La línea entre la Conciencia y la necesidad

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Pues claramente lo que dice el título. A decir verdad, he estado pensando bastante sobre lo que iba a escribir en esta entrada, porque creo que es algo muy cotidiano y que en muchas ocasiones ni nos damos cuenta de que lo hacemos, supongo por el ritmo de vida y de trabajo al que nos tienen sometidos.

De hecho, creo que es uno de los motivos por el cual estamos así para no pensar mucho.

Y bueno también lo he pensado porque no soy un experto en estos temas. (Ya empieza a sonar un poco a tópico pero es así, sigo aprendiendo).

Para empezar no quiero entrar en valorar mucho más allá de que lo que voy explicar a continuación lo hago porque me parece algo muy negativo, que creo que es producto de la sociedad y del sistema en el que nos han hecho vivir pero que del mismo modo pienso que podemos ser lo suficientemente conscientes y responsables para revertirlo.

Sobre todo mi objetivo con esta entrada no es más que la reflexión. Creo que pararse a pensar sobre ello de vez en cuando,  sería bastante importante y nos vendría bastante bien en muchos casos.

Entrando en materia y como dice el título, creo que hay una línea que divide dos situaciones a la hora de relacionarse con las demás trabajadoras y trabajadores.  

Unas serían en las que podemos actuar de una manera o de otra en base a nuestra conciencia, es decir teniendo en cuenta que la persona a la que nos dirigimos es igual que nosotras y nosotros en cuanto a clase. Y del mismo modo, en la otra parte se daría otra situación, que sería la que nos obliga comportarnos con nuestra compañera o compañero de una forma en el que sólo se beneficie un tercero, a ese poderoso que se aprovecha del trabajo de las dos partes, en este caso en base a la necesidad.

Cuando me refiero de otra manera en base a la necesidad me refiero a la moralmente menos ética.

Para que se entienda un poco mejor, yo me hago dos preguntas:

¿Estaría justificada una actitud «poco ética» hacia alguien de tu misma clase (clase trabajadora) por la necesidad de realizar esta acción para mantener por ejemplo, un puesto de trabajo?

Por otra parte, cuando crees que están vulnerando tus derechos y eso afecta a tus necesidades, (vamos cuando crees que te están timando y tu interlocutor con la empresa es otra persona de tu misma clase) ¿crees que este tipo de acciones «poco éticas» contra otro trabajador o trabajadora estarían justificadas también?

Todo por supuesto, teniendo en cuenta de que en principio, el trabajador o la trabajadora cumple su función acatando las órdenes o los protocolos de un superior o de la empresa, ya sabéis cómo funciona esto.

De hecho, siendo un poco más específico para que se entienda más si aún cabe, diría que es algo nosotras y nosotros es algo que nos pasa mucho en el taxi.

Por ejemplo, yo más de alguna vez he tenido que increpar a algún conductor de vtc por estar estacionado en una parada de taxis o con la aplicación abierta en una zona de mucha afluencia de público, cosa que es ilegal (captación ilegal) y que sabemos que en la mayoría de los casos, es una práctica que los dueños de las vtc obligan a realizar a sus conductores.

Mi dilema es que por una parte, dicha práctica perjudica gravemente a mi actividad (es considerado un robo de clientes) y es algo ilegal, con lo cual por esa parte, estaría totalmente injustificada esa actitud del conductor de vtc, pero que del mismo modo, me hace pensar que alguien que se arriesga a ser increpado, multado (menos donde gobierna el PP y Ciudadanos, claro está) o a la confrontación con un taxista o con cualquier otra persona,  tiene que tener mucha necesidad para actuar así.

Aunque también del mismo modo, creo que el conductor de vtc debería de pensar en mí, o en cualquier taxista como igual, porque somos trabajadores y sobretodo debería pensar en los perjuicios que nos causa ésta actitud y respetarnos de igual manera.

Eso sería lo normal y probablemente lo mejor no sólo para el taxista. Porque la realidad es que no tiene que ser un plato de muy buen gusto tener que estar trabajando todo el día pendiente de si te pillan o si te crujen.

También la otra solución es ir todos juntos a la puerta de la empresa a liarla parda. Y probablemente sea la más efectiva.

O denunciar a Uber y a Cabify por no pagar las horas de presencia a sus trabajadoras y trabajadores como hemos hecho desde Taxi Project, todo sea dicho.

Porqué lo peor es que, de una manera o de otra, al final lo que sucede como nos ha pasado, es que cuando se crea un conflicto entre personas de la misma clase, los únicos beneficiados son los que están por encima. Al final el poder es el que gana.

