Carta a las Reinas Magas

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Por Karina Castelao

Queridas reinas magas,
(Sí, reinas porque los reyes nunca traen lo que se les pide).

A este 2024 que va a empezar le pido muchas cosas.


La paz en el mundo, el fin del patriarcado y la justicia social. La cura definitiva del cáncer, de la ELA y del Alzheimer. Y, ¿porqué no? De todos los trastornos mentales, la fórmula para comer sin engordar y la desaparición de EEUU. Ya le decía una amiga mía a su madre quien en la lotería se conformaba solo con un poquito para tapar agujeros, que no fuera tan poco ambiciosa y que pidiera miles de millones, que para regalarlos siempre estaba a tiempo.

Pero como hay que ser realistas y la avaricia rompe el saco, voy a pedir deseos más modestos a ver si hay suerte y se me cumple alguno.

Primero, obviamente, el fin del genocidio en Gaza. En los otros lugares del mundo en conflicto también pediría el fin de los enfrentamientos, pero sé que en muchos ya está cronificado y lo veo muy complicado. Aun así, espero que éste al menos se cumpla.

Segundo, la desaparición política de Podemos/Sumar y la reformulación de una izquierda real fuera de los postulados posmodernos. Factible. Por lo menos lo de la desaparición de los rosas y morados. Lo de la reconstrucción de una verdadera izquierda desde sus cenizas lo veo una utopía.

Tercero, el fin de VOX. Esto lo veo realizable. La mayoría de los votantes fachas se sienten acogidos en el PP, que es un partido de estado con posibilidades reales de gobernar, y los ultras son cada vez más residuales. Además, dicen las malas lenguas que Ortega Smith le quiere arrebatar el liderazgo a un desdibujado Abascal, lo que los aleja cada vez más de una posible entrada en un futuro gobierno con los de Feijoo o de cualquier alianza política con el partido de la gaviota más allá de las ya existentes y los arrastra a la misma irrelevancia política que Fuerza Nueva.

Cuarto, como no soy analista política, vuelvo al feminismo y pido el bloqueo y paralización de la Ley Trans estatal por parte del Tribunal Constitucional. Y de paso, una catarata de derogaciones y modificaciones de las leyes trans autonómicas que arranquen de cuajo el concepto de «identidad de género» o similares del ordenamiento jurídico, devuelvan los derechos a las mujeres basados en sexo y protejan a los menores.

Quinto, la aplicación al completo de la Ley Integral de Violencia de Género, incluyendo la revisión desde todos los ministerios implicados de las medidas de protección a las mujeres en riesgo, así como los criterios de riesgo para establecer dichas medidas. Quiero también la inversión hasta el último céntimo presupuestado para medidas de protección a dichas las mujeres así como en campañas que se focalicen en el victimario, no en las víctimas, y que dejen de cargar en las denuncias, o más bien en la ausencia de ellas, la responsabilidad de las propias mujeres de ser sujeto de maltrato. Pedir ya una auditoría para ver a dónde se han desviado las partidas presupuestarias destinadas a las víctimas de violencia de género estos últimos años y que sean acusadas de malversación quienes ejecutaron tales desvíos, ya me parece un imposible.

Sexto, una prensa responsable que no minimice la gravedad de los asesinatos por violencia machista mediante cuchillos que asesinan solos o mujeres que casualmente se mueren después de caer repetidamente encima de ellos y unos medios de comunicación que les dediquen al menos la misma atención a las decenas de actos de violencia contra las mujeres que a los casi inexistentes crímenes LGTBIfóbicos. Y que se acuerden de los nombres de las mujeres destacables en vez de ser las destacables “esposas de”, “novias de” o “hijas de” algún hombre.

