Let’s dance!

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Yo nunca fui deportista, era (y sigo siendo) de los que tienen la cabeza llena de irredentos pájaros. Sin embargo, a mediados de los años 90 (no me preguntéis el año exacto) llegó a mi Sevilla natal una especie de MEGA-PROMOCIÓN de la NBA, con un montón de actividades deportivas en las que participar, curiosidades, “conferencias” (sí, bastante entrecomillas) y encuentros, que eran la atracción de toda la juventud. Y hubieras o no seguido la competición norteamericana, consiguieron que, hasta yo, completamente desinteresado, me acercara e incluso (mira que son listos…) participara. Y como me entró tan fuerte, me puse a ver partidos de la NBA a lo loco, que no a practicar baloncesto, cayendo irremediablemente rendido ante el mejor equipo de la historia de la NBA, los Chicago Bulls de Michael Jordan. Y sobre ellos va esta entrada de la serie documental The Last Dance.

El último baile (su traducción a castellano), es un documental producido por ESPN para Netflix, que han ido sacando dos capítulos semanales desde el 20 de abril del corriente año (horríbilis o no).  Una producción que se ha llevado muy buenas críticas hasta el momento, aunque también algún que otro rapapolvo, por cortes y afirmaciones, que no han contentado a algunos de los propios participantes del metraje.

Nada que decir sobre actores, pues por supuesto, siendo un documental, no hay… aunque algunos sobreactúan… Pero sí hay que hablar sobre la dirección, de Jason Hehir, especialista en documentales deportivos, como el documental sobre André el Gigante que recomiendo veáis si tenéis ocasión. Contado desde la perspectiva de varios jugadores y haciendo elipsis temporales para que veamos de dónde venían y a dónde iba el equipo y sus jugadores. De la mano del propio Michael Jorda, Scottie Pippen, Dennis Rodman o Tony Kukoc, que militaron en los Bulls en aquel último baile y grandes jugadores como Reggie Miller (indiana Pacers), John Stockton (Utha Jazz) o Magic Johnson (L.A. Lakers), que hablan sobre situaciones y personajes dentro de la gran trama.

La base de la historia es la última temporada de Jordan con los Chicago Bulls, que también lo que para muchos de sus jugadores y su entrenados, a la que éste último (el majísimo Phil Jackson) tituló The last dance, pues ya la dirección del equipo les había confirmado que iba a ser la última temporada de muchos de ellos… o no… En fin, aquí no hay spoiler posible, porque el que sabe del tema conoce como acabó la cosa y el que no, lo puede buscar. El caso es que era el equipo perfecto, pero se estaba haciendo viejo, la NBA empezaba a contar con muchas nuevas estrellas y las tácticas iban tomando forma y protagonismo, pero aun así ganaron seis de ocho temporadas que jugaron y ofrecieron un grandioso espectáculo nunca visto hasta entonces, por su calidad.

Jugadores que salen en el documental, han reaccionado bastante ofendidos, pues se ve que el propio Jordan, era parte de la producción y se cortaron cosas o se tergiversaron. Es el caso de Horace Grant, al que se acusa veladamente de vender los secretos del vestuario a un periodista que escribió un libro poniendo a Jordan de vuelta y media. Horace, que dan ganas de achucharlo cuando sale en el documental, se siente traicionado al haber visto la serie y otros jugadores como Karl Malone y Bryon Russell directamente, no quisieron salir, porque lo veían como un documental sobre el propio Michel Jordan. Hay material como para que no te aburras, incluso como un pizzero, al que acusan sin pruebas de un supuesto envenenamiento, cosa fina (como la masa). Y es que Michael se ve a veces más como una persona con serios problemas psicológicos que como un genio. Pero una cosa no quita la otra.

Lo mejor, visualizas desde dentro y en la pista a uno de los mejores equipos de la historia y es apasionante.

Lo peor, ves un poco ese producto en el que se convierte uno de los mejores atletas de la historia y es una pena.

Como reflexión final, vuelvo a mi infancia, a maravillarme con aquel hombre que volaba, literalmente y que hacía magia con el balón, congelado en el aire, atemporal, con esa fuerza y esa lucha que se trasmite a pesar del tiempo y de la distancia (física e ideológica). Y lo hago porque una de las cosas que trasmite la serie es la volatilidad de los deportistas, porque por muy buenos que sean, el mercado arrolla todo a su paso y les entierra en vida. ¿Eso lo que queremos con todos? ¿Qué pasada una edad nos den una puntilla en la nuca y nos dejen inservibles? La experiencia es algo maravilloso y lo único que puede hacernos ver los errores, valoremos a los que la tienen, porque cuando no estén, será tarde.

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