Es que en las últimas declaraciones del ministro de frutas y verduras invitó al personal a dejar el carnivorismo y pasar de oso pardo a oso panda. Y eso fue motivo de mofa y burla general por parte de todos. En nuestro tiempo los intereses individuales están por encima del cambio climático, de la capa de ozono y de sí al vecino le llega el agua al cuello o en su defecto se muere de sed. La intención del ministro no es mala, es más, yo también he caído en la risa fácil y en el chiste rápido. Pero no me creo que esas acciones sean fruto de pensamientos mascados. Me niego a pensar que en la retahíla de Alberto no haya un objetivo. Y si no lo hay como mucho que sea fruto de la frustración o del aburrimiento.
Para pedirle a la gente que decidan lo que comer hay que darle opciones, con una economía tan ajustada no se decide, se compra lo que hay y lo más barato. Y eso es la carne procesada y la verdura/fruta de tercera o cuarta. La gente está informada y sabe que los grandes castigadores de la salud y el planeta son las fábricas y el modelo de producir. Esto aunado a la crispación general y a la falta de responsabilidad que nos caracteriza, convierte a Garzón en un foco nacional donde desahogarse dándole fuerte y flojo cada vez que abre la boca. También es que la criatura lo pone fácil, ya sea por obligación o por falta de calle.
Sigo pensado que no es queriendo, ¿quién querría un ministerio solo para avisar de la fruta de temporada? Lo mínimo que debe de pedir un político “español como Dios manda” por lo menos y aunque sea, es un buen puesto en alguna gran empresa, ¿a qué aspira Garzón? ¿A frutero? No me lo creo, por eso no le veo mal fondo.
Pero el comentario o contestación más inverosímil ha sido la del yerno que toda suegra querría tener, Pedro I “el Guapo”. Dice que a él le gusta la carne “al punto”. Debe de referirse a la carne de nosotros, los pobres, los que somos carne de cañón. Y es que ser negacionista del cambio climático y progre a la vez es complicado. Es una labor digna de Jekyll y Mr Hide, puede que eso sea la centralidad. Mira que yo no soy muy quisquilloso con las palabras pero para ostentar un cargo público que menos que ir con pies de plomo, no dejar en evidencia a tus compañeros y que se te note escasamente que estás gobernando con la opción que menos te gustaba. Que si cualquier desgraciado se mira en decir alguna idiotez cuando dice o escribe en un medio donde lo leen los cuarto o cinco de siempre, que menos que un presidente del gobierno se mire en decir alguna que otra soplapollez delante de todo un país. Sobre todo si esto hace referencia a algo tan serio como la salud de todo el planeta y por ende la de todos los que lo habitamos.
Sigo pensando, que aunque no estemos en total sintonía, Alberto Garzón no tiene mal fondo. Y la intención no es mala, puede que infantil, poco agresiva, idealista… no sé, mala del todo no la veo.
A las declaraciones de Sanchez se le han unido los gustos culinarios de Zoido, amante del rebozado que según él eso es dieta mediterránea. O Cristina Cifuentes, que yo me conformo solo con que lo que se coma lo haya pagado antes (con su dinero). También otros han salido haciendo ostentación del buen mangiare y del gusto por la carne. Estos que han salido al rebufo de Pedro no son mejores que las gallinas que rematan a picotazos a las débiles o las enfermas. Así que de esta forma Pedro I “el Guapo” sigue la larga tradición de miembros del partido socialista muy de derechas, nada nuevo. A estos del P$💀E sí que se les podría llamar, la derechita cobarde y a los de Podemos la izquierdita cobarde. Sin olvidarnos de la autocrítica, a nosotros nos pueden llamar también los cobardes carne de cañón. O el bocado “al punto” de cualquier “politicucho” del tres al cuarto.