Séptimo, el regreso de la educación en igualdad a los colegios y la salida de la educación en diversidad para que, realmente, los niños y niñas sean educados fuera de estereotipos y roles de género en vez de ser educados en los estereotipos y roles de género. Y que la inclusión de diversidades sea sustituída por la integración de las diferencias. Porque los seres humanos no somos diversos ya que solo hay una forma de ser humano, lo que sí somos es todos diferentes.

Octavo, la separación de las políticas LGTBIQ+ de las políticas feministas en dos ministerios distintos, con demandas distintas y presupuestos distintos. A ser posible, proporcionales en dotación al porcentaje de población que supone ha de ser competencia de cada ministerio y de la gravedad de los problemas que les ocupan (gracias Carmen Cajide).

Noveno, una ley abolicionista de la prostitución que multe a puteros y encarcele a proxenetas y que proponga una gran inversión en ayudas a la integración social de las víctimas del sistema prostituyente mediante la regularización de su situación si son inmigrantes, y mediante la proporción de alternativas de vida dignas (formación, trabajo, etc.) para todas. Así mismo, la prohibición por ley de la mal llamada gestación subrogada nacional e internacional, bajo pena de cárcel y la lógica retirada de custodia de las criaturas víctimas de semejante atrocidad de transacción comercial.

Décimo, una ministra de igualdad que no sea ni una “magufa” posmoderna que cree en almas sexuadas incapaz de definir qué es una mujer, o que lo hace a través de clichés ofensivos y degradantes para las mujeres, ni tampoco un «perfil» bajo que daría lástima si no fuera preocupante, no solo su falta de formación en feminismo, sino su nulo interés por estar actualizada tan siquiera.

Dudo mucho que las reinas magas me cumplan esos deseos, más que nada porque no existen y porque la forma de agarrarse al gobierno de Sánchez es la de un ave rapaz a su presa pero sin tanta nobleza. Así que lanzo mis peticiones al aire a la espera de que vuelva la cordura a un PSOE que, si bien nunca fue de izquierda en lo económico, en lo social siempre estuvo a la vanguardia sobre todo feminista.

Qué lejos queda aquel PSOE que luchaba por nuestro derecho a la interrupción voluntaria del embarazo o que creó una ley pionera en Europa introduciendo entre otras novedades Juzgados especializados en Violencia sobre la mujer y que fue aprobada por unanimidad con todos los votos a favor en el Congreso de los Diputados, algo impensable hoy en día. Para que luego haya quien diga que España en este último lustro ha subido puestos en igualdad de género mientras se omite deliberadamente que hemos retrocedido hasta el puesto 23 del mundo en derechos de las mujeres.

Esperemos que las Reinas cumplan mis deseos que son los de todas.

1 COMENTARIO

  1. Nobles deseos… factibles si hubiese voluntad política y social, me fallan ambas que anda la gente despistada y muy atareada con compras en esos antros del capital llamados «centros comerciales».

    Por cierto, todas somos analistas políticas, no hilaremos tan fino o tan burdo (según se mire) como los «analistos» televisivos, pero cada cuatro años (bueno 4 no que entre las unas y las otras los períodos para el común de personas con derecho a voto se nos acorta) bien que vamos a las urnas y según hemos oído, visto, comentado, interpretado, pillado en error o mentira gorda, etc, depositamos nuestro voto confiando la voluntad propia para que otra asuma la tal y la convierta en políticas que, por descontado, se pasan por el forro y aquí la única voluntad válida es la del mercado que encima son de un acojonado que da hasta algo de peniña… ay el EURIBOR hay que ver lo que nos cuesta.

    En fin, me alineo contigo con lo de Sumar/Podemos/Vox matizando que a la irrelevancia total ya van de cabeza, lo que no entiendo es lo del Partido Socialdemócrata (social lo que sean incapaces de salir del agujero neoliberata) total que me toque ya el euromillones porque a esta sociedad no la veo yo muy dada a socializar en materia de derechos, economía ni nada que no sea ir a una terracita a tomarse unas birrillas.

    Ays

    Pero mucho ánimo eh! (retranca on)

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