Jose Manuel Carrizosa.
Las reuniones mantenidas entre los trabajadores de la educación y sanidad madrileñas con el gobierno de Isabel Díaz Ayuso no han obtenido sus frutos.
Debido a ello, las jornadas de paros que se iniciaron en el pasado viernes se seguirán celebrando hasta alcanzar un acuerdo.
78.000 sanitarios y 54.000 docentes están llamados a manifestarse contra el principal problema que afecta a estos servicios públicos fundamentales: la temporalidad. Un 53,0% de los médicos hospitalarios son temporales, lo cual no solo precariza sus condiciones laborales sino que agravan los problemas en la atención a los pacientes.
El comité denuncia «la nula predisposición del gobierno autonómico» y «haberse enrocado en propuestas que no llevan a ningún termino».
Sanidad se comprometio hace un año a aplicar una ley estatal para estabilizar el empleo y desconovar una oposición que afectaba a más de 3000 medicos temporales. Sin embargo, esta no fue anulada: «no la quieren anular porque sería admitir que la hicieron mal o que era una contraprogramación de la norma estatal», critica el comité.
Otra de sus reivindicaciones, que además es compartida por los profesores de la CAM, es la vuelta a la jornada de 35 horas semanales. En Madrid, los maestros de primaria imparten 25 horas de clase y los profesores de secundaria 20, mientras que en el resto de autonomías realizan 23 y 18 respectivamente. Eso es lo que piden los docentes de la región madrileña.
El problema de las huelgas en sanidad y educación es que los ciudadanos no notan los paros. Esto ocurre porque ambos son servicios esenciales y los convocantes deben respetar unos servicios mínimos. Galvín, del comité de empresa, los califica de “abusivos”: «De media es el 50% de la plantilla, pero en algunos centros, los más pequeños, no pueden con solo con la mitad y termina siendo toda».