El Vaciamiento Político de las Mujeres

0

¿Qué ocurre con independizar jurídicamente la condición de mujer y hombre del sexo y por qué es importante para el feminismo?

Históricamente la condición de mujer y hombre se ha entendido siempre como personas de uno u otro sexo. El reconocimiento de la política sexual, derivada de la diferencia entre los sexos, hace necesario que esta circunstancia se plasme en la propia legislación.

 Por ello, hombre y mujer jurídicamente eran personas de uno u otro sexo, con posiciones políticas materiales diferentes. Esta circunstancia supuso que las leyes reflejaran también el propio patriarcado: prohibición del voto a las mujeres, negación de la plena capacidad de obrar Prohibición del aborto etc…

Ante esta situación el feminismo luchó para conseguir también una igualdad legal entre hombres y mujeres, como uno de los objetivos a tratar para obtener la liberación de las mujeres del patriarcado. Es decir, el derecho es importante en la política sexual porque constituye también una forma de relacionarnos entre hombres y mujeres. Constituye una forma de abordar la realidad.

Tras los logros feministas, el derecho, a pesar de su carácter patriarcal, también  Empezó a ser un instrumento contra la desigualdad sexual. El ordenamiento jurídico parte del reconocimiento de la desigualdad sexual que existe entre hombres y mujeres. Reconoce que materialmente existen unas estructuras ligadas al sexo que oprimen y privilegian a mujeres y hombres respectivamente. Por ello, en este estadio, mujer es una realidad política sexual que tiene su reconocimiento en el ordenamiento jurídico.

Sin embargo, a partir de la ley del año 2007, se produce un giro en esta visión del panorama. Por primera vez se establece la posibilidad de que una persona sea considerado hombre o mujer legalmente por cuestiones ajenas a su sexo: por una identidad sexual. Así, cumpliendo unos requisitos legales médicos que atentan contra la dignidad humana y se basan en el sexismo, las personas que se salen de la norma del género pueden ser reconocidas legalmente como se sientan gracias a una inscripción registral. Es decir, la condición de hombre o mujer pasa a ser de una realidad política sexuada material que se reconocía en el ordenamiento jurídico a una categoría jurídica que sirve principalmente efectos de Seguridad jurídica y que se presume que es por el sexo pero que es modificable. De base una negación del Patriarcado y de sus políticas. Se modifican los porqués de la opresión, se modifican los propios sujetos políticos de ella. Cambia el análisis, cambia el foco y está realidad a medias y dañina no puede quedar así para siempre.

De modo que es consecuencia lógica llegar al tercer estadio en los que nos encontramos actualmente.

Las modificaciones legislativas que se están sucediendo en esta materia entienden que, efectivamente, condicionar el acceso a la categoría mujer u hombre a modificaciones corporales, a tratamientos médicos vitalicios, a dictámenes psiquiátricos… Es contrario a la integridad física y libertad de las personas. ¿Entienden por ello que hay que volver al primer supuesto de este hilo y trabajar en el respeto a la libertad humana? No. Sostienen que hay que pasar a otra posición todavía más radical en este cambio de paradigma hay que eliminar el cambio registral.

La condición de mujer, hombre o cualquier otra condición «intermedia», es una «identidad de género» y esta es subjetiva, interna, indescriptible, ultra personal. Puede incluso variar en el tiempo y ningún registro debería limitar esta esencial libertad humana. Basta con decirse algo para serlo. Mujer y hombre pasan de ser una realidad sexual a ser una sensación interna vacía de cualquier contenido jurídico, salvo una vaga referencia a los roles femeninos y masculinos. O sea, mujer y hombre pasan a ser categorías vacías de contenido político alguno, porque cada uno lo rellena como quiere o directamente lo femenino y lo masculino. ¿La consecuencia? La negación absoluta de la política sexual. La negación de la existencia de una opresión específica por el sexo.

La aplicación arbitraria de las normas construidas para aplacar tal desigualdad. La modificación en los análisis estructurales de la sociedad y de la historia del Patriarcado y, por lo tanto, de las normas que se crean y los actos de lucha que Se realizan.

No se trata de ir a orinar a un sitio u otro para hacerlo más o menos a gusto, se trata de toda la lucha feminista.

¿La gente trans necesita respuesta a sus problemas? Sin duda, pero no a costa del feminismo.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.