que triunfar en un medio completamente hostil lleno de envidias, de competición sin piedad, los problemas de esta adolescencia se vehiculizan a través de un nuevo discurso mesiánico, de salvación. Todo lo que me está pasando es porque yo soy una persona trans, soy diferente, no encajo en las categorías de siempre. Fíjate si esto no es seductor para un adolescente. El problema es que antes los adolescentes tomábamos decisiones reversibles, referidas a la imagen, a la moda, a la música, solo en el caso de la droga las decisiones podían ser verdaderamente irreversibles, pero en la actualidad, con el apoyo de las instituciones, con el apoyo del estado, con el apoyo de la clase médica o psicólogos y psiquiatras, se aboca a los jóvenes, sobre todo a las chicas a decisiones irreversibles a edades donde no tienen las madurez suficiente para saber lo que están haciendo, después sobrevienen las detransiciones, las personas que se arrepienten y la vida se convierte en un proceso muy doloroso. No hay datos médicos que permitan afirmar que la llamada terapia afirmativa es la óptima, que la transición resuelve los problemas y la prudencia, fundamental en la intervención clínica en medicina, en psiquiatría, en psicología, está claramente prohibida en la actualidad. Se insta a la precipitación en la toma de decisiones, se insta a la imprudencia en la toma de decisiones, relativa a fármacos, a cirugías, y eso que se sabe que si actuamos de forma prudente ante esta disforia de género, es muy probable que con el paso del tiempo simplemente se supere. De hecho la disforia de género se supera en un 85% de los casos con el paso de la adolescencia. Dejar pasar el tiempo de forma prudente supone que se pierda el negocio para las farmacéuticas y que una persona deje de convertirse en un paciente crónico para el resto de su vida porque hay que decir que la transición implica la medicación crónica para el resto de la vida.

¿Crees que por ser hombre recibes menos ataques por parte del transactivismo?

Sí, estoy seguro de que hay un componente, influye, no es la única variable que lo explique todo. Es cierto que nuestro libro está recibiendo poquísimos ataques, en parte es porque los dos firmantes somos dos hombres y la prologuista es nada más y nada menos que Amelia Valcárcel, una mujer con una reputación extraordinaria. Es muy probable que si este libro lo hubieran escrito dos mujeres, diciendo exactamente lo mismo, estaría recibiendo muchísimas más críticas. Quizá también el libro llegó en el momento adecuado, cuando el tema empieza a romper en la sociedad, empieza a ser conocido a nivel de la calle, donde las asociaciones de familias de jóvenes afectados ya empiezan a funcionar y a organizarse, en el momento en el que el debate político está candente y cada vez más personas de izquierdas se atreven claramente a desmarcarse de este aspecto.

¿Crees que, en cierto modo, se ha coartado a la gente en este tema por miedo a ser tachado de tránsfobo?

Sin duda, el transactivismo ha tenido la inteligencia de vincular su agenda a la agenda de las orientaciones sexuales, a la agenda LGB. En la actualidad es un tema superado, quitando cuatro rancios, toda la sociedad simpatiza con la agenda de las orientaciones sexuales, lesbianas, gays, bisexuales deben tener matrimonio igualitario, adopción de niños y todo tipo de derechos y el transactivismo ha sabido meter la “T” en medio, LGTB, de tal forma que a la gente que no está puesta en este tema la agenda trans le suena a lo que le sonó hace 20 años la agenda LGB, la agenda de las reivindicaciones de las personas homosexuales y claro, cómo no van a estar a favor de la libertad sexual, cómo no van a estar favor de que la gente pueda expresarse como se siente, de que la gente no esté invisibilizada o no lleve vidas marginales, claro todos estamos favor de todas estas cuestiones. Y hay que profundizar mucho para saber que esta vez el tema es diferente aunque hay que tener una postura verdaderamente respetuosa hacia las personas que tienen disforia de género, hacia las personas que sienten que han nacido en un cuerpo equivocado, que obliga a escucharles, a seguirles con atención, a tener una espera atenta, a intentar comprender cómo han llegado a llamar con esas palabras eso que sienten, qué modelos han tenido, qué influencias sociales. Pero los estereotipos sexuales se aprenden de la sociedad, no vienen del interior de la persona, un niño no nace deseando ponerse zapatos de tacón como ahora pretenden convencernos en lo que es el sexismo más rancio que podamos imaginar, como si ser niña consistiera en llevar tacones o vestidos de princesa. El verdadero respeto consiste en buscar su bien a largo plazo, no de forma inmediata. Y ese respeto obligaría a hacer una intervención prudente, atenta a cada caso particular, e incluso no descartamos que tras ir probando otras opciones menos agresivas y que hayan fracasado, en un pequeño número de ocasiones, la solución óptima sea la transición médica. Pero lo que es intolerable es que esta última opción, la más agresiva, se plantee ahora como la primera. Los países que abanderaron esta postura, Reino Unido o los países nórdicos, están empezando a recular en los protocolos de actuación de la disforia de género. Recientemente Suecia emitió un comunicado donde se reformaban las intervenciones y donde se reconocía que la intervención farmacológica tiene más inconvenientes que ventajas y es una pena que en España por motivos políticos demagógicos, con una clase política completamente entregada a los discursos fáciles y a los discursos publicitarios vayamos a meternos en este lío que otros países ya están superando.

