Crónica del 2023: ¿Feminismo o posmodernidad?

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Por Cristina Lozano González

Queda muy poco para despedirnos del 2023 y es el momento de reflexionar sobre nuestra vida y las metas personales y feministas – puesto que lo personal es político– conseguidas. Para ello, es necesario comprender el contexto social, político y filosófico en el que nos encontramos para partir de un análisis correcto de la realidad que nos ponga los pies en el suelo y ayude a comprender los obstáculos y el mérito de nuestros logros.

En la actualidad, en Occidente, nos encontramos inmersas en un neoliberalismo que no rige únicamente cuestiones económicas sino también, sociales y éticas.

El neoliberalismo fue explicado y defendido por la Escuela Austriaca de Economía por autores como Hayek o Mises. Su objetivo es la reducción del papel del Estado en la vida de los individuos. Margaret Tatcher, -fiel admiradora de Hayek- pensaba que no existía la sociedad, sino los individuos. Y esa ideología neoliberal ha calado en la ciudadanía, incluso en parte de la ciudadanía que se considera de izquierdas. Se ha confundido el respeto a la libertad individual, que está muy bien, y que feministas como John Stuart Mill ya defendían, con una especie de todo vale y de quién soy yo para criticar o cuestionar cualquier cosa. Se ha mezclado la libertad propia de una Democracia con una especie de libertinaje extraño en el que si cuestionas algo desde un punto de vista ético, como la prostitución o los vientres de alquiler, parece que eres una persona anticuada, de derechas, conservadora. Parece, en definitiva, que hablar de ética es cosa del pasado.

Y, en esta línea, también parte de la ciudadanía empieza a confundir la libertad negativa con la libertad positiva -distinción que expuso Isaiah Berlin- y, al final, acaba defendiendo el neoliberalismo pensando que eso es progresismo. 

La libertad negativa es la que se defiende desde el neoliberalismo. Es decir, una libertad entendida como no intromisión del Estado en la vida de la ciudadanía. Sin embargo, se supone que, desde la izquierda, lo que se defiende es la libertad positiva, entendida, precisamente, como la intervención del Estado para que todas las personas, independientemente de nuestra situación de partida, podamos disfrutar de la libertad.

La cuestión es que en la actualidad parte de la gente que se autodenomina de izquierdas ha comprado este concepto de libertad negativa y responde siempre en cualquier debate ético “¿a quién le importa lo que yo haga?”, pensando que en una Democracia vale todo, y olvidando que en la Democracia hay leyes y hay límites y que, como estamos conviviendo en sociedad, lo que se hace afecta al resto.

Pero… ¿cómo hemos llegado a esta izquierda woke que confunde el neoliberalismo con el progresismo? Pues porque esta ideología woke es fruto de la posmodernidad. La posmodernidad filosófica que piensa que los grandes relatos éticos y políticos han fracasado, que no existe la verdad, sino la posverdad y el resultado es este relativismo cultural y el hecho de que una ideología basada en un delirio, como la teoría queer, que está completamente alejada de la realidad, pueda ser bien acogida. 

En este contexto, hablar de la agenda feminista y de una ética que persiga la igualdad, parece algo antiguo y, por lo tanto, por qué vas a plantear prohibir los vientres de alquiler, la pornografía, o la hormonación infantil, si cada una puede decidir libremente qué hacer con su cuerpo y con su vida. Y si se está equivocando o se arrepiente después pues es su problema.

No obstante, el año 2023 finaliza con un pequeño –pero grande en realidad- logro feminista: la modificación de la ley trans de la Comunidad de Madrid. Aunque sea una reforma insuficiente, es necesaria. Las feministas deseamos que en el año 2024 el resto de comunidades autonómicas sigan el recorrido emprendido por la Comunidad de Madrid y vayamos disfrutando de más modificaciones y erradicaciones de las leyes trans aprobadas en España, independientemente del partido político que se encuentre en el gobierno actualmente. En este sentido, y dado que el acceso a la educación de las niñas y mujeres ha sido uno de los grandes logros de la agenda feminista, recomiendo como lectura navideña un dossier elaborado por DoFemCo -Docentes Feministas por la Coeducación- donde se explica detalladamente por qué es necesaria la derogación de todas las leyes trans. Con este tipo de lecturas a nuestras espaldas comenzaremos el año más preparadas para la lucha que tenemos por delante. Sí se puede.

Cristina Lozano González

Licenciada en Filosofía y Doctora en Economía. Profesora de filosofía.

Ig: @cris_lozcol

X: @CrisColmenaP

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