DARVO

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He escrito este artículo junto con el economista español Jorge Amar.

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“Una nación, una moneda.” (L. Randall Wray)

Deny, Attack, and Reverse Victim and Offender (DARVO). Este acrónimo en inglés significa negar, atacar e invertir el papel de víctima y agresor. Se trata de uno de los mecanismos de manipulación que utilizan los maltratadores y abusadores contra sus víctimas cuando estas denuncian los abusos mediante pruebas fehacientes.

Los firmantes de este artículo creemos que la actual campaña de difamaciones lanzada por Occidente contra Rusia y a favor del criminal gobierno de Zelensky responde a las características propias del DARVO. A continuación, expondremos los hechos sobre los que cimentamos nuestra tesis.

  • Negación: en Occidente se niega el hecho de que los enfrentamientos militares en Ucrania no comenzaron el 22 de febrero de 2022 con la invasión rusa de Ucrania sino el 22 de febrero de 2014 con el golpe de estado conocido como Euromaidán organizado por EE.UU. contra el gobierno legítimo de Ucrania.

En la situación que actualmente se vive en Ucrania hay dos 22 de febrero que son fundamentales, el 22 de febrero de 2014 y el 22 de febrero de 2022. Occidente manipula el relato de los hechos y se centra solamente en el segundo. Según este relato tramposo, la confrontación bélica en Ucrania empezó el 22 de febrero de 2022 porque, sin ningún motivo, Vladimir Putin decidió invadir un país vecino. Esto es falso. La confrontación bélica en Ucrania empezó el 22 de febrero de 2014 cuando un golpe de estado orquestado por los servicios secretos norteamericanos derrocó al legítimo gobierno de Ucrania, presidido por Viktor Yanukóvich.

La razón por la cual el gobierno de Yanukóvich fue derrocado mediante el golpe de estado del Euromaidán fue la negativa del presidente ucraniano a firmar el Acuerdo de Asociación Europea con la Unión Europea. El gobierno ucraniano se encontraba en una disyuntiva. O firmaba este acuerdo con la UE o firmaba el acuerdo para entrar a formar parte de la Unión Económica Euroasiática con la Federación Rusa. Ambos acuerdos eran excluyentes, por tanto, Ucrania tenía que optar por uno de ellos, y Yanukóvich optó por Rusia.

Ese fue el desencadenante del golpe de estado del Euromaidán. El presidente democrático de Ucrania consideró que la oferta rusa era mejor. Legítimamente, optó por rechazar la oferta de la UE en noviembre de 2013 y entablar conversaciones con sus socios euroasiáticos para estudiar una posible entrada de Ucrania en la Unión Económica Euroasiática, ya que la oferta euroasiática establecía condiciones más ventajosas para Ucrania. Estas condiciones incluían un préstamo de la Federación Rusa a Ucrania por valor de 15 mil millones de dólares, una oferta que simplemente la UE no podía igualar.

Esta decisión legítima tomada por un gobierno democrático no fue aceptada ni por los EE.UU., ni por la UE, ni por la OTAN. Por consiguiente, organizaron el golpe de estado del Euromaidán desde la embajada norteamericana en Kiev. Para ello reclutaron militantes de la extrema derecha ucraniana a los cuales armaron, entrenaron y financiaron para llevar a cabo el golpe de estado.

Desde los gobiernos y los medios de comunicación occidentales el golpe de estado y el gobierno ilegítimo surgido a raíz de ese golpe fueron inmediatamente aceptados y aplaudidos. Con ello se dieron por buenos hechos inaceptables. EE.UU. y sus limpiabotas de la UE habían conseguido su objetivo: no permitir que ningún gobierno europeo rechazara los planes de expansión de la OTAN para cercar a Rusia y a toda la región euroasiática.

  • Ataque: el golpe de estado neonazi del Euromaidán en 2014 desató una oleada de crímenes contra la humanidad a manos del gobierno golpista ucraniano.

