Otros mundiales de la vergüenza: «Señor Pozzo, usted será el padre de este éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar»

0

En los últimos tiempos, según se acerca la cita mundialista de Qatar, de pronto muchos han descubierto algo que parecía del dominio público: en el país árabe se violan los derechos humanos. Una ola de activismo ha sacudido en los últimos días los medios de comunicación y las redes sociales y a ella se han sumado diversas figuras de la cultura y el espectáculo. Por ejemplo, artistas musicales como Rod Stewart, Shakira y Dua Lipa se han negado a actuar en la apertura del mencionado mundial y el jugador del Barça Héctor Bellerín ha recibido en los últimos días muchas alabanzas por afirmar que no sabe si lograría disfrutar en esta cita del deporte mundial sabiendo lo que ha ocurrido en el país árabe con colectivos LGTBI y los trabajadores que han sido explotados para llevar a cabo el acontecimiento.

Obreros inmigrantes levantan estructuras en las obras para el Mundial de Qatar.

Pero ¿son acertadas estas reacciones? Una frase que se ha repetido en diversos ámbitos es que este será «el mundial de la vergüenza», pero lo cierto es que, en casi cien años de la historia de los mundiales, esta afirmación es un poco temeraria. Al menos otras dos ediciones hubieran merecido ampliamente ese calificativo:

La segunda edición de este campeonato se celebró en Italia en 1934. Es decir, en plena efervescencia del régimen fascista. Pero no es que se celebrara, es que su uso propagandístico fue descarado. Mussolini fue muy claro al hablar con el general Vaccaro, presidente de la federación italiana: «Italia debe ganar. Es una orden».

Cartel oficial del mundial fascista de Italia 1934.

Y no se escatimaron medios para ello, empezando por nacionalizar de manera cuando menos extraña a cinco jugadores sudamericanos de ascendencia italiana. El Duce en persona acudió a todos los partidos que se jugaron en Roma, y obligó hasta a los árbitros a hacer el saludo fascista antes de los partidos. Mussolini, incluso, llegó a barajar la idea de cambiar el habitual color azul de la selección italiana al negro de sus milicias voluntarias, pero alguien osó convencerle de que Italia estaba ya consolidada como la squadra azzurra. Eso no impidió que a lo largo del régimen fascista la selección jugara tres partidos con camiseta negra. Además, Italia recibió varios favores arbitrales a lo largo del torneo que siempre se ha sospechado que se debieron a la influencia del dictador. El más descarado, por cierto, lo sufrió España en cuartos de final y conllevó hasta sanción de la federación de fútbol de su país al colegiado suizo René Mercet. En la final contra Checoslovaquia, al descanso el resultado era de empate a cero y se dice que Mussolini en persona o un emisario suyo, según las versiones, bajó al vestuario y le dijo al seleccionador Vittorio Pozzo: «Señor Pozzo, usted será el padre de este éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar». Italia acabó venciendo 2-1 después de que Checoslovaquia se adelantara en el marcador y de forzar una prórroga, que debió ser terrible para los nervios de Pozzo y sus muchachos, como dijo Luis Monti, uno de los jugadores nacionalizados de los que hablamos más arriba, que había jugado la final del primer mundial, pero con Argentina: «En Uruguay en 1930 me querían matar si ganaba y en Italia, cuatro años más tarde, sí perdía».

Los árbitros del mundial de Italia 1934 hacen el saludo fascista antes de los partidos

Pero también en Argentina 78 se ha comentado que el régimen del general Videla tuvo que ver en el triunfo final. La albiceleste tenía un equipo con muy buenos jugadores del momento, entre ellos el gran delantero del Valecia de los 70 Mario Kempes. Las sospechas se centran en el último partido de la segunda liguilla que daba acceso a la final.

Logotipo del mundial de Argentina 1978 y «Gauchito», mascota del evento,

Tras los resultados de Brasil, Argentina necesitaba ganar por 6-0 a la selección de Perú. Ocurrió tal cosa de forma muy extraña, empezando por el portero de Perú, Ramón Quiroga, que era un argentino nacionalizado. Una vez más las nacionalizaciones fascistas cantan demasiado. Antes del partido, Videla, acompañado nada menos que por Henry Kissinger, bajo a ver al capitán de la selección andina, Héctor Chumpitaz. