La política comunicativa de VOX

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Tras mucho esfuerzo, hemos conseguido recopilar los principios rectores de la política comunicativa del partido de la ultraderecha española, VOX. En estos momentos en que estamos sufriendo una campaña de intoxicación propagandística masiva, creo que puede ser bueno hacerlos públicos para estar prevenidos ante ellos.

Resumiéndolos brevemente son once. Y hay que reconocer que los practican con auténtica saña:

  1. Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo. Por ejemplo, ellos son España. Y ellos defienden a España. Todos los demás son la anti-España y su único objetivo es destruirla. Porque, para ellos, España es lo que ellos propugnan: el neoliberalismo, el centralismo, la explotación laboral, el autoritarismo, el fin de los derechos sociales (sanidad, educación, pensiones…), el desprecio a las mujeres, la discriminación a los homosexuales, el racismo, la apología del franquismo… Y todo lo que sea acabar con esas lacras, es «destruir a España».
  2. Principio del método de contagio. Reunir diversos adversarios en una sola categoría o individuo; Los adversarios han de constituirse en suma individualizada. Así, toda fuerza minimamente progresista es denominada «social-comunista», sin matices de ningún tipo. El PSOE, para ellos, es «marxista» pese a que haga más de 40 años, en su Congreso Extraordinario de 1979, que borró cualquier referencia al mismo en sus estatutos. Consideran, asimismo, a PODEMOS como «comunista», obviando su ideología sea profundamente posmoderna (sus referencia a Laclau, Foucalt o Lacan, filósofos profundamente antimarxistas, son continuas y no las ocultan) o las declaraciones anticomunistas de Pablo Iglesias despreciando al comunismo (¿recuerda usted aquel célebre «que se queden con la bandera roja y nos dejen en paz, yo quiero ganar?» ó las referencias del actual Vicepresidente del Gobierno al PCE tachando a sus dirigentes de «cenizos» y de ser «el típico izquierdista tristón» ó el»cuécete en tu salsa llena de estrellas rojas y de cosas, pero no te acerques, porque sois precisamente vosotros los responsables de que en este país no cambie nada. Sois unos cenizos. No quiero que cenizos políticos, que en 25 años han sido incapaces de hacer nada […] se acerquen a nosotros»…). Incluso Bildu, heredero de Herri Batasuna, es, para ellos, comunista pese a que dicha formación celebrara en su época como un «triunfo de la libertad» la disolución de la URSS o la fragmentación de Yugoslavia (que «comunistas» más raros, ¿no cree usted?).
  3. Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”. Por ejemplo, ahora que, ante la clara inexistencia de medios suficientes en la sanidad por una década de recortes, ha quedado en evidencia que las propuestas de VOX de privatizar la sanidad (no olvidemos que sus dirigentes han llegado a afirmar que «la sanidad universal y gratuita es una lacra» y que afirmaban que la Sanidad debía estar en manos exclusivamente privadas), montan una campaña masiva de bulos, intoxicaciones y mentiras para aparentar que la causa de los problemas que afrontamos ante el coronavirus no han sido los recortes sino «la mala gestión del Gobierno».
  4. Principio de la exageración y desfiguración. Convertir cualquier anécdota, por pequeña que sea, en amenaza grave. Muchos de los bulos que hemos visto durante esta pandemia han sido así pero es que, además, llevan haciendo esto desde el principio. Por ejemplo, cuando afrontan el problema de la inmigración lo pintan como si el problema fuera un puñado de subsaharianos en un bote o saltando una valla cuando la inmensísima mayoría de los inmigrantes, los irregulares también, vienen en avión. Pero claro, queda una imagen mucho más tremenda un grupo de gente violentando una frontera. Otro caso evidente es cuando cogen delitos cometidos por inmigrantes que, evidentemente, existen y los magnifican al punto que parezca que la mayoría extranjeros sean delincuentes, cosa que es, evidentemente falsa.
  5. Principio de la vulgarización. “Toda propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar”. Este es el quid de la cuestión de por qué, hasta ahora, les hemos dejado hacer y deshacer a su antojo. Nos parecían tan burdas, tan estúpidas y vacías sus argumentaciones que no creíamos que nadie salvo algún tarado fuese a picar. Se nos olvidaba que no todo el mundo lee a Kierkegard y que la audiencia de Telecinco se cuenta por millones.
  6. Principio de orquestación. “La propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente, presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas”. De aquí viene también la famosa frase: “Si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”. ¿Entiende ahora el machaconeo de sus seguidores repitiendo «noticias» que ya se han señalado como bulos o la utilización masiva de bots y cuentas fantasmas para llenar las redes sociales de su excremento intelectual?
  7. Principio de renovación. Hay que emitir constantemente informaciones y argumentos nuevos a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado en otra cosa. Las respuestas del adversario nunca han de poder contrarrestar el nivel creciente de acusaciones. Inventan nuevos bulos continuamente. Inventan cosas rocambolescas una y otra vez para mantener siempre la iniciativa. Apenas acabas de desmentir una mentira cuando sacan dos nuevas. Sin permitir a la gente digerir ni contrastar sus supuestas informaciones.