Inmediatamente después de lanzar el Euromaidán (en el que murieron cientos de personas) los golpistas comenzaron las matanzas y los crímenes contra la humanidad contra la población que se mantuvo fiel a la legalidad democrática. Uno de los más conocidos crímenes de los nacionalistas ucranianos es la masacre de la Casa de los Sindicatos en Odessa. El 1 de mayo de 2014, los sindicatos y partidos de izquierda organizaron masivas manifestaciones con lemas antifascistas y en favor de un referéndum de independencia. Sus protestas pacíficas se alargaron hasta el día siguiente. Las protestas tuvieron como centro las inmediaciones de la Casa de los Sindicatos. El 2 de mayo de 2014, militantes de extrema derecha del grupo neonazi ucraniano Pravy Sektor (Sector Derecho) atacaron a los manifestantes con armas de toda índole. Los manifestantes se refugiaron en la Casa de los Sindicatos. Los neonazis ucranianos incendiaron el edificio. Murieron 46 manifestantes prodemocráticos y 214 resultaron heridos, incluidos niños.

No obstante, la mayor oposición al golpe de estado se produjo en las regiones de Donetsk y de Lugansk. A fecha de 31 de marzo de 2022, el defensor del pueblo había contabilizado desde el golpe de estado fascista del 2014 un número de muertes a manos de los golpistas en Donetsk de 6010 personas (entre ellas 96 niños) y en Lugansk hasta finales de febrero de 2022 las muertes ascendieron a 1762 civiles (35 de ellos niños). Todas estas muertes de civiles están registradas y documentadas. Van asociadas a torturas y a bombardeos indiscriminados que están reconocidos como crímenes contra la humanidad. Fue en este contexto de limpieza étnica a manos del gobierno ucraniano golpista en el que la República Autónoma de Crimea decidió realizar un referéndum de anexión a Rusia en la península de Crimea y en Sebastopol el 16 de marzo de 2014. En dicho referéndum el voto a favor de incorporarse a la Federación Rusa fue del 95,5%.

  • Inversión del papel de víctima y agresor: Rusia ha respetado todos los acuerdos de seguridad alcanzados con Occidente desde la desintegración de la URSS y Occidente no ha respetado ninguno. Sin embargo, Occidente acusa a Rusia de ser el agresor.

“Not one inch eastward”, ni una pulgada hacia el este. Esta fue la promesa del secretario de estado de los EE.UU. James Baker a Mijaíl Gorbachov para comenzar las negociaciones de la reunificación alemana. La OTAN se expandiría para incluir a la Alemania reunificada, pero ni una pulgada más hacia las fronteras rusas, tal y como se recoge en los protocolos oficiales de la reunión (desclasificados en 2017).

Toda persona razonable habría exigido que esa promesa quedara plasmada en un acuerdo de seguridad firmado por EE.UU., Rusia y la Presidencia de la OTAN, pero Mijaíl Gorbachov no era una persona razonable. Primero Polonia, Hungría y la República Checa, y más tarde Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia, Montenegro y Macedonia del Norte. Todos estos países al este de Alemania son ya miembros de la OTAN, lo cual es una ruptura de la promesa hecha por Baker.

Esto enterró definitivamente el llamado dividendo de la paz, según el cual el mundo se beneficiaría de la disolución de la URSS porque se produciría una drástica reducción de los gastos militares. Esa reducción del gasto en armamento reconduciría ese dinero a gastos que mejoraran el bienestar de la humanidad. El complejo industrial-militar de los EE.UU. vio cómo sus intereses corrían peligro. Romper las promesas de paz con Rusia y expandir la OTAN hasta la frontera con Rusia era fundamental para sus intereses. Por eso el complejo industrial-militar de los EE.UU. compró el apoyo de los políticos norteamericanos al negocio de la muerte y de la destrucción mediante donaciones de campañas electorales. La actual guerra en Ucrania es una consecuencia de las promesas rotas por los EE.UU. y por sus socios de la OTAN.

Dos de los acuerdos que los EE.UU., la OTAN y la UE han roto son los acuerdos Minsk I y Minsk II, el primero firmado el 5 de septiembre de 2014 y el segundo el 12 de febrero de 2015. Ambos fueron muestras de buena voluntad por parte de Rusia, que hoy sabemos era la única parte interesada en honrar los acuerdos.

