¿Neonazis? De entrada, no

0

El aforismo hegeliano propone que los grandes personajes y hechos suceden dos veces en la Historia, a lo que Marx matizó: una vez como tragedia y otra como farsa. Por farsa quizás quería referirse a la gran dosis de tragicomedia que se necesita para engañar con la misma treta a un pueblo.

Creamos o no en leyes históricas, lo cierto es que en ocasiones podemos establecer paralelismos bastante llamativos.

Una semejanza muy evidente se nos presenta con la histórica traición del PSOE a la clase trabajadora sobre la OTAN, que hoy se repite, o tal vez se prolonga, con el Gobierno de Coalición.

Para considerarlo les propongo que estimen si los trabajadores españoles no estamos viviendo nuestro particular Brumario: una farsa tan bien construida como la que permitió la sumisión a la OTAN, ahora para encaminarnos a una guerra global. Y que esta involución -para los trabajadores, insisto- se produce gracias a la una necesaria decadencia ideológica en la que la supuesta izquierda acaba adaptándose a la ideología dominante.

Para ello les ruego que valoren el siguiente cuadro comparativo de la izquierda socialdemócrata, del PSOE anterior a la aparición de Podemos y posterior, y su explicación (no se alarmen, soy esquemático).

La política debe tratarse de algo tan complejo que hace transformar a los personajes según estén en la oposición o en el gobierno (sobre todo, si se basa en la fe en personas, en lugar de seguir un programa).

¡Maldita hemeroteca!

De un modo semejante a los entonces descamisados Guerra y González (esos que hablaban con lengua de serpiente, como avisó Krahe), Podemos ha girado su discurso. El hasta hace poco vicepresidente (ahora creador de contenidos en espacios de Mediapro o la SER), Pablo Iglesias, parece seguir una evolución paralela, junto con todos los otros actores que medraron al calor de Podemos. La imagen que acompaña estas palabras es ilustrativa al respecto.

Si repasamos brevemente las circunstancias desde la entrada en el orden OTAN-CEE (hoy UE) hasta inicios del s.XXI bajo la influencia del PSOE, observamos:

  • la OTAN se expande y provoca guerras donde puede obtener rédito en forma de control de materias primas o de ventaja geoestratégica. Conflictos que precisan una excusa bélica que una vez pasada la campaña propagandística de guerra se descubre como un engaño (demonización de un «régimen», exaltación de peligros como «armas de destrucción masivas») amparados por una CEE colaboracionista.
  • Como ejemplo del método, la mismísima Hillary Clinton llegó a admitir que patrocinaron a los talibanes. «Tuvimos la idea de entrenar muyahidines en Afganistán -explicó la señora Clinton con despreocupada claridad en una entrevista a Fox News-, y les dimos misiles para que se enfrentaran a los soviéticos. Tuvimos éxito y los soviéticos se marcharon, aunque dejamos a esos fanáticos y provocamos un desastre».
  • en España, la pérdida de soberanía monetaria bajo el euro redunda en la pérdida de soberanía popular. Desde lugares lejanos como Maastricht dirigen nuestra economía, deciden que vivimos por encima de nuestras posibilidades o que los pensionistas son una carga. Recortan servicios públicos, proponen que se pierdan industrias o se privaticen sectores estratégicos, todo ello como un sacrificio necesario por el sistema.
  • para disfrazar esta absoluta ruina para la clase trabajadora, existe un fundamental plano ideológico, en el que el avance social en libertades individuales, algunos de destacado valor a nivel mundial como el matrimonio entre personas del mismo sexo, se asocia en el imaginario colectivo a una España alineada junto a la libertad propia de Occidente, ajena al totalitarismo que la propaganda sugiere en otros «regímenes».

