Althusser versus Zinoviev

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(Este artículo está dedicado a los camaradas del Partido Comunista del País Valenciano Rafael Palomares Gómez y José Vicente “Jovi” Longa, a Lola Gozálvez y Javier Naharros del Ayuntamiento de Burjassot, a Joanet Carbonell de la Ràdio i Televisió del Poble, a Jorge Amar y a Manolo Mulet por haber hecho posible la presentación de mi libro).

Los días 15 y 16 de noviembre de 2023 tuve el enorme placer de presentar mi libro Socialismo Fiduciario en la localidad valenciana de Burjassot. Ambos días comencé la presentación con esta diapositiva, en la que se recogen citas de dos importantes comunistas, Louis Althusser y Alexandr Zinoviev:

“No sé si la humanidad conocerá nunca el comunismo, aquella visión escatológica de Marx. Lo que sé en cualquier caso es que el socialismo, la transición forzada de la que hablaba Marx, es la «mierda» como proclamé en 1978 en Italia y en España ante auditorios desconcertados por la violencia de mi lenguaje. También allí contaba una «historia». El socialismo es un río muy ancho, de travesía muy peligrosa. Tendremos muy pronto una inmensa barca en la arena: la de las organizaciones políticas y sindicales donde todo el mundo puede subir. Pero para atravesar los remolinos, es preciso un «timonel», el poder del Estado en manos de los revolucionarios, y en la gran nave es necesario que reine el dominio de clase de los proletarios sobre todos los remeros a sueldo (existe aún el salario y el interés privado), ¡si no esto se vuelca! El dominio debe ser del proletariado. Se echa al agua la inmensa nave, y durante todo el recorrido hay que vigilar a los remeros exigiéndoles una estricta obediencia, retirarlos de su puesto si vacilan y reemplazarlos a tiempo, incluso sancionarlos. Pero si aquel inmenso río de mierda se atraviesa finalmente, entonces en el infinito está la playa, el sol y el viento de una primavera naciente. Todo el mundo baja, ya no hay más lucha entre los hombres y los grupos de interés puesto que no hay ya relaciones mercantiles sino una profusión de flores y frutas que cada uno puede coger para su deleite. Estallan entonces las «pasiones gozosas» de Spinoza e incluso el Himno a la alegría de Beethoven.”   El porvenir es largo, Louis Althusser, pág. 300, 1992“También en Occidente han pasado a un segundo plano los ideales de los derechos humanos y las libertades democráticas. Se ha lanzado un duro ataque contra los derechos sociales de los ciudadanos. Los medios de comunicación apenas se ocupan de ellos o, en general, callan de común acuerdo sobre sus violaciones. Ahora ha quedado en evidencia que estos ideales, tan desmesuradamente pregonados hasta hace pocos años, no son los valores más importantes de la vida, sino un trabajo asegurado y adecuado a la profesión de cada cual, la vivienda, la asistencia médica, la educación y la instrucción de los hijos, la seguridad personal, las pensiones de vejez e invalidez, relaciones personales humanas: todo aquello que, de alguna manera, era habitual en la Unión Soviética del periodo anterior a la perestroika.”   La caída del imperio del mal, Alexandr Zinoviev, pág. 173, 1999 [1994]

La razón por la cual empecé así las presentaciones es que esta diapositiva refleja dos concepciones del comunismo que, en mi opinión, son incompatibles, ya que es necesario decantarse por una y rechazar la otra. El socialismo fiduciario se decanta por la concepción de Zinoviev.

Analicemos las principales características de ambas citas. La principal diferencia entre ambas es su visión de la historia. Para Althusser, la esencia de la historia y por ende del socialismo en cuanto fenómeno histórico se encuentra en el futuro. Por tanto, el comunismo aparece como el final de la historia. Es por consiguiente el resultado inexorable hacia el que la humanidad tiende una vez agotado el recorrido de los diferentes procesos históricos. Se trata de un punto de llegada paradisiaco en el que la humanidad recupera el orden perdido de su edad dorada. Althusser identifica ese estado con la desaparición del salario y del interés privado. Es el retorno adánico a un estado de conexión total con la naturaleza y con la humanidad en estado puro. Los avatares y calamidades de la historia, pese a la inmundicia que conllevan, acaban por purificarnos como individuos y en último término la humanidad se libera de toda negatividad.