Los principales puntos de los acuerdos Minsk I y Minsk II eran la neutralidad militar de Ucrania y la autonomía especial de Donetsk y Lugansk. Lo primero significaba que Ucrania no albergaría ni armas ni tropas extranjeras y lo segundo que los ciudadanos de Donetsk y Lugansk tendrían el derecho a hablar en ruso y a un parlamento regional democráticamente electo.

Hoy sabemos por las propias palabras de dos de los firmantes de los acuerdos Minsk I y II (la excanciller alemana Ángela Merkel y el expresidente ucraniano Petro Poroshenko) que solo Rusia estaba dispuesta a cumplirlos. He aquí las recientes palabras de Merkel al periódico alemán Die Zeit:

“Los acuerdos de Minsk de 2014 fueron un intento de que Ucrania ganara tiempo. Ucrania ha hecho buen uso de este tiempo y, tal y como se puede comprobar, hoy es más fuerte que entonces. […] Dudo mucho que los estados de la OTAN hubieran podido entonces hacer todo lo que pueden hacer hoy para ayudar a Ucrania”.

He aquí las palabras de Poroshenko:

“[Los acuerdos de Minsk] no significaban nada. […] Conseguimos todo lo que queríamos. […] Nuestro objetivo era, primero, detener la amenaza, o por lo menos retrasar la guerra para asegurarnos ocho años en los que restablecer el crecimiento económico y crear unas fuerzas armadas poderosas”.

Solo aquellos dispuestos a negar la evidencia pueden no ver la mala voluntad de Poroshenko y de Merkel con estas palabras. Ellos mismos reconocen que nunca tuvieron intención de respetar los acuerdos de Minsk, que solo querían ganar tiempo y que el conflicto con Rusia estaba decidido de antemano.

Ante esto, Vladimir Putin dijo:

“Siempre creí que el gobierno alemán era honesto con nosotros” y aunque tenía claro que Alemania se pondría del lado de Ucrania “creí que el gobierno alemán haría un esfuerzo honesto por llegar a una solución según los principios de los acuerdos de Minsk”.

El error de Putin fue confiar en la palabra de Occidente.

En 2020 Joe Biden gana las elecciones en EE.UU. Elige a Anthony Blinken como secretario de estado y a Victoria Nuland como subsecretaria para asuntos políticos. El primero fue el que diseñó la guerra de Siria y la segunda fue la principal organizadora del Euromaidán en Kiev. Saltándose los acuerdos de Minsk, en 2021 la OTAN y sus 33 miembros realizaron varias operaciones por tierra, mar y aire en Ucrania (la Operación Brisa de Mar, la Operación Maza Cosaca, la Operación de las Tres Espadas, etc.) y en agosto se creó la Plataforma de Crimea en cuyos documentos se llama a la recuperación del control ucraniano sobre Crimea. En la sesión inaugural de la Plataforma de Crimea Zelensky pronunció esta declaración de guerra: “personalmente voy a hacer todo lo posible por recuperar Crimea para que junto a Ucrania forme parte de Europa”.

Occidente y Zelensky incumplían así los acuerdos de Minsk mientras seguían cometiendo los crímenes contra la humanidad que hemos relatado anteriormente e ilegalizaban los partidos políticos de la oposición democrática. El gobierno ruso estaba contra la espada y la pared. Si no intervenía, la población rusa le derrocaría por no defender a los desesperados civiles de Donetsk y Lugansk y Occidente lanzaría la ofensiva anunciada por Zelensky contra Crimea. Rusia intervino el 22 de febrero de 2022, día que será recordado por los libros de historia como el día en el que nació un nuevo mundo multipolar.

Esta es la estrategia DARVO seguida por Occidente contra Rusia. El origen de los abusos contra los derechos humanos, la democracia y la paz no es Rusia, sino Occidente y el gobierno golpista de Ucrania. Contra el DARVO solo cabe una opción: la autodefensa, la persistencia de la verdad y aprender de los errores para no volver a cometerlos. En términos geopolíticos eso tiene un nombre: multipolaridad.

