Observen esta imagen de diciembre de 1930: supongo que les interpela. En ella se celebra el primer aniversario del periódico Ahora. Se trata de una fotografía simbólica de lo que sucedía en la década de los 20 y 30. En un grupo ampliamente masculino podemos ver solo a dos mujeres: Magda Donato y Josefina Carabias.
Las periodistas de la Edad de Plata fueron pioneras y ejemplos a seguir pues a pesar de esta imagen que resume la situación de la mujer en el periodismo de la época -como en otros dominios- nunca desfallecieron y lucharon por posicionarse entre ELLOS.
Muchas de ellas ya habían demostrado su valía en otros dominios del saber y de la cultura, como en el teatro o la escritura. Y, sin embargo, cuando leemos la prensa de la época (El Heraldo de Madrid, El Sol, Luz, El Liberal, El Imparcial, Estampa, Crónica, etc.) aparecían como “colaboradoras” mientras que sus homólogos hombres eran considerados profesionales del periodismo, aun sin serlo.
Este tratamiento, lejos de desalentarlas, fortaleció más sus personalidades profesionales hasta crear sus propios periódicos –algunos más acertados que otros– y demostrar que eran verdaderas periodistas. Todas tenían en común la preocupación de un nuevo periodismo, orientado hacia la mujer.
Algunas Pioneras
Siempre que hablamos de este periodo, se imagina a la «moderna» como a una mujer de clase acomodada, con un nivel de estudios proporcionado por su familia -no todas- y que estaban presentes en multiplicidad de actos por tener mucho tiempo libre.
Esto no es del todo cierto. Algunas modernas pudieron dedicarse plenamente a la lucha feminista por su origen de clase burguesa. Pero hubo muchas otras que lucharon, siendo o no de origen acomodado, por ser consideradas en su trabajo.
Muchos son los nombres de mujeres que escribieron en la prensa en este periodo y que podemos llamarlas periodistas y no “colaboradoras”: Ana María Martínez Sagi, Luisa Carnés, Carlota O’Neill, Etheria Artay, María Luz Morales, Irene Polo, Ada Martí, Enriqueta Gallinat, Paloma Granados, Rosario Mas, sin olvidar a las maestras, Sofía Casanova y Carmen de Burgos. Evidentemente, por falta de espacio, no he nombrado a todas las mujeres que lucharon por hacerse un hueco en este mundo, pero puedo dar algunos ejemplos de por qué deben formar parte de la Historia del Periodismo español:
Sofia Casanova (por favor, no hablemos de su ideología que nos desviamos) fue la primera corresponsal de guerra, estando presente en Varsovia y en Moscú durante la Primera Guerra Mundial; también estuvo presente en la Revolución Rusa y tuvo el honor de entrevistar a Trotski.
Maria Luz Morales llegó a ser la primera directora de un periódico – La Vanguardia –, en 1936, trabajando y ayudando al mismo tiempo a muchos de sus colaboradores, y hoy la conocemos como “la gran dama de la prensa”.
Carlota O’Neill creó y dirigió una revista escrita completamente por mujeres, Nosotras, en 1931, en la que que se dirigía a las mujeres como ciudadanas. Las colaboradoras en este primer número evidenciaban bien los objetivos políticos y feministas: Dolores Ibárruri, la doctora Elisa Soriano, Hildegart Rodríguez o Regina Lamo. Los temas versaban sobre la lucha obrera, el cooperativismo o el feminismo.
El “reportaje vivido”, lo que luego en 1970 se llamaría periodismo gonzo en EEUU por Hunter S. Thompson, fue una invención española y femenina de Magda Donato. Su inmersión total -en un manicomio, en una carcel o como mendiga- para denunciar o demostrar a personas que hasta entonces no aparecían en la prensa, fue esencial para el desarrollo del periodismo de inmersión y de investigación. Tanto Luisa Carnés como Josefina Carabias siguieron la vía de la inmersión, no como especialidad, pero sí realizaron reportajes de investigación en algún momento. Recuerdo ahora el reportaje de Carabias trabajando en un hotel, o el de Carnés buscando trabajo.
No sé si en la carrera de Periodismo se estudia a las mujeres pioneras del periodismo español, ojalá me diga alguien que estoy equivocada, pues es triste que a día de hoy sigamos ensombreciendo y silenciando la voz de profesionales por su sexo.
Ya sabemos que esto no ocurrió solo con las periodistas, pero eso lo hablaré en otro artículo. Esta generación de mujeres fue borrada del mapa de la historiografía española precisamente por ser mujeres, por ser progresistas y republicanas, y por estar en el exilio. Lo que no se comprende aun hoy en día es que, después de más de 90 años, sigan siendo consideradas “colaboradoras”. La Historia debe cambiar, sigamos re-creando genealogías femeninas.