Los sucesos de la noche de ayer, tras la respuesta de Irán al atentado del régimen de Israel a la embajada iraní en Damasco, produjeron en esta madrugada un caos de informaciones y algún que otro bulo, todo emborronado por la censura de los medios orientales que padecemos en España.
De forma muy escueta, el orden de acontecimientos parece ser el lanzamiento de un ataque combinado de drones y misiles de Irán a Israel, invocando la normativa de la ONU que estima legítima la respuesta a una agresión. Esto provoca el pánico en la población de Israel, que teme un barrido a civiles a la usanza de su ejército, pese a que Irán asegura que sus objetivos son únicamente militares. Netanyahu, según indicios, abandona Israel. El transcurso del desplazamiento de los drones (que deben recorrer desde Irán a Israel unos 1.700 km) implica la actitud de los países del entorno. Diversos Estados muestran su apoyo a Irán. Pese a que la prensa occidental se esfuerza en asegurar que casi la totalidad de artefactos iraníes fueron interceptados, numerosos videos en redes sociales indican que algunos objetivos sí fueron alcanzados. Los países del G7 convocan una reunión urgente -ahora-, en la que plantearán una respuesta.
A pesar del aturdimiento informativo, la observación de los datos materiales y el uso del razonamiento (más allá de la lógica jibarizada que promueven interesadamente los medios y organizaciones políticas occidentales) nos permiten extraer algunos pensamientos:
1. La tecnología siempre fue importante para la guerra y hoy la actuación de artefactos como drones y los ataques cibernéticos (en especial la forma de defenderse de ellos) es vital. Puede decidir actuaciones de Gobiernos en cuestión de horas. De ahí que EEUU haya mostrado tanto interés. por ejemplo, en asesinar a científicos iraníes. Si ya antes de la pandemia el entorno OTAN había mostrado su declive técnico con respecto a China o Rusia, como en la tecnología 5G, ahora suma otro peligroso adversario que le supera como Irán.
2. Para frenar el ataque de los artefactos iraníes, la Cúpula de Hierro se mostró insuficiente y fue necesaria la ayuda de aviones norteamericanos y británicos. La confianza en las garantías que pueda ofrecer un Estado es fundamental, y anoche la imagen mundial de los aliados occidentales quedó muy tocada. Ya no son el poderoso enemigo intocable. Recordemos que todo su entramado económico se fundamenta en la violencia brutal cuando los países a los que desestabiliza no se someten a sus intereses.
3. Por su parte, para permitir la respuesta iraní fue necesaria la alineación de la ayuda de diversos países del entorno, como Irak, Siria, Líbano o Yemen, no sólo para compartir su espacio aéreo sino para demostrar que forman una fuerza conjunta que está dispuesta a plantar cara tanto al régimen sionista como a sus poderosos aliados. Ese eje de entereza tiene su referente en la resistencia palestina, que a pesar de la masacre de decenas de civiles y el bloqueo ha plantado cara a los genocidas.
4. La comunidad de países que se atribuyen ser los garantes del «orden basado en reglas» plantea reunirse de urgencia ante la que considera -ahora- preocupante situación, evidenciando la repulsiva hipocresía de Occidente. La clave está en la actitud que tome ahora principalmente Joe Biden, teniendo en cuenta además la cercanía de las elecciones. El peor de los casos sería un órdago o una huida hacia adelante en su decadencia imperialista que implique el uso de armas más destructivas.
5. Digno de mención es el ridículo teatro de los actores del Gobierno de Progreso español, en especial su supuesta izquierda, que hoy se rasga las vestiduras advirtiendo que eso era lo que quería Israel, una escalada de agresiones, como si ellos no hubiesen formado parte necesaria y colaboradora de esa escalada, con el apoyo económico y militar a todas las agresiones imperialistas que estamos viviendo, y como si países del nivel de Irán no tuviesen capacidad de decidir, una capacidad de la que esa supuesta izquierda carece, ya que son simples gestores de los intereses de la UE en España.
6. Por supuesto la estrategia de la OTAN es provocar una guerra de la mayor dimensión posible, pues no se trata de un «ataque iraní» sino una respuesta, que viene de muy lejos, provocada por Israel en seguimiento de los intereses de EEUU (ante elecciones, además) que ha perdido toda su credibilidad internacional tras el genocidio del pueblo palestino y pretende así equiparar a Irán como agresor.
La respuesta a estas cuestiones la veremos en las próximas horas en la respuesta de EEUU, y por supuesto veremos un importante indicador: cómo responden las bolsas al abrir mañana.