Por tanto, la cuestión tiene un alcance que va mucho más allá de la figura de Vladimir Putin. ¿Estamos a favor o en contra de Putin? Eso es irrelevante. Para los firmantes de este escrito, Vladimir Putin no es el mejor de los líderes posibles, pero tampoco el peor, sino que es el único que existe. Lo importante es que Vladimir Putin no es Gorbachov ni Yeltsin, sino que es una persona que ama a su país y, pese a que en el pasado ha optado por políticas económicas neoliberales que nosotros no compartimos, ha hecho de la defensa de su patria lo más importante de su carrera política. Si permitimos que Rusia pierda en esta contienda, permitiremos que pierda la parte de la humanidad que se ha opuesto a los crímenes contra la humanidad, al golpismo, al neonazismo, al imperialismo norteamericano y al expansionismo de la OTAN en Ucrania y en Nueva Rusia. Por consiguiente, la causa rusa es la causa de la humanidad frente a la barbarie.

A continuación, vamos a realizar un análisis de carácter económico sobre las enseñanzas que a nuestro juicio podemos extraer de la confrontación bélica en Ucrania.

Lo primero a resaltar en el aspecto económico es que la Federación Rusa no ha resultado ser “una gasolinera con armas nucleares” como dijo el Senador norteamericano John McCain. Aquellos que pensaban que era cuestión de añadir una batería de 10.901 sanciones a las 2.695 sanciones que la Federación Rusa sufre por parte de Occidente bajo órdenes de la Casa Blanca desde antes de la operación militar especial (OME) han podido darse cuenta de que sus deseos no casan con la realidad. La Federación Rusa no se ha hundido en el desabastecimiento y la pobreza.

El objetivo declarado de las sanciones nuevas era impedir que Rusia pudiera financiar su guerra contra Ucrania. No obstante, un conocimiento básico sobre la manera en la que gasta un estado moderno que emite su propia moneda en régimen de tipos de cambio flotantes, como es el caso del rublo de la Federación Rusa, les habría demostrado a la UE, a Reino Unido y a EE.UU. que sus pretensiones eran absurdas. Rusia, al igual que cualquier país que emite su propia moneda, paga a sus fuerzas armadas, compra armas, adquiere combustible, obtiene municiones, etc. en su moneda nacional. Por tanto, la financiación de la guerra no le supone a Rusia ningún problema. Los únicos problemas que le podrían surgir serían fruto de presiones inflacionarias y de carencias de recursos reales (bien humanos o materiales), pero nunca por falta de dinero, ya que el Banco Central de la Federación Rusa crea todos los rublos ex nihilo. A continuación, vamos a dar un repaso al tipo de cambio, la tasa de interés, la inflación, la tasa de desempleo y la tasa de crecimiento de la Federación Rusa para demostrar el fracaso de las sanciones de Occidente.

Con respecto a la evolución de su moneda hay que señalar que se ha apreciado respecto al euro, pasando de 88 rublos por euro previos a la OME a 70 rublos por euro a finales de diciembre de 2022. Esto indica que la moneda rusa ha salido fortalecida. Lo mismo ha sucedido con respecto al dólar norteamericano y la libra esterlina (el repunte durante los primeros días de la OME que dio lugar a un tipo de cambio de 150 rublos por euro cuando el efecto de la propaganda occidental tuvo su máximo impacto fue descontado inmediatamente por los mercados).

Con respecto al tipo de interés, se trata de una variable controlada por el Banco Central de la Federación Rusa. Así, el tipo de interés del rublo ha pasado del 8,5% a finales del 2021 al 7,5% a finales de 2022. Es decir, el precio del dinero en Rusia, lejos de subir, se ha reducido. Es cierto que el BCFR incrementó los tipos al 20% en febrero y estableció controles de capital, pero posteriormente realizó seis bajadas que llevaron a los tipos hasta al actual 7,5%. Una vez más no se puede hablar de éxito sino de fracaso de las sanciones.

