El presente artículo forma parte de nuestro especial #25NElComun que parte de nuestro compromiso con el feminismo de clase y combativo.
Todas sabemos que cuando se acerca el 8 de marzo, indefectiblemente, vamos a escuchar las inevitables “male tears”:
¿Por qué hay un día de la mujer y no un día del hombre?
¿Para cuándo un día del hombre?
La cuestión es quejarse y atacarnos, dos signos inconfundibles del patriarcado, sumados a otro, que es la ignorancia. Ni ellos saben que sí tienen un día del hombre, el 19 de noviembre. Y que, sumado a los 363 restantes, les da el poder omnímodo.
Pero a mí me parece que si hay un día que debería interpelarles, si hay un día por encima de cualquier otro en el que deberían sentirse aludidos y tomar las riendas, es hoy, es el 25 de noviembre, el día contra las violencias machistas.
Ya que durante los otros 364 días en los que hay mujeres golpeadas, agredidas, violadas, mutiladas, asesinadas, no se enteran, deberían hacerlo en el día en el que se recuerda toda esa miseria a la vez.
Porque, ¿quiénes nos golpean, quiénes nos agreden, quiénes nos violan, quiénes nos mutilan, quiénes nos matan? Hombres. Claro que sí, voy a insertar aquí el inevitable “not all men”, como no. Obvio (como diría el personaje de la película española que debería habernos representado en los Oscars), si no no quedaría una mujer viva sobre la faz de la tierra. ¿Pero sabéis cuál es el problema que tenemos las mujeres? Que los maltratadores, violadores y asesinos no se distinguen del resto, no hay edad, ni clase social, ni vestimenta, ni dinero que los diferencie.
¿Por qué un padre, cuando le dice a su hija que va a salir de fiesta: “ten cuidado, no te vayas con cualquiera”, no es consciente de la triste y terrible realidad que encierra esa frase?
El hecho de que debido a algunos (demasiados) hombres las mujeres no nos podamos fiar de ninguno, debería ser un revulsivo para los hombres buenos. Y sin embargo, su reacción más habitual es atacarnos a nosotras. Patriarcado, ¿dónde?
En un día como hoy, donde ponemos sobre la mesa, a la vez y en toda su crudeza, todas las violencias que sufrimos las mujeres por el hecho de serlo, esa mayoría de hombres que no agreden deberían alzar su voz más que nunca contra los agresores.
Porque está claro que no basta con que tú, hombre, no nos agredas. Necesitamos que alces tu voz, en público y en privado. Que no permitas agresiones en tu entorno, que no colabores en la explotación sexual (prostitución y pornografía), que dejes de reír las estupideces machistas de tus amigos y te posiciones.
Más de 100 mujeres asesinadas cada año, más de 1.000 violadas, manadas, miles de agresiones y malos tratos, cientos de miles de mujeres prostituidas, no dan lugar a la tibieza.
El día de hoy os interpela a TODOS. ¿Qué vais a hacer?
