No hay que parar hasta mayo

Un millón de personas clamando en Madrid por la sanidad pública. Un millón, ni más ni menos….

Bueno yo creo que eran bastante más y más son los afectados por la política de desmantelamiento de la sanidad pública, de trocear un servicio tan esencial como es la salud de la que dependen nuestras vidas para repartir contratos a dedo con dinero de todas y de todos mientras nosotras, las ciudadanas y ciudadanos, nos vamos apagando lentamente esperando durante semanas o incluso durante meses en muchos casos, algo tan básico como que un médico nos atienda en la Comunidad de Madrid.

Y les da igual, porque están tan mal, el PP tiene tan poco futuro, tan malos políticos, tan soberbios y el partido debe de estar tan podrido por dentro, que ya cruzan cualquier línea con tal de atacar y anular al que se atreva a protestar contra la presidenta Ayuso porque es la última esperanza no ya del mismo PP, sino de toda esa estructura de intereses que mueven sus hilos. Y para ello hasta no han dudado en usar públicamente el dolor de alguien que acaba de perder a un ser querido, como de intentar tapar el grito de la calle contra ellos, tachando nuestras protestas como actos con un fin político para deslegitimar nuestras reivindicaciones o comparando la situación de la sanidad madrileña con la de otras comunidades autónomas como si fuera excusa de la situación que sufrimos.

En cuanto a si es un acto político, me parece una idiotez tener que explicar esto, pero bueno como parece que nos toman por idiotas, visto lo visto, claro que hay partidos que apoyan la sanidad pública y partidos como el PP que pretenden subastarla al mejor postor. Y mientras la izquierda de Madrid acude a actos en defensa de los servicios públicos, Ayuso acude a presentaciones de empresas como Uber o como Glovo, condenadas por explotar a sus trabajadores o conocidas por sus prácticas fiscales para evadir impuestos y hacer competencia desleal saltándose las normas o presionando a las administraciones para que cambien las leyes a su favor. 

Bueno, supongo que cada partido tiene sus prioridades a la hora de elegir un camino u otro, del mismo modo que nos tocará elegir a nosotros en las urnas. El que se crea que el ciudadano que sale a protestar contra la gestión de Ayuso no tiene razones para hacerlo y lo hace por una cuestión meramente política, que se lo haga mirar porque está al nivel que está demostrando el político pepero medio, y como se puede comprobar eso es bastante preocupante.

Están desatados y no dudan en señalar, en faltar y en intentar deslegitimar a cualquiera que se manifieste, para reducir su protesta por algo tan básico como una sanidad de calidad y para todas y todos como si fuera una guerra contra la figura de Ayuso, la heroína frente a los malvados social comunistas bolivarianos.

Y porque tienen miedo porque están viendo cómo están en peligro los intereses por los que gobiernan, los intereses de poder y los intereses de todas éstas empresas que se están beneficiando del desmantelamiento de la salud pública y que se frotan las manos viendo cómo desde el PP de la Comunidad de Madrid están creando una necesidad tan importante como es la salud de las personas para que estas empresas puedan aprovecharse de ella mientras que por otro lado, siguen parasitando la sanidad pública por medio de licitaciones a dedo y esas supuestas colaboraciones público – privadas que sólo benefician a la segunda parte.

Como decía, lo que están haciendo es un insulto constante a la inteligencia de las personas, pero no es más que lo que se espera de la derecha caciquil y lacaya del poder (aunque use adjetivos realmente no hay otro tipo de derecha que no sea la que únicamente trabaja para acumular poder a costa de la necesidad y de las penurias y el sufrimiento del pueblo).

Antes hacían sus negocios gracias al régimen al que pertenecían y ahora han aprendido a seguir haciéndolo utilizando las instituciones de todas y de todos como si fuera su cortijo.

Y esto se para saliendo a la calle, metiendo presión y sobre todo en las urnas a base de trabajo y conciencia de clase. No hay que parar hasta mayo.