En lo que respecta a la inflación, no se ha producido un gran impacto inflacionario en Rusia, si bien su tasa de inflación anual es del 11,9% (más alta que la media de los países de la zona euro). Sin embargo, teniendo en cuenta la dimensión de las sanciones y el conflicto bélico con movilización parcial, solo ha aumentado un 4% respecto al 2021 y sigue por debajo de la inflación que padeció en 2015 tras las sanciones por la liberación de Crimea (entonces la inflación fue del 15,5%). Si comparamos esto con el efecto que sanciones mucho menos drásticas han tenido en países como Venezuela o Zimbabue (que llegaron a tener inflaciones de tres dígitos), una inflación del 11,9% se puede calificar como un éxito rotundo de las autoridades rusas. Además, para el año 2023 la inflación que proyecta el BCFR está tan solo entre el 5% y 7%.

También hay que hablar del desempleo, pese a que para el neoliberalismo el desempleo no es más que una herramienta que debe crecer para evitar presiones inflacionarias. Lo cierto es que en la Federación Rusa el desempleo ha disminuido hasta niveles de prácticamente pleno empleo, lo que era de esperar debido a la OME.

Con respecto a la producción y al crecimiento, las primeras estimaciones desde think tanks occidentales proyectaban una caída del PIB en 2022 de entre el 12% y el 15%. El ministro de finanzas francés fue todavía más lejos y auguró el colapso de la economía rusa, pero la resiliencia de la economía de la Federación Rusa ha ido enfriando dichas esperanzas. Por eso el FMI se ha visto obligado a revisar sus proyecciones y en sucesivos informes ha ido cambiando sus expectativas. Inicialmente vaticinó una caída del 8,5%, después una caída del 6% y a finales de año la caída proyectada fue solo del 3,4% del PIB. El anunciado colapso de la economía rusa no se ha producido, mientras que los efectos de las sanciones están creando muchos problemas económicos fuera de Rusia, sobre todo en Alemania. La novedad ofrecida por las sanciones es la congelación de las divisas que el Banco Central de la Federación Rusa tiene en el Banco Central Europeo, la Reserva Federal de los EE.UU. y el Banco de Inglaterra. Es cierto que existía algún precedente, como el robo de las reservas en oro de Venezuela por parte del Banco de Inglaterra o las de Afganistán por parte de la Reserva federal de EE.UU., pero por lo general esta medida extrema se utiliza solo con enemigos declarados.

Las reservas que tienen los países en divisas extranjeras están depositadas en cuentas de reserva del país emisor de la divisa. Así, las reservas de Rusia en dólares estaban depositadas en la Reserva Federal, las reservas en euros en el BCE y las reservas en libras esterlinas en el Banco de Inglaterra. El efecto que está teniendo la congelación de las reservas rusas no es la incapacidad de Rusia para financiar la operación militar (que como hemos dicho Rusia financia en rublos directamente desde su banco central), sino la pérdida de confianza a nivel internacional en el BCE, la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra, ya que dichos bancos centrales han convertido en arma arrojadiza la tenencia de reservas de Rusia y por tanto ya ningún país puede estar seguro de que esos bancos centrales cumplan con sus compromisos.

Esta beligerancia por parte de los bancos centrales de EE.UU., Reino Unido y la UE ataca la capacidad de sus monedas para actuar como moneda de reserva en el plano internacional, ya que ahora basta con tener diferencias políticas con EE.UU., la UE o Reino Unido para que estos países congelen las cuentas de reserva de cualquier nación.

El resultado es que países como India y Brasil, a modo de defensa y en prevención de incautaciones, van a diversificar sus reservas y por tanto van a cambiar sus activos en dólares, euros y libras por otras monedas, un proceso que llevan ya haciendo algún tiempo tanto Rusia como China.

A todo esto hay que añadir la amenaza de una desconexión total del sistema de pago SWIFT (Society for Worldwide Interbank Financial Telecommunications). Esto ha obligado a Rusia a crear y extender sus propias redes (SPFS para los bancos y Mir para el sistema nacional de pagos). Esto está erosionando todavía más la supuesta globalidad de los sistemas puestos en marcha por Occidente.

En resumidas cuentas, las nuevas sanciones son un gran paso para erosionar el dominio ejercido por el dólar y acabar con la primacía occidental.

