José Manuel Carrizosa.
A raíz de la huelga desencadenada por los trabajadores de la fábrica de Michelín en Vitoria, en relación a acordar un convenio en el que no tuvieran pérdida de poder adquisitivo, se han sumado otras fábricas de la multinacional en varios puntos de España: Aranda de Duero, Valladolid y Almería.
La extensión en los paros de producción se debe, por un lado, al éxito que ha tenido la movilización obrera en la planta de Vitoria, y por otro la amplia negativa de los comités de empresa a aceptar las condiciones de la dirección de la empresa.
En el caso de la factoría de Aranda de Duero, además, para intentar frenar la flexibilidad a la que están expuestos los trabajadores ligados a los sistemas variables y realizar calendarios exentos de flexibilidad, y así evitar la recuperación de la producción no realizada durante las primeras jornadas de huelga, CGT ha decidido también convocar huelgas todo el resto del año durante las jornadas llamadas de posible trabajo, algo que CGT en Vitoria llevan convocando desde hace ocho años.
Respecto a la planta de Almería, los trabajadores ya tuvieron una concentración a las puertas de la planta el pasado 18 de mayo, debido a la negativa de la dirección empresarial de atender sus demandas respecto a la subida salarial conforme al IPC.
Es menester recordar, que es este el punto principal que encalla las negociaciones del convenio, ya que la intención de la empresa es ajustarlo “proporcionalmente a los beneficiarios obtenidos”, pero que según los representantes de los trabajadores «no son suficientes para evitar la pérdida de poder adquisitivo en el contexto de la inflación actual «.
Está por ver si las movilizaciones y paros se extenderán a todas las plantas de la multinacional automovilística.
