Las «pick-me girls» y el «not-all men»

0

Por Karina Castelao

Existe un grupo de mujeres que se creen la excepción en un mundo de hombres.

Mujeres como Victoria Kent, que se opuso al voto femenino por que esa era su posición ideológica al considerar a las mujeres no preparadas para disfrutar del derecho al sufragio (no como ella, claro está), se sabía una de esas excepciones a la regla común para su sexo y estaba encantada con ello. Esa convicción era habitual en buena parte de las primeras mujeres universitarias: eran únicas en un mundo de hombres que las trataba como singulares y casi como iguales. Os recomiendo esta entrevista del programa “A fondo” (TVE, 1979) para que entendáis de qué os hablo.

Antes estas mujeres no tenían nombre específico, pero ahora, en el siglo de etiquetarlo todo con “palabros” anglosajones, y gracias al personaje de Meredith Grey (Ellen Pompeo) de Anatomía de Grey, las “pick-me girls” se sitúan en el centro del debate feminista. «Pick me, choose me, love me» («escógeme, elígeme, ámame»), dice Meredith a Derek pidiéndole que se divorcie de su mujer y la elija a ella.

Una ‘pick-me girl’ es una mujer que busca la validación masculina insinuando indirecta o directamente que ella ‘no es como las otras mujeres’. Que se siente superior al resto por tener un sentido del humor masculino, no vestir ropa típicamente femenina y, en definitiva, rechazar todo aquello esperado en una mujer. Porque una ‘pick-me’ nunca viste de rosa, ni se maquilla, ni le gusta ir de compras. Prefiere ver el fútbol, jugar a la Play y tener amigos hombres porque ellos son «menos envidiosos y menos malos que las mujeres». Una chica ‘pick-me’ en su adolescencia será seguramente la que vaya de que no le interesan las cosas de chicas y adopte la “cultura” de los chicos porque tiene más valor. Y en su madurez, obviamente, prefiera Oppenheimer a Barbie.

Una ‘pick-me’ no solo hace las cosas para gustar a un grupo de hombres, sino que en el proceso tiene que desacreditar a otro grupo de mujeres. Tiene también un discurso antifeminista, el “not-all men”, el de “soy de las mujeres que creen que el feminismo ha llegado demasiado lejos porque criminaliza a todos los hombres”. Una mujer ‘pick-me’ en un entorno de hombres conservadores encaja en el tipo de persona que dice abiertamente que “las mujeres son más malas que los hombres” porque se odian entre sí, mientras que en un entorno progresista defiende a sus “compañeros” y “camaradas” y ataca a otras mujeres que los relegan en su lucha y los “odian solo por ser hombres”. 

Pero, ¿qué de incierto tiene el discurso ‘pick-me’? Y, en concreto, ¿por qué es machista el ‘not-all men’?

Hagamos un ejercicio de imaginación para entenderlo.


Imaginaos que tenemos una bolsa llena de caramelos. Y que aproximadamente un tercio de los caramelos están envenenados en mayor o menor grado. Unos pueden provocar la muerte. Otros una enfermedad grave. Otros lastimar al tragarlos y dejar secuelas de por vida en la boca o la garganta. Y algunos saber tan mal que su sabor nos daría ganas de vomitar.
Todos tienen una apariencia similar: distintos colores o envoltorios, pero nada destacable que diferencie unos de otros a simple vista. Lo normal es que fuéramos reticentes a coger cualquiera de ellos porque no sabríamos cual es el que nos puede hacer daño y cual no. En resumen, aunque solo un tercio de ellos estuvieran envenenados, todos, absolutamente todos, serían potencialmente venenosos.
Bueno, pues con los hombres pasa lo mismo. Evidentemente, no todos los hombres son violadores, ni feminicidas, ni maltratadores ni acosadores. Pero supongamos que, haciendo un cálculo aproximado, un tercio de ellos sí lo son (ya solo contemplando que casi un 40% son consumidores de prostitución). Como no hay nada que los distinga, potencialmente todos lo son. Y por eso todos nos hacen sospechar de ellos y tenerles miedo.

Es tan innecesario y tan sintomático especificar que no todos los hombres son violadores, asesinos o maltratadores, que solo queriendo complacerlos como auténticas ‘pick-me girls’ se explica hacer esa observación.

¡Claro que no todos los hombres violan, agreden y asesinan mujeres! Si no, estaríamos todas muertas porque la mitad de la población mundial son hombres. Pero sí casi todos los que asesinan, violan y agreden mujeres son hombres.


Y absolutamente todos los hombres son machistas, sin excepción. De una u otra forma, es imposible que un hombre no sea machista porque se ha impregnado de machismo desde su nacimiento. Se ha socializado en la misma sociedad patriarcal que los coloca en la parte de arriba de la jerarquía sexual y a nosotras, en la de abajo.

Hablar de «los hombres» como grupo poblacional es politizar una serie de hechos reales y constatables, como serían:

  • Que casi el 100% de las víctimas de violencia sexual son mujeres y el casi el 100% de los victimarios son hombres.
  • Que casi el 100% de los asesinatos a mujeres los cometen hombres.
  • Que casi el 100% de las mujeres han sido acosadas o agredidas sexualmente por hombres.
  • Que casi el 100% de cualquier tipo de crimen hacia las mujeres la perpetran hombres.
  • Que casi el 100% de cualquier tipo de crimen hacia los hombres también lo cometen otros hombres 

(fuente: INE año 2022).

Eso no es criminalizar a los hombres, es dar datos para el análisis y a partir de ahí, hacer políticas serias y responsables, algo completamente necesario para luego poder legislar medidas de protección a las mujeres que les salven la vida y que al mismo tiempo, sea garantistas con los derechos de los hombres.

Así que, cuando vayáis a hacer uso del ‘not-all men’, recordad que nosotras no sabemos qué hombres son o no agresores de mujeres. Pensad de cuántos feminicidas nunca nadie hubiera sospechado nada siendo tan buenos vecinos que saludaban en el ascensor, buenos padres, grandes trabajadores, profesionales de brillante carrera o excelentes yernos.

Y si es una feminista quien siente la imperiosa necesidad de aclarar el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres que esa fecha «jamás nos hace olvidar que, por su mayor parte, los varones que conocemos se portan bien», es que ella ha entrado en el feminismo pero, por muchos años que haya estado dentro y muy relevantes hayan sido sus aportes, el feminismo no ha entrado en ella. 

Porque el “feminismo” ‘pick-me’ ya existe y hasta tiene nombre. Es el llamado «feminismo amazónico» cuya principal representante, Camile Paglia (esa mujer que servía de inspiración a Cayetana Álvarez de Toledo), decía cosas como que «es terrible que las feministas más mayores estén empujando a las más jóvenes a estar resentidas con los hombres y a considerarlos como opresores”. «Gracias al hombre, la mujer de hoy tiene un trabajo fuera de casa para ser independiente de un marido, un hermano, un padre. Gracias a los hombres, las mujeres tenemos lavadoras”

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.