La reacción de Occidente a la OME ha acelerado procesos que ya venían desarrollándose con anterioridad. Estamos viviendo un verdadero cambio de paradigma en el que se contraponen la multipolaridad por un lado y el dominio de las instituciones económicas creadas a partir de Bretton Woods para velar por los intereses del poder financiero de EE.UU. por el otro.

Iniciativas como la Organización de Cooperación de Shanghái (1996) están incrementando su número de países socios. Por su parte, el grupo de los BRICS también se está expandiendo. Esto es de gran importancia, ya que mediante su banco de desarrollo los BRICS han creado una alternativa a los préstamos del FMI. Esta alternativa desde los BRICS no está basada en el principio del libre comercio sino en la coordinación y cooperación comerciales, así como en el desarrollo de los países receptores. Esto demuestra que Oriente tiene otra forma de entender las relaciones comerciales y monetarias, tal y como lo demuestra la apertura de líneas de swap por parte de China con otros países. Estas líneas de swap tienen como objetivo estabilizar los tipos de cambio entre monedas. Por consiguiente, China, a diferencia del neocolonialismo francés, británico y norteamericano, no concibe las relaciones financieras entre países como un arma arrojadiza o como un mecanismo de control político.

Por todo lo anterior, creemos que un análisis correcto de la multipolaridad surgida del enfrentamiento armado en Ucrania muestra la necesidad de adoptar las siguientes medidas de política económica:

  1. Los modelos de crecimiento endógenos son preferibles a los modelos de crecimiento basados en las exportaciones porque estos últimos son vulnerables a la situación internacional.
  2. La soberanía monetaria, los tipos de interés del 0% permanente, los tipos de cambio flotantes y la no emisión de deuda pública en moneda extranjera son los cuatro factores que facilitan de la mejor manera posible el pleno empleo de los recursos materiales, humanos y financieros.
  3. La acumulación de reservas en bancos centrales extranjeros siempre conlleva un riesgo, por eso es mejor comerciar lo menos posible o nada en absoluto con los países que, a diferencia de China, han demostrado ser socios comerciales en los que no se puede confiar (en este sentido, la medida adoptada por Rusia de solo aceptar pagos en rublos por sus exportaciones es una medida enormemente acertada).
  4. La necesidad de crear una estructura económica internacional en la que el poder político controle al poder económico (y no al revés como pasa en los países de la UE y de la OTAN en general).
  5. La necesidad del establecimiento de un nuevo orden económico internacional basado en la resolución adoptada por la Asamblea General del ONU el 1 de mayo de 1974 (votada de nuevo el 14 de diciembre 2022) bajo el nombre “Declaración para el establecimiento de un nuevo orden económico internacional” (Occidente votó en contra de esta resolución, ya que esta resolución es de carácter anticolonialista y defiende la soberanía en la gestión de los recursos propios con objeto de fomentar el desarrollo de los países).
  6. Mantenimiento de todas las políticas anteriores una vez acabado el enfrentamiento armado en Ucrania para construir un modelo económico socialista que garantice a todo ciudadano el acceso a: el pleno empleo, un modelo económico sostenible ecológicamente, la garantía a todo ciudadano de comida, alojamiento, vestido, servicios sanitarios y educación, la creación de una red de seguridad social que garantice pensiones y subsidios, y el establecimiento de estándares laborales dignos (tal y como se recoge en la propuesta del socialismo fiduciario basado en la teoría monetaria moderna).

En definitiva, una vez lograda la victoria en Ucrania, creemos que sería deseable que Rusia remodelara su estructura económica y social para reconstruir el modelo de protección social existente en la Unión Soviética, ya que las medidas económicas necesarias para dicha reconstrucción son las mismas que está implementando para derrotar a la OTAN en Ucrania. Esto debería ir acompañado de una superación del modelo neoliberal capitalista de Occidente que ha provocado el enfrentamiento armado. El nuevo modelo ruso debería garantizar el control del poder político sobre el económico y explorar nuevas alternativas socialistas que, como en el caso de la propuesta del socialismo fiduciario, evitaran los errores de la época soviética y plantearan un nuevo paradigma de bienestar y prosperidad en los países de buena voluntad.

Euro delendus est

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