  8. Principio de la verosimilitud. Construir argumentos a partir de fuentes diversas, a través de los llamados globos sondas o de informaciones fragmentarias. Utilizan muchas veces imágenes sacadas de contexto, medias verdades o exageran cuestiones. Por ejemplo, posiblemente el 8 de marzo ya debíamos estar confinados (aunque dudo mucho que la patronal y la banca hubiesen permitido dicha medida cuando apenas había 10 muertes y 441 contagios, frente a las 743 muertes y 5.478 contagios que había cuando se decretó el estado de alarma), pero el hecho es que ese fin de semana, además de la manifestación feminista con más de 120.000 participantes, se celebró el Congreso de VOX en Vistaalegre (ese mismo al que asistió enfermo Ortega Smith contagiando a diestro y siniestro) con 8.000 asistentes, el partido Atlético de Madrid-Sevilla del Wanda Metropolitano el sábado anterior ante 60.000 asistentes o el concierto de Isabel Pantoja el viernes en el Wizink Center con 15.000 personas (de todo tiene que haber en la viña del Señor…). No obstante, parece ser que el coronavirus debe tener especial predilección por las «feminazis», utilizando esa terminología tan querida por VOX, porque ellos sólo se centran en una parte de la realidad. La que les favorece. Eso sí, olvidan que el Gobierno advirtió que, a estos actos públicos, se abstuvieran de asistir la personas con síntomas y potencialmente afectadas para no contagiar. Exactamente lo contrario de lo que hizo Ortega Smith, mira tú por donde.
  9. Principio de la silenciación. Acallar sobre las cuestiones sobre las que no se tienen argumentos y disimular las noticias que favorecen el adversario, también contraprogramando con la ayuda de medios de comunicación afines. Todas las noticias que rebaten, desmontan o matizan sus afirmaciones son ignoradas o, directamente, calificadas de mentiras, pese a que se puedan demostrar y contrastar. De ahí la necesidad de voceros como OK Diario, esdiario o Periodista Digital que han sido pillados, denunciados o incluso condenados por dar informaciones falsas. ¿Han oído usted señalar a esos medios el papel de esos madrileños de clase alta que escaparon de Madrid antes del confinamiento para irse a sus «segundas residencias en provincias» a la hora de propagarse el virus por todo el territorio del Estado Español? Pues le aseguro que los que vivimos «en provincias» sabemos perfectamente que es esa burguesía madrileña la que tiene mucho que ver con esos focos de contagio que no nos llegaron en paracaídas. Esa misma burguesía que abandonó a sus paisanos de clase obrera en la ciudad y, encima, presionaron para que tuvieran que seguir yendo a trabajar en metros apiñados todos los días (¿recuerda las declaraciones de Carlos Segovia, jefe de economía de El Mundo, que definía como «disparatado» parar la producción de las empresas?). Pero de eso no se habla, ni de Aznar en Marbella, ni de todas las presiones de la patronal contra el confinamiento, etc.
  10. Principio de la transfusión. Por regla general la propaganda opera siempre a partir de un sustrato preexistente, ya sea una mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales; se trata de difundir argumentos que puedan arraigar en actitudes primitivas. De ahí su obsesión con los catalanes, los vascos, los moros, «la ETA» y los rojos. De los judíos no hablan, en público, porque se les vería demasiado el plumero.
  11. Principio de la unanimidad. Llegar a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, creando impresión de unanimidad. Este es el aspecto fundamental. Necesitan que parezca que la inmensa mayoría de la gente opina exactamente igual que lo que dice su propaganda porque, de lo contrario, esta se deshace como un castillo de naipes. Buscan amedrentar a los que no opinamos como ellos para que no demos nuestra opinión en público y evitemos poner en común dichas posiciones. Para ellos, el problema no es que tengamos libertad de pensar lo que queramos, el problema es que tengamos libertad de expresión porque, si alguno de nosotros expresamos libremente nuestra disconformidad con sus vómitos intelectuales, los demás, que tampoco asumen su mensaje de odio, perderán el miedo a estar solos y a sufrir el ostracismo y los que están engañados podrían empezar a contrastar su información y darse cuenta del engaño. De ahí la rabia y agresividad que enarbolan sus seguidores tanto en redes sociales como en la sociedad en general. Y por eso, no podemos permitir que nos amedrenten, porque nos jugamos la libertad de todos.

Quizá crea, querido lector, que estos principios son productos de la mente privilegiada de alguno de los aristócratas que copan los altos cargos de esa formación política o, tal vez, de algún sesudo profesor de alguna universidad norteamericana. Pero no: son los principios de propaganda de Joseph Goebbels, el Ministro de Educación Popular y Propaganda de Hitler,

Ciertamente, debo reconocer que estos principios no figuran en ningún documento interno de VOX. Al menos en ninguno de los que yo he tenido acceso. Pero no me negarán que, a juzgar por la actuación práctica de dicho partido, están siguiendo fielmente la política comunicativa del Partido Nazi.

Por eso, estamos en nuestro legítimo derecho de denominarles «neonazis»: es lo que son porque es así como actúan. Y, si pudieran, nos llevarían a las cámaras de gas o nos ejecutarían en las cunetas, como hicieron con nuestros abuelos.

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