Cultura en pie de guerra pero no tanto

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El mundo de la cultura está en pie de guerra. Los nuevos equipos de gobierno de PP y VOX resultado de las elecciones municipales del pasado 28M ya han enseñado la patita en lo que respecta a su uso de la censura. Es lo que tiene vivir en un país que hasta hace cuatro días veneraba a su dictador en un mausoleo mientras sigue teniendo a 114.000 republicanos en las cunetas y a sus más insignes poetas, uno bajo el barranco de Viznar en Granada y el otro en un exilio de muerte en Colliure. 

En el municipio madrileño de Valdemorillo se ha cancelado la obra “Orlando” de Virginia Wolf porque, dicen, había una transformación de un hombre en una mujer. En Santa Cruz de Bezana (Cantabria) se ha cancelado la película “Buzz Ligthyear” porque aparecen dos mujeres besándose y en Briviesca los nuevos ediles han dejado fuera de cartel una obra de teatro que cuenta la historia de un profesor republicano. Y son y serán muchas más porque a la derecha le gusta la tijera más que a my Taylor is rich.

Los profesionales de la cultura han expresado en un comunicado en todas las lenguas del estado lo siguiente: “Las y los profesionales del mundo de la cultura queremos denunciar el retorno de la censura que está atentando contra la libertad de expresión, un derecho consolidado social y democráticamente en nuestra Constitución. Exigimos la protección de nuestros derechos fundamentales porque sin CULTURA no hay democracia.”

Y está muy bien pero no he visto movilizarse a los profesionales de la cultura cuando se cancelaba a Carola López Moya porque aseguró en su cuenta de Twitter que “las mujeres trans son varones” y el mundo Queer le pidió 120.000€ y cinco años de inhabilitación. Recordemos que el caso se archivó porque sus tuits no implicaban sanción administrativa pero tuvo que aguantar un acoso brutal en redes y en su lugar de trabajo. Ningún “intelectual” se llevó las manos a la cabeza cuando por doquier se suspendían presentaciones de libros feministas en la universidad o críticos con las leyes trans o se prohibía de facto el feminismo con la aprobación de la misma ley. Ningún intelectual dijo nada cuando la profesora Silvia Carrasco denunció el acoso al que fue sometida cuando le denunciaron anónimamente por no acogerse a la teoría querer en sus postulados antropológicos, ya que es profesora de esa asignatura en la Autónoma de Barcelona. Tampoco ningún intelectual elaboró un manifiesto cuando comenzó la persecución contra la escritora británica J. K. Rowling. Recordemos que en diciembre de 2019 la escritora salió en defensa de la consultora Maya Forstater quien había perdido su trabajo por unos tuits contra el colectivo trans. La escritora aseguró que estaba en contra de: “expulsar a mujeres de sus trabajos por asegurar que el sexo es real”. Hasta aquellas personas que debían estar besando el suelo que pisaba la escritora (Emma Watson o Daniel Radcliffe) salieron a meterse con ella. Y no vi ningún intelectual movilizarse por ello, tan solo y como siempre, el apoyo desinteresado de las feministas radicales. Ningún intelectual movió un dedo con el acoso continuado a aquellas mujeres que se oponen a esa ideología tan perniciosa por todo el mundo, Raquel Rosario Sánchez en la universidad de Bristol, Selina Todd en la universidad de Oxford, Julie Bindel en la universidad de Edimburgo, incluso agredidas y despedidas. Ningún intelectual ha dicho nada cuando las reuniones de mujeres en Toronto, Londres, Brighton, Seattle o Buenos Aires eran asaltadas y boicoteadas por la llamada “furia trans”. Y así hasta el infinito. 

Ningún intelectual se alarmó por el veto a la Editorial El Viejo Topo en la Feria del Libro “LITERAL” por supuestas diferencias ideológicas. Tampoco nadie de estos supuestos izquierdistas dijo nada cuando la profesora de la universidad Autónoma de Barcelona (UAP), Juana Gallego fue boicoteada por su alumnado por su posicionamiento contra la ley trans. Tristemente ha tenido que abandonar recientemente la universidad porque esta había dejado de ser un reducto de pensamiento crítico. Y es que la indignación está muy bien pero un poco de coherencia “señoros”, que pareciera que las mujeres no hicieran Cultura. Gallego ha tenido que dejar la universidad porque se ha convertido en una caricatura de lo que fue y ahora comulga con presupuestos acientíficos y basados en el sentimiento. 

Nadie ha movido un dedo tampoco cuando se suspendían espectáculos, cancelaban artistas o prohibían libros rusos en España. Nadie movió un dedo cuando los ucranianos quemaron más de 11 millones de libros solo porque estaban en ruso. Nadie movió un dedo cuando se persiguió a los famosos “Titiriteros”, esos del “Gora Alka-ETA”, ¿no sé si se acuerdan? , hasta la sacrosanta Manuela Carmena les abandonó a su suerte. Por no hablar de la persecución a cantantes como César Strawberry (vocalista de Def Con Dos) víctima de las operaciones araña que están a punto de regresar, si es que se fueron algún día. La persecución a Valtònyc (que aún permanece en el exilio) o a Pablo Hasél (que está en la cárcel por escribir canciones contra el rey de España y por un supuesto enaltecimiento del terrorismo). 

Pero he escrito este artículo porque me parece evidente que cuando se persigue a mujeres no pasa nada. No se genera expectación, frustración o indignación. Y creo que eso es porque las mujeres siguen siendo la otredad y uno de los motivos por los que el generismo Queer es tan fuerte es, quizá, porque a muchos hombres escuchar, leer, mirar, observar las obras de las mujeres les resulta molesto. Las mujeres son las grandes olvidadas de la historia. Ningún intelectualoide de los de postín, y que son asiduos a firmar comunicados, ha dicho ni mú cuando se descubrían enterramientos de “guerreras” de la antigüedad y los proqueer salían a decir que seguro que sentía que era un hombre. Ningún intelectual de los que suelen firmar esos documentos sabe nada del olvido intencionado de la mujer en el ámbito educativo, ¿Cuántos referentes femeninos tienen las niñas en la escuela? ¿Cuántas mujeres descubridoras, premios Nobel, escritoras, políticas, científicas se saben ustedes? En la historia de la humanidad nadie como las mujeres representa ese olvido programado que es el borrado instrumental. La desaparición absoluta de su participación en la evolución humana. Incluso en las ocasiones en que la historia universal ha brillado con luz propia se ha postergado a la mujer al basurero de la historia, se le ha vejado y humillado, se le ha desechado, vilipendiado y asesinado para acallar su voz. Y nadie dijo nada, es más, ningún hombre dijimos nada. Ya va siendo hora de escucharlas. Ya va siendo hora de que la Cultura sea una cultura con letra de mujer, con rostro de mujer y con innovaciones de mujer. 

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