En la tarde noche del pasado viernes diversas organizaciones convocaron concentraciones por la paz en las principales ciudades españolas. Dentro de las diferentes convocatorias, los lemas bajo los que se invitaba a participar aludían a alegatos que iban desde el «no a la guerra» a «no a las guerras imperialistas», hasta alusiones directas al rechazo a la OTAN.
En la que se desarrolló en Sevilla en esa noche del pasado 25, convocada en la céntrica Plaza Nueva, se produjo un suceso cuando menos incongruente. Efectivos de la Policía Nacional expulsaron de la manifestación a unos jóvenes militantes del PCTE, que simplemente portaban banderas con la hoz y el martillo, y a un grupo de trabajadoras pertenecientes a CGT por portar una pancarta con la leyenda «no a la guerra, no a la OTAN», que es la misma que mostramos en las imágenes de esta entrada.
Desde El Común hemos podido acceder al testimonio de personas que vivieron el incidente. El suceso tuvo lugar de la siguiente manera:
Durante la concentración de Plaza Nueva, un grupo de personas que se manifestaban allí, compuesto principalmente por mujeres ucranianas, comenzaron a amonestar a unos jóvenes militantes del PCTE que también se manifestaban en una zona próxima, porque les molestaba la presencia de las banderas comunistas con la hoz y el martillo.
Junto a ellos se encontraban las trabajadoras de CGT que habrían decidido sumarse a la concentración portando la pancarta, cuya alusión a la Alianza Atlántica (no a la OTAN) les parecía igualmente molesta. El grupo de personas incomodadas con las banderas y la pancarta comenzó a gritar que les resultaba ofensivo que ellos «estuviesen a favor de Putin».
Pese a que tanto los militantes como las sindicalistas trataron de razonar que ellos también estaban en contra de las guerras pero que entendían que muchas de las guerras son provocadas por la OTAN y que ésta era en ese caso una de las causantes, y que por tanto su pancarta y sus banderas estaban plenamente justificadas, no se logró calmar la situación.
La policía acudió al lugar y, ante los gritos del grupo de personas que se sentían molestas por esos símbolos, conminó al grupo señalado a que se retirara de la manifestación. A las explicaciones dadas por los afectados, que de manera razonable explicaron que ellos simplemente declaraban su rechazo a la guerra, los agentes de policía respondieron advirtiendo que no querían provocar alborotos y exigieron que se retiraran a una zona apartada de la plaza, donde no había otros participantes en la convocatoria. Dado que a estos manifestantes no les parecían suficientes los motivos que daban los agentes y no consideraban justo que se les expulsara, finalmente la Policía les requirió sus documentos de identidad para tomar nota de ellos.
Según otros testimonios que pueden encontrarse en redes sociales, hasta 16 militantes del PCTE fueron identificados por la Policía, aparte de las trabajadoras de CGT.
Los testigos con los que El Común ha contactado aseguran que en ningún momento se produjo una provocación por parte de los afectados, que comprenden que esas personas de nacionalidad ucraniana tienen familiares en la zona de conflicto y que, lógicamente, sienten una profunda preocupación por sus vidas, y que ellos también se oponen a la guerra.
Esto es lo que pasa cuando se es «equidistante» con el fascismo ucraniano.
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