En la actualidad, bajo la coalición PSOE-Podemos (IU, PCE, Sumar, etc):

  • La Alianza Atlántica encuentra en la «invasión rusa» el motivo de guerra para incrementar un conflicto en realidad incitado desde más de una década antes. La OTAN ve así en Ucrania reunidos todos los requisitos: una guerra subrogada o guerra proxy, con un ejército voluntario al que sólo necesita armar hasta los dientes, en un escenario lejano a USA pero que a la vez involucra a un extenso territorio, Europa, que puede someter a su redil económico en detrimento de la Federación rusa. Y todo ello, además, cambiando a los imprevisibles talibanes por unos viejos conocidos, los nostálgicos del nacionalsocialismo, más afines a las tradiciones europeas.
  • La política llamada útil depende del maná de los fondos de la UE, un plan de inversión pública que nos supeditará a los dictados de la UE pues los miembros carecen de soberanía monetaria (podría afirmarse que carecen de soberanía, a secas, en especial si son los llamados PIGS) y que por supuesto beneficia también con un riego de miles de millones a las empresas del IBEX que se acojan a los planes de ecosostenibilidad, de igualdad, de resiliencia o cualquier requisito que sea necesario.
  • Todo ello se produce bajo una necesaria apariencia ideológica: la guerra es también contra el «totalitarismo» ruso y chino. Contra esa «tiranía» se oponen los valores europeos, cimentados sobre grandes escaparates como son:
    • una supuesta igualdad que es el falseamiento del feminismo de clase (los altos cargos que deciden sanciones y guerras son ocupados por mujeres, o los ejércitos comandados por personas transgénero, por ejemplo, sin producir ningún avance -o incluso retrocesos- para las mujeres trabajadoras)
    • otro es la inquietud por el ecologismo (las grandes empresas están ahora preocupadísimas por el medio ambiente, y pretenden que la lógica intrínseca del sistema capitalista -que valora como mercancías tanto a las personas como a los recursos naturales- es evitable mediante propuestas ecosostenibles).

Juzgue el lector, en definitiva, si hay o no paralelismo entre ambas situaciones.

De este modo, obtenemos las conclusiones:

  • 1. La OTAN supedita las vidas de las personas a las necesidades imperialistas de EEUU. Los Estados como España carecen de soberanía. La clase trabajadora no solo no es protegida sino expuesta a pagar las exigencias de los intereses económicos: con su educación, con su sanidad, con empeoramiento de condiciones laborales, o con su vida en las guerras. Si existe algún escudo social es el que permite que las condiciones no desciendan a la catástrofe, sino que se mantengan en un nivel mínimo, favorable para la supervivencia del sistema.
  • 2. Con el PSOE la socialdemocracia creaba un bipartidismo de falso eje izquierda/derecha tradicional. Con Podemos se crea el espejismo de ruptura de ese bipartidismo. Pero se trata de una ruptura falsa, pues al ser un movimiento desclasado no aporta nada nuevo al reformismo ya existente con el PSOE, ni aporta soluciones a la carencia de soberanía, ni a la sumisión al imperialismo.
  • 3. La aportación política de Podemos -que no propone una alternativa fuera del capitalismo, es desclasado y antimaterialista-, acaba por adaptarse al sistema. De proponer su ruptura, pasa a convivir en una perfecta simbiosis con la derecha y el PSOE, una convivencia de actores aparentemente rivales pero que se retroalimentan en lo propagandístico, mientras el capitalismo español dependiente del imperialismo americano pervive intacto.

Los llamados actores de la nueva política están ya perfectamente adaptados a la ideología dominante. La clase trabajadora no tiene representación en la tragicomedia otanista, pues sus supuestos representantes ni siquiera creen que existan como clase. Tampoco plantean una alternativa fuera de la UE ni de la OTAN, pues dependen de que existan.

Si hace una generación la ideología dominante logró convencer de que el imperialismo americano era algo bueno, ¿por qué no vender hoy que los neonazis son luchadores de la libertad? Los trabajadores y trabajadoras necesitamos urgentemente organizarnos al margen de ellos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.