Esta perspectiva de la historia desaparece en el pasaje escrito por Zinoviev. En él, lo fundamental no es el punto de llegada sino de partida. La persecución de ideales lejanos deja paso a los logros del socialismo en la Unión Soviética. Ellos son lo más importante de la vida, es decir, del aquí y ahora. El reino de los fines no se encuentra en ningún sitio más que en el bienestar de la vida cotidiana: salud, vivienda, seguridad, familia, pensiones, relaciones humanas. El comunismo es por tanto la movilización racional de los recursos a nuestra disposición hoy para conseguir una vida cotidiana de bienestar para todo el mundo. En absoluto es necesaria una transformación angelical de los seres humanos, ni siquiera el salario y el interés privado han de abolirse obligatoriamente como paso previo al bienestar. Estos temas pasan a un segundo plano y se dilucidarán dependiendo de cada situación concreta.

Esta cuestión es de una importancia capital para el socialismo fiduciario. No pretendo caer en la autorreferencia. En diferentes partes del libro analizo los aspectos históricos del socialismo. En el capítulo uno, la visión que nos da Althusser es encuadrada dentro del hegelianismo y en el capítulo seis se denomina a las posiciones similares a la de Althusser como “comunismo mítico”, tal y como lo concibió David Graeber. Estas posiciones son rechazadas por el socialismo fiduciario. En su lugar encontramos la defensa (crítica) del esquema kantiano y de lo que Graeber llamó “comunismo de base”, planteamientos compatibles y similares a los de Zinoviev.

No obstante, y atendiendo a las reacciones del público asistente a las presentaciones en Burjassot, me gustaría abordar el problema desde otra perspectiva que está tomando ya una gran relevancia, pero que va a ser todavía más importante en el futuro debido a la próxima publicación en español del libro de Sahra Wagenknecht llamado Los Engreídos (Lola Books, 2024). En dicha obra, Wagenknecht se define a sí misma como una “conservadora de izquierdas”. ¿Qué quiere decir la autora con esta aparente contradicción geométrica? ¿Por qué se trata de una formulación importante en el análisis de las citas de Althusser y Zinoviev?

La razón es la siguiente: la posición adoptada por Zinoviev y por el socialismo fiduciario también es conservadora de izquierdas, la de Althusser es progresista. Intentaré explicarme de la manera más sencilla que me sea posible. Para ello recurriré solamente a dos conceptos fundamentales en la filosofía de Kant y Schopenhauer: noúmeno y fenómeno.

Según la filosofía de Kant y Schopenhauer, la realidad está dividida por un abismo. A un lado está la realidad sensible que toma la forma de fenómeno. Al otro está el noúmeno, la realidad de la cosa en sí que solo se puede pensar, pero no percibir mediante la experiencia. El fenómeno es la cosa tal y como se nos presenta en la realidad sensorial, y por tanto está sujeta al cambio. El noúmeno es la cosa tal y como se nos presenta a la intuición intelectual, y por tanto no es un fenómeno y no está sujeta a cambios, es permanente, está fuera del tiempo y del espacio, y por eso se conserva inalterable. El noúmeno es la esencia de aquello que se expresa mediante el fenómeno. Esta división radical entre noúmeno y fenómeno es conservadora, ya que parte de una esencia inalterable que da sentido a la realidad de los fenómenos. La actitud vital del ser humano debe ser conservar los principios de los que se parte, negar el relativismo, abordar los fenómenos de la experiencia desde la solidez primaria de los axiomas.

