Este jueves por la noche, en Bilbao, en el céntrico y acomodado barrio de Indautxu, ha habido una protesta contra las restricciones por la pandemia que ha terminado en trifulca con la policía, contenedores quemados y 6 detenidos.
Y un latigazo de rabia y de mala leche me agita el cuerpo, imparable.
Hace 5 años, 5, en Bilbao se creó la Asociación Feminista Gafas Moradas. Durante 5 años hemos estado concentrándonos en ese mismo barrio contra las violencias machistas, denunciando cada asesinato machista, cada agresión. Hemos llegado a hacer concentraciones por hasta 5 mujeres asesinadas en 48h. Y la mayoría de las veces hemos estado prácticamente solas. Ha habido compañeras y compañeros fieles que se han acercado a denunciar con nosotras en este tiempo, y ocasiones puntuales en que la indignación ha desbordado la calle, es cierto. Pero rara vez hemos sido más de 30 personas las que bajo la lluvia y el frío, hemos gritado que nos están asesinando. Mientras, hemos visto pasar a miles de largo, miles de personas que estaban de compras, de paseo, que iban al sacrosanto fútbol pero no tenían 15 minutos para denunciar la mayor violencia de esta sociedad.
Y sin embargo, anoche, 200 personas, ¡200! Se ponen de acuerdo para salir a protestar porque lo del virus es una plandemia y no hay derecho a que no nos dejen salir de fiesta por la noche, de fin de semana al pueblo o a la playa, o a comprar a otros municipios.
Me da asco, mucho asco esta sociedad que nos están construyendo. Este individualismo feroz que nos caracteriza cada vez más no sale de la nada, nos lo están inculcando por tierra, mar y aire. Eso de que la libertad de cada una termina donde empieza la de los demás se ha quedado en un anacronismo. Ahora todo es el YO, el mundo gira alrededor de cada uno, y nuestros deseos han de convertirse en leyes, da igual lo que supongan para otros.
Y sí, todo esto está muy inculcado desde arriba, pero a ver si toda esa gente que se cree tan revolucionaria se para a pensar 5 minutos, no más, y se dan cuenta de que le están bailando el agua al neoliberalismo.
Llevar mascarilla, mantener la distancia social, renunciar a juntarte con las personas que quieres, no ir al fútbol ni al bar, no son caprichos que tanta gente estamos cumpliendo porque seamos borregos, sino porque hay una pandemia que está enfermando y matando a muchísima gente. También a vosotros y a vuestros seres queridos, no sois inmunes.
A ver si aprendéis algo del feminismo. El feminismo no es una lucha individualista, es una lucha por la libertad de todas las mujeres, y ninguna seremos libres mientras haya una compañera que no lo sea. El liberalismo también nos está atacando duro, pero resistimos, y lo seguiremos haciendo, desoyendo cantos de sirenos egoístas y acientíficos.
Revolucionarios pijos y magufos, eso es lo que sois, y lo más suave que me sale llamaros.
