«Sangre de mi sangre»

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Que una famosa haya cumplido su sueño y ¡Hola! lo convierta en tema de primera plana en la política nacional no sería noticia si no fuera por los motivos, medios y consecuencias futuras que supone el alquiler de vientres para la dignidad del ser humano.

Dejando aparte la patología que hay tras querer cubrir la ausencia de un hijo muerto con una parte de él en forma de hija, este caso muestra en toda su crudeza las miserias de la llamada Gestación Subrogada, vulgo tráfico de bebés y explotación de mujeres pobres.

Tener un deseo y cumplirlo, desde el más simple al más complejo tiene muchas variables: oportunidad, posibilidad, esfuerzo…, y el indispensable: dinero. Sin dinero la mayoría de los deseos que tenemos son inalcanzables, y el que lo tengamos no lo hace necesariamente lícito.

El caso de Ana García Obregón, o el de cualquier otro de comprador de bebés, tienen unas características comunes.

La primera es que el DESEO es un valor absoluto ante el que cualquier otro criterio es secundario. Lo deseo y por ello estoy legitimado a alcanzarlo sin importar qué medios o consecuencias se den que desaconsejen cumplir ese deseo. Lo quiero lo cojo.

Es la aplicación del principio de la psicología positiva Si quieres, puedes”. Y si te esfuerzas lo suficiente lo logras, porque entonces el Universo se confabulará a tu favor. ¿Pero es así? Sí. Sí, siempre que cuentes con los medios para conseguirlo, porque medios y dinero son sinónimos.

La segunda característica es el dinero. Sin dinero para comprar no hay deseo que valga, por mucho que te digan lo contrario, ni aunque las compañías de traficantes te ofrezcan cómodos plazos y financiarte: “sin que el dinero sea un obstáculo”, e incluso la nacionalidad ucraniana.

De las páginas web de una de estas compañías de GS.

Todo en el mercado pasa por tener o no tener dinero. Si lo tienes puedes; si no lo tienes, ajo y agua y te metes el deseo por donde te quepa. Así de sencillo. Y los compradores de bebés en EE.UU. tienen dinero para aburrir.

Y los que andan un poco más apuradillos de liquidez y 130.000 € se les hace cuesta arriba pueden irse al Low cost de Ucrania o Grecia y comprar un hijo por entre 43.000 y 67.000 €. «¡Vamos, vamos, que me los quitan de las manos!»

Web de gestación subrogada.

Pero compres donde compres, en el high luxury de EE.UU. o en el mercadillo ucraniano, como no tengas dinero tu deseo no vale una mierda. Eso sí, si vas por la vía del alto standing tienes tu inversión asegurada. Que el comprador es un miserable, pero no tonto.

Tras la idea de Reinicio, a caballo de lo gore y deshumanizado, está el sentimiento de esto es un negocio y su deseo está a salvo con nosotros, que para eso paga. ¡Y con garantía de dos años! Como si fuese un electrodoméstico.

Pero atentos, que tienen un código deontológico y todo es legal. No hay que preocuparse de nada. Podrás volver a casa con el crío, tu factura y la frente bien alta: todo ha sido legal y siguiendo escrupulosas normas deontológicas.

Estas situaciones son posibles gracias a que la Instrucción de 5 de octubre de 2010 ha convertido a ésta en una tapadera para amparar el tráfico de menores a nivel internacional. Se ha convertido de facto en una ley alternativa para quien pueda pagárselo.

BOE.

De modo que la Ley 14/2006, art. 10.1 “será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero” es papel mojado, sólo aplicable a “pobres”.

Si el art. 221 del CP (delitos contra las relaciones familiares) tipifica como conducta criminal el trato con compensación económica, lo sería si como los recientes casos de Sevilla o Badajoz se dan en territorio español, porque si puedes permitírtelo te vas a EE.UU. o Ucrania.

Código Penal de España.

Tener o no dinero para comprar un bebé es una nueva democracia censitaria, como el derecho al voto en el s. XIX, y ha escrito Laura Nuño Gómez en Isegoría: “Una nueva cláusula del Contrato Sexual: vientres de alquiler” (Revista de Filosofía Moral y Política)

Texto de la autora citada.

Porque no hay libertad de hacer con su cuerpo lo que cada mujer decida si la alternativa es el hambre. Por eso la GS, como la prostitución, no son alternativas libremente elegidas, sino actos desesperados de necesidad, actos que avergüenzan a una sociedad, o debería.

Y lo que los defensores de la GS y de la prostitución como trabajo no entienden, porque su visión de la vida pasa por el neoliberal axioma de “mi deseo es posible porque puedo pagarlo”. Qué importa quien tenga que ser usado para ello; “si no quiere es libre de negarse”.

Y una tercera característica estaría derivada de esa democracia censogenitaria, en que la idea del amor hacia un hijo pasa por compartir la genética, que sea “sangre de mi sangre”.

Así, el amor no está contaminado por sangre bastarda ni etnia sospechosa. “Lo que se deja para la posteridad es una parte de mí, y mis bienes van a quien es como yo”. Criterio en el que amor y compra son lo mismo. Algo que hemos visto con frecuencia en el consumismo[1].


[1] Nota: ¿No os parece llamativo el cómo la compra de un hijo por un famoso, como el adoptar hijos en zonas muy alejadas de donde uno vive, dispara el fenómeno, como cuando un sitio se pone de moda porque lo visita tal o cual personaje popular?


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