En la ética kantiana, el noúmeno son los Evangelios, la buena voluntad o en su caso la voluntad santa del cristianismo. En el socialismo fiduciario, el papel del noúmeno lo juegan los cinco fines del socialismo extraídos de la obra de Stuart Chase: pleno empleo garantizado y permanente, utilización plena y prudente de los recursos naturales, garantía a todo ciudadano de comida, alojamiento, vestido, servicios sanitarios y educación, seguridad social en forma de pensiones y subsidios, y garantía de estándares laborales dignos.

Para el socialismo fiduciario, la existencia o no del interés privado y del salario, así como el tamaño de la iniciativa privada, no forman parte del noúmeno, sino que son fenómenos no esenciales a dilucidar democráticamente. A este respecto, el libro hace propuestas concretas para el caso de España. Para este país, se propone un sistema de propiedad mixta de los medios de producción en el que, por ejemplo, se nacionalice el sector eléctrico, el sector de la banca de ahorro y, entre otras cosas, la suficiente cantidad de tierra y de bienes inmuebles como para permitir llevar a cabo un plan de vivienda garantizada. Pero se trata solo de una propuesta personal sobre el tamaño del sector público que debe ser sometida a la decisión democrática de la ciudadanía. Lo que no es negociable es el acceso universal y no sujeto a deuda a los cinco fines del socialismo que, tal y como se explica en detalle en el libro, sólo es posible mediante la recuperación de la soberanía monetaria.

Al hacer de la esencia del comunismo un fenómeno futuro, la concepción del comunismo mítico de Althusser lo convierte todo en fenómeno sin noúmeno. Se trata de una actitud progresista, ya que es el progreso paulatino hacia nuestro futuro inevitable lo que da sentido a nuestra existencia. Como mucho, los seres humanos pueden asumir el papel de timonel avezado que haga la travesía más segura y corta, pero por lo demás se trata de esperar activamente a que el progreso hacia el comunismo se materialice ante nuestros ojos. Hasta entonces todo es líquido, no hay un punto de partida fijo que nos guíe en el mundo de la experiencia.

Podemos explicarlo así: el noúmeno kantiano es una fuerza que nos empuja por la espalda hacia el futuro y a la vez que nos empuja nos susurra al oído principios sólidos que nos orientan en una realidad incierta y dan firmeza a nuestros pasos. La visión progresista en la que todo es fenómeno sin noúmeno es un imán que nos atrae desde el futuro. No se coloca a nuestra espalda, sino en el lejano horizonte hacia el que miramos y desde allí nos atrae de manera inexorable.

Lo más interesante de las dos presentaciones en Burjassot fue que en ambos casos los asistentes se dividieron en dos grupos durante el turno de preguntas. Un grupo aceptó de buena gana la superioridad de los planteamientos reflejados en la cita de Zinoviev. Sin embargo, otro grupo dio la impresión de estar encallado en el río de mierda de Althusser, un río que lleva el nombre de coyuntura.

El 15 de noviembre la presentación del libro fue en la sede de Izquierda Unida y del Partido Comunista en Burjassot. Allí, el grupo cercano a la visión de Althusser mostró su rechazo a las críticas que tenían que ver con Yolanda Díaz y con Sumar. Este grupo esgrimió que la coyuntura no permitía la transformación socialista de la realidad porque el país había encallado en la desgana de la juventud, en la desmovilización de la clase obrera y en la falta de imparcialidad de los medios de comunicación. Pese a ser el país con más paro de la UE, con más paro juvenil de la OCDE y con unos niveles de precariedad propios de estados fallidos, se defendió desde este grupo que era imposible conseguir más que lo que había conseguido Yolanda Díaz desde el Ministerio de Trabajo y Alberto Garzón desde el Ministerio de Consumo. El 16 de noviembre la presentación del libro fue en la Casa de la Cultura del Ayuntamiento de Burjassot. Allí el grupo althusseriano tildó de imposible la salida del euro y de impensable llevar a cabo una política económica socialista basada en la teoría monetaria moderna. El vídeo de esta presentación se reproduce al final de este artículo.

