El feminismo ghosteado

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Por Sonia Mauriz Pereira

Feministas, nos han descartado.

No nos habíamos acostumbrado aún al bombardeo de amor de la política y sin ni siquiera un» Tenemos que hablar» un buen día deja de hablarnos hasta que lo vemos en redes con otra. Somos el descarte del narcisismo patriarcal.

Allá por 2018, después de décadas de lucha en el desierto, la política nos llama y vivimos un increíble momento de luna de miel.  Un bombardeo constante de pruebas de amor nos deslumbraba. Dirigentes de partidos hablaban en femenino genérico, asimismo se veían más mujeres en cargos orgánicos, incluso en los grupos de derecha, los ministerios con más representación femenina, las universidades se llenaban de ponencias de nuestras referentas, las únicas discusiones en las manifestaciones eran los hombres en zona no mixta y si las mujeres de derecha eran bienvenidas.

Ser feminista empezaba a verse como un orgullo y en el 8M de 2018 podías ver todo tipo de clases socioeconómicas de mujeres, incluso los sindicatos convocaron huelga. «Si las mujeres paran para el mundo» se decía con convicción. Cómo no iba a ser tan agradable dejarse llevar por esta corriente después de décadas de ser silenciadas, en una sociedad que decía «¿Qué más queréis? Si ya tenéis todos los derechos»

Después de la borrachera social de la falsa Transición, las mujeres se dieron cuenta del timo de la supuesta libertad del Destape y la Movida. Momentos brutales fueron puntos de inflexión, las niñas de Alcàsser y Ana Orantes nos fueron despertando del sueño de una noche de verano y nos hicieron afrontar la realidad. No somos libres y nos están asesinando. Nos falta el derecho a la vida, el principal derecho humano. 

Así que cuando demostramos fuerza en la calle, cuando nos vio el capital llenas de vida y seguras de nosotras mismas, se hizo necesidad utilizarnos y destruirnos. Usarnos para pinkwash de partidos y empresas, porque la política solo es el brazo armado del capital hoy día y la verdadera razón por la que los partidos se acostaron patriarcales y se levantaron feministos.

Los programas de televisión más machistas se declaraban feministas, las empresas de belleza y ropa centraban sus campañas en nuestros eslóganes e imagen, todo personaje público se decía aliado o feminista a ultranza, aunque vender su cuerpo e intimidad perpetuando estereotipos sea su talento.

Como en toda relación narcisista, hay quien se da cuenta de que esa bella melodía en los oídos son cantos de sirena que solo buscan estrellarte en las rocas. Muchas feministas avisaban que las leyes transgeneristas de 2007 eran polvo de futuros lodos. El amor es el opio de las mujeres, nos han socializado así y en medio de tanta repentina atención las batukadas no nos dejaban oír.

El mundo lo han diseñado los hombres para los hombres y, por tanto, toda institución responde a ese diseño patriarcal, la clase política no iba a ser menos y además ni siquiera es dueña de sí misma porque quien dirige, el alfa, es el capital. El narcisista mantiene la relación mientras la víctima es cómoda, pero el feminismo al final sabe más por viejo que por diablo y 300 años de experiencia no son pocos. 

Nos volvimos incómodas al decir «¿Hacia dónde va esto?» Porque todo muy bonito, mucho «Nosotras», paridad, mucha manifestación juntos, mucho morado, pero un compromiso serio se traduce en leyes y en destino de recursos para su cumplimiento.

Todo egomaníaco es muy amigo de los grandes gestos y hasta un Pacto de Estado nos prometió a ver si íbamos tragando. Pero las mujeres seguían siendo asesinadas y la violencia machista en todas sus manifestaciones subiendo. No nos hicimos las tontas y empezamos a exigir, a demandar, hablar y solucionar.

Estaría feo de cara a la sociedad dejarnos así sin más después de haber exhibido tanto interés en nosotras, así que el capital/política como el Doctor Frankenstein (Fronkostin) creó con retazos del feminismo una nueva pareja. Un monstruo distorsionado, hecho a base de eslóganes, párrafos de teóricas descontextualizados, información de meme y hechos históricos novelados, que se le parece, pero no es, el queer.

Y por supuesto, tras el descarte, la ex está loca. Así lo presenta el narcisista a la sociedad y los monos voladores hacen el trabajo de difusión y confirmación, los medios de comunicación hacen ese trabajo sucio de desinformación. Porque a la ex supuestamente loca nadie le da voz y además es mujer.

La ahora embriagada de validación por haber sido escogida no se hace cargo de que también será un descarte cuando ya no sea útil. Y además, en este caso ni siquiera es real, es la creación del capital. Una de las consecuencias más tristes es ver a excompañeras enfrentándose a mujeres, denigrándolas y colaborando en ataques violentos. Cediendo espacios que costó mucho lograr y apartándose ellas mismas. Maternando narcisistas sin más talento que una condición. Las supuestas nuevas feministas frankestinianas no exigen compromiso, ni hechos reales, eso lo hacía la ex que quedó de tóxica y no interesa porque perderíamos la atención. Se conforman con ser» casi algo» y excusan «Pobre ahora tiene mucho trabajo», «En este momento de su vida no puede darme más» (Ahora mismo hablar de abolir la prostitución no nos viene bien).

En definitiva, todas sabemos que ese intento de copia nuestra será descartada, pero nuestro problema tras el duelo y sanación, sabiendo que todo lo que venga de la política y del capital es mentira, es cómo llegar a nuestros objetivos por nosotras mismas. Porque seguimos sin ser libres y hoy 31 de diciembre acaba el 2023 y empieza otro conteo de asesinadas para el 2024. No podemos normalizar que los años se conviertan en listados de víctimas, encima a partir de ahora listados de victimarios falseados, la última mentira más peligrosa que nos dejó una de las legislaturas más locas y surrealistas.

No tengo solución porque necesitamos el espacio político y público para conseguir realidades jurídicas y recursos, pero sí esperanza en que si no lo vemos nosotras hay «semente de vencer» (semilla de vencer) y vienen generaciones nuevas que tomarán el testigo como desde hace 300 años.

Feliz año compañeras,lo bueno de que te descarten es que recuperas libertad.

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