Son los únicos beneficiados de una guerra que ellos mismos crean.

Esos empresaurios, esos floteros, esos bancos, esos fondos buitres o el tan sonado estos días Rosauro Varó y sus miles de vtcs, por nombrar a algunos, a los que les da igual acabar tanto con el taxista utilizando al conductor de vtc como arma arrojadiza, que acabar con sus derechos y con los nuestros y con las normas que rigen la actividad siempre que se conviertan un obstáculo para sus intereses, llegando hasta a utilizar al Estado por medio de las instituciones y la política.

Porque el mismo sistema les ha dado el poder de mover los hilos para únicamente acumular la mayor cantidad de riqueza posible.

He puesto como ejemplo el taxi pero es algo como he dicho antes que nos pasa a diario. 

Pasa cuándo por ejemplo, Gas Natural te roba sin dejarte dinero para pasar el resto del mes  y el que da la cara en atención al cliente es una trabajadora o trabajador que tiene órdenes expresas de no solucionarte nada, marearte y comerse el marrón o sino se va a la calle.

Una persona de tu clase que cumple con su obligación de proteger a ese poder cuando es muy probable que su situación sea la misma o peor que la tuya y por eso tenga que cumplir todo lo que le ordenan.

O por ejemplo, cuando eres comercial y te obligan a vender algunos productos sabiendo que realmente no cubren ninguna necesidad del cliente, sino que más bien la crean porque es algo que van a tener que pagar con un dinero que se podría destinar a otra cosa.

O también es algo que pasa cuando trabajando Telefónica, tienes que llamar constantemente y de manera agresiva para reclamar una deuda que posiblemente no sea real o venga de un abuso de la misma compañía.

Muchos, sobretodo si habéis trabajado en Atención al cliente conoceréis la expresión de «ya sé que tu no tienes la culpa de nada” y sabéis como acaba la historia.

Y si hay algo de todo esto que me hace gracia, es que cuando tengo alguna charla sobre esto, siempre hay alguien que saca lo de “somos egoístas por naturaleza”. Pues no, mira yo creo que no. Yo mejor pienso que es el sistema el que saca lo peor de nosotros mismos.

Lo que para mí es un vicio, para el sistema del capital es una virtud y saben bien cómo potenciarla.

De hecho, la uberización que tanto nos está afectando, sobretodo a los taxistas, es un producto y a la vez una vuelta más de tuerca de este sistema psicópata.

Estos son algunos ejemplos que yo he vivido y que me hacen pensar mucho, sentirme mal e incluso pensar que no soy consecuente en mi forma de actuar con mis valores o en los valores que me gustaría la sociedad.

Esos valores, que desde la lucha de clases pudieran evitar que nosotras y nosotros, las trabajadores y trabajadores únicamente realicemos nuestra labor para engordar la cuenta de beneficios del poderoso y del mismo modo, nos obligan a aprovecharnos de un tercero de nuestra misma clase para seguir con ese objetivo, en lugar de como debería de ser, se pudiera trabajar de modo que lo más importante para todas y todos fuera que se cubrieran las necesidades de todas las partes, desde el responsable de la producción (ojo, que no el dueño guiño, guiño) hasta el cliente.

Necesidades objetivas, no la necesidad de quedarte con mi plusvalía, claro supongo que se da por hecho.

Pero claro eso es muy de rojos y que miedo nos da eso de que en lugar de que una sola persona acumule riqueza ésta se redistribuya para cubrir nuestras necesidades y para que todos tengamos las mismas oportunidades, no sólo los de las cacerolas y los de los contactos de papi el banquero.

Ah y otra cosa que no se me olvide, cuando hablo de un salario para cubrir las necesidades me refiero a todas, bienes y servicios también.

Pese a lo que algunos creáis, los comunistas vivimos en casas y no en cuevas (algunos como Iglesias hasta en un chaletes) e incluso hasta podemos utilizar tecnología y móviles de última generación y esas cosas. (De verdad que tenga que estar explicando estas cosas a estas alturas, poco nos pasa).

El móvil, ese gran invento soviético, por cierto. Chúpate esa, Motorola.

Así que lo dejo ahí, necesitamos más socialismo y menos prejuicios.

Necesitamos que los estados estén al servicio de la clase trabajadora y no de los intereses de quiénes nos someten. Eso sería un buen comienzo.

Desde la reflexión a la práctica se puede ir creando ese cambio que vuelvo a repetir, tanto necesitamos.

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