En ambos casos, los grupos cercanos a las posiciones de Althusser estuvieron compuestos por personas que se ahogaban en una coyuntura actual negativa hacia sus ideales, pero que mantenían la confianza en una ley histórica que, tarde o temprano desencallará su barca, les dará la razón y les permitirá seguir su camino preestablecido.

Como ya he dicho, me decanto por la posición de Zinoviev y por el conservadurismo de izquierdas de Wagenknecht. La razón que me lleva a adoptar esta postura es que, en mi opinión, las personas progresistas de buena voluntad no son conscientes del horror hacia el que sus planteamientos están llevando a la sociedad en general bajo las llamadas políticas de género de la izquierda progresista.

Esas políticas identitarias niegan en primer término la biología al negar la evidencia de que sólo existen homos sapiens varones (con cromosomas xy) y hembras (con cromosomas xx). Con ello, los derechos sociales de hombres y mujeres se supeditan al hedonismo sexual, ni siquiera los niños están a salvo de este narcisismo degenerado. No hay discurso de clase, no hay Estado nacional, no hay soberanía, no hay familia, no hay ciencia, no hay derechos que no sean los derechos de identidades de género inventadas, en definitiva, no hay nada sólido a lo que agarrase, no hay noúmeno (ni biológico ni de ningún tipo) que nos mantenga a flote, todo es líquido y gender fluid, la vida se convierte así en una inmersión en un fluido viscoso, fétido, pestilente y tóxico. La esperanza de que, tarde o temprano, se manifieste una ley histórica inexorable que nos saque del atolladero es una posición intelectualmente insostenible. La izquierda debería rechazar de plano esta visión progresista que nos está destruyendo como civilización y recuperar los principios de bienestar que, como por ejemplo el pleno empleo permanente y garantizado por ley, siempre ha defendido.

Por fortuna, he de decir que en ambas presentaciones la mayor parte de los asistentes se decantó por las posiciones reflejadas en la cita de Zinoviev. Eso me hace tener esperanzas en una mayoría que no se resigna, que cree en sus grandes capacidades y en las capacidades de su país, que sabe que hay alternativas socialistas que mejorarían radicalmente la vida cotidiana de la ciudadanía pero que por desgracia no se ven reflejadas en los programas de los partidos políticos de la izquierda parlamentaria española. Por consiguiente, no hay que desesperar. El libro y el nuevo partido de Sarah Wagenknecht parecen abrir un halo de esperanza procedente de la izquierda alemana, veremos con qué resultados. Además, el dos y el tres de diciembre de 2023 se celebra en Birmingham el congreso del Partido de los Trabajadores de Gran Bretaña (https://workerspartybritain.org/) bajo la dirección de George Galloway y Chris Williamson con el objetivo de reconstruir la izquierda británica. Quizá sea por ahí por donde la izquierda logre desencallarse y recuperar el rumbo hacia una orilla de agua limpia. El socialismo fiduciario también aspira a aportar su granito de arena.

Link de la presentación:

Euro delendus est

2 COMENTARIOS

  1. Saludos, Carlos! Hace unos años que había leído sobre tu propuesta del Socialismo Fiduciario y para mi tenía mucho sentido no se puede ir de A a C sin haber pasado por B.

    Además, creo que desde un punto de vista estratégico hay que hacer caso de Zinoviev, nos urge escapar de elucubraciones hacia un futuro que no vamos a vivir y esto es lo que desmoviliza y además ni siquiera habrá espacio para diseñar ese futuro porque habremos perdido otra oportunidad más, encima aguantando estupideces como las que las feministas hemos denunciado con tan malos resultados, dicho sea de paso… y es que el «brili-brili» ha sido incorporado de forma acrítica solo porque «mola». Mientras, la gente está sin empleos, sin casas… etc.

    Un saúdiño!

    • Muchísimas gracias, Mónica. Hay que plantar cara a los posmodernos y a los trepas. Un afectuoso saludo.

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