¿Hay algún movimiento que responda a su victimismo?

No contaban con la agrupación AMANDA. Apareció en septiembre del año pasado, fundamentalmente madres que tienen el problema en casa y que han visto a sus hijas de 13 años comportarse con una seguridad demasiado irresponsable y precipitada y han visto que ahora el estado pone en peligro la integridad física de estas chicas. Y esas madres no se van a quedar calladas. Se están reuniendo con todo el mundo, están removiendo cielo y tierra, están creciendo en número y esto no son dos señores de la universidad que han escrito un libro, esto son doscientas madres que ven que les quieren cortar sus pechos a sus hijas y eso es imparable. Y también es muy importante el Movimiento Feminista Radical, el llamado RADFEM, otra fuerza importantísima porque mientras los “intelectuales” se han estado poniendo de perfil, el feminismo radical ha dicho que de ninguna manera, vamos a hablar claro. Además es que hay mujeres que han sufrido perjuicios en sus puestos de trabajo por decir cosas sensatas. Una psicóloga andaluza, Carola López Moya, está siendo expedientada por la Junta de Andalucía por decir que el sexo existe. Ella no se ocupa de esas terapias, ha sido por decir cosas sensatas en foros públicos. Dos asociaciones transactivistas presentaron una denuncia que la Junta de Andalucía, gobernada por PP y VOX, aceptó.

¿Por qué un título como “Nadie nace en un cuerpo equivocado”?

Nos llevó a ello comprobar que estábamos ante algo más que un mero error teórico o conceptual. Y estaba infiltrándose a todos los niveles de la sociedad, estaba perjudicando gravemente a las mujeres, estaban ocurriendo acontecimientos grotescos y ridículos. Un nadador que es el número 460 en su categoría masculina al año siguiente es el número 1 en la categoría femenina, agresores sexuales que se declaran mujeres cumplen sus penas en cárceles de mujeres. Fenómenos grotescos y sobre todo adolescentes que comienzan a intervenir de forma peligrosa sobre sus cuerpos en porcentajes que están explotando en términos epidemiológicos. En el plazo de 10 años se ha multiplicado por 50 el número de casos. Y para escoger el título, en los libros el verdadero título es el subtítulo, éxito y miseria de la identidad de género, una vez lo encontramos había que buscar una frase y este es un eslogan que se ha utilizado muchas veces. Así desafiamos de entrada uno de los núcleos de este error conceptual tan grande.

¿Hay un porcentaje mayor de mujeres que de hombres que inician la transición?

Sí, muchísimo mayor. En la adolescencia es abrumadoramente mayor el porcentaje de chicas que desean transicionar a chicos que viceversa. Eso es un fenómeno nuevo porque hace unas décadas este fenómeno estaba reducido a casos muy anecdóticos, hablamos de prevalecías de 1 por 1000 y mayoritariamente eran transiciones de varones a mujeres. Alrededor de esta transexualidad clásica explota una nueva forma de transgenerismo, no de transexualidad, en donde las chicas afirman que son chicos. En el libro defendemos que no es tanto que las adolescentes quieran ser varones como que se sienten repelidas por la feminidad, huyen hacia la otra posibilidad que cabe.

¿Quizá es la presión del entorno machista la que les hace dar ese paso?

Es que la feminidad está sometida a un entorno más machista que nunca, colapsando bajo unas presiones que van en aumento. Y que en la adolescencia cuajan porque en la adolescencia el cuerpo toma una dimensión muy relevante. Un niño es consciente de su cuerpo en mucha menor medida que un adolescente. Y en la adolescencia actual las chicas pasan de ser tratadas como princesitas mimadas, especiales y únicas a ser hipersexualizadas y valoradas únicamente por su cuerpo, objetos sexuales maltratados y violados y, claro, dicen, yo no quiero esto. Manifiestan un rechazo a la pubertad, a la dimensión sexual de la vida porque en la actualidad adquiere connotaciones muy lúgubres. El sexo se ha convertido para muchas chicas en algo verdaderamente indeseable.

¿Por la pornografía tal vez?

En parte sí, por cierta pornografía, que en estas edades triunfa lo más bestia y zafio. Si yo tengo un video más bestia que el tuyo todos mis compañeros se van a reunir a ver el más bestia conmigo de tal forma que hay una selección en base a la violencia, de maltrato, de cosificación total y esto para una chica que hasta ayer era la princesa de la casa mimada por los padres que no se atrevían a decirle que no a nada es un cambio radical. Entonces cómo no van a tener los problemas que tienen. Y esas cosas hay que entenderlas, hay que comprenderlas y de la noche a la mañana dicen en casa que ha descubierto que es un chico. Hay que entender las horas de RRSS que se ha comido el último año. Los problemas sociales que ha tenido con sus amigas o amigos, sus pequeños fracasos en las relaciones sociales o sexuales, y de pronto este discurso salvífico, novedoso y personajes sofisticados que cuentan que es la solución a todos tus problemas y que te dicen que tú no eres como los demás, que si dudas de si eres trans es que eres trans. La duda se vende como una prueba. Si tus padres no te aceptan es que no te quieren y nosotros te escuchamos y te queremos como eres. Si tus padres no te aceptan estarán aumentando las posibilidades de que te suicides. Estas barbaridades se están dando actualmente en las RRSS y son las que provocan muchos problemas en las familias.

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