Derecho a ser dignamente: El expolio de la conciencia feminista y obrera

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En La Creación de la Conciencia Feminista (Gerda Lerner, 1993) afirma que para llegar a tener, esa conciencia, las mujeres debían auto percibirse como parte de un grupo subordinado, entender esta condición de subordinación y crear estrategias para cambiar ese estado y así poder desarrollar un mundo alternativo. Parece ser, que en estos nuevos tiempos donde los deseos son sagrados y la individualidad está por encima de las necesidades colectivas, esta conciencia de clase feminista se diluye hasta desaparecer.

Las campañas propagandísticas que defienden la explotación sexual y reproductiva de las mujeres son espejo de la ideología de quien promociona esta explotación. Cada vez son más perversas y más monstruosas. Recientemente leí un artículo que preserva el derecho a ser explotada dignamente a través del testimonio  de dos mujeres, Lucía y Ana de Tabasco y CDMX. Es curioso que para encontrar madres explotadas felizmente tengan que recurrir a un país como México, donde la vida de una mujer, y más de una mujer empobrecida, no vale nada. La autora no fue a Londres, a Nueva York, o a París a buscar esas gestantes felices y bien posicionadas, sino a un país empobrecido donde las oportunidades para las mujeres brillan por su ausencia.

En el artículo, se explica como la idea de ser un horno, parte de las propias madres, incluso sin haber oído jamás hablar de vientres de alquiler. La falta de análisis de la socialización femenina, adiestrada para sacrificarse por las demás personas de su entorno, incluso, sin que nadie se lo hubiera pedido, a mi juicio, es obviada de forma deliberada.

En el propio artículo podemos leer:

Este nuevo Código abre un mercado, la posibilidad de que haya clínicas de reproducción asistida, capitales extranjeros, agencias de gestación subrogada y despachos especializados. Todo un ecosistema de servicios se forma alrededor de la reproducción asistida. Sin embargo, explica Ordóñez, “el Código de Tabasco nunca estableció procedimientos sobre quién puede acceder a este derecho o sobre quién puede ser gestante y quién no, y lo que empieza a ocurrir es una ley de oferta y demanda pura y llana”.  Ordóñez es una abogada que también afirma que el contrato es esencial para evitar el tráfico de criaturas (cuando esta práctica per se es tráfico de bebés) y que la madre no aparece en el acta de nacimiento para proteger su identidad. ¿De quién se presupone que tiene que proteger su identidad? ¿De su propia hija o hijo? Y… ¿Por qué? Puede que lo que se persiga es evitar todo contacto de la madre con su criatura.

Ana, la otra madre gestante mexicana, no cobró lo estipulado por culpa suya en palabras textuales dice: <<al final no me pagaron lo que habíamos acordado, porque yo gasté demasiado en mis cosas personales y eso le tocaba a la agencia>>.

Obviamente el artículo sigue contando despropósito tras despropósito, desde buscar un ambiente humano por parte del comprador, algo imposible  cuando estás deshumanizando a una mujer y convirtiéndola en una herramienta, (la verdad que es agotador leerlo), hasta explicar que, no todas las mujeres sirven de gestantes, ellas deben cumplir unos requisitos muy concretos, porque  quienes promueven estas prácticas saben lo difícil que es desvincular a una madre  de su propio embarazo y mucho más de la criatura que acaba de parir.

La idea central que quieren transmitir es que existe una forma ética y deseable de ser explotada: quisiera que todas las (madres) gestantes tuvieran mis derechos. No piden que se respeten los derechos humanos de las mujeres, entre ellos a tener una vida digna, acceso a un trabajo que le permite vivir con dignidad, a una vivienda, derecho a no ser explotada… ¡NO!, su deseo es que las madres empobrecidas, que ven una salida a su precaria situación poniendo su cuerpo y su vida al servicio de caprichos ajenos, sean explotadas dignamente. No sé que pretenden reclamar, ¿qué no se las latigue?, por que de sobra sabemos que una vez firman el contrato, ya no tienen ni voz ni opinión en su propia vida y su propio cuerpo, porque dejan de ser humanas, son simples servicios prestados.

El objetivo de estos artículos tramposos, creados para captar mujeres vulnerables, es romper la conciencia de clase subordinada, ya que este expolio es necesario para que las mujeres no puedan cambiar esa condición de subordinación, de sacrificio y de abnegación y pierdan esa conciencia de clase. Si todas las mujeres la  desarrollan y  se la creen, ¿a quien van a convencer para que se someta a los caprichos de seres egoístas que con su yoísmo promueven una industria muy lucrativa?

Pocos días atrás en Twitter se promovió un hashtag que reclamaba un nuevo 15M para acabar con esta terrible situación que estamos viviendo. No comparto esa acción. No necesitamos otro 15M, necesitamos personas con conciencia de clase, con orgullo de pertenecer a la clase obrera, que se levante de su letargo y no dude de su fuerza. Las mujeres, además,  necesitamos comprender que solo el feminismo y la conciencia feminista conseguirá que cambiemos el mundo.

Concluyo citando de nuevo a Lerner:

Lo que deben hacer las mujeres, lo que las feministas están haciendo ahora es señalar ese escenario, sus decorados, su utilería, su director y su guionista, como hizo la niña del cuento de hadas que descubrió que el emperador estaba desnudo, y decir: la desigualdad básica entre nosotros se encuentra dentro de este marco. Y luego deben derribarlo «. (Gerda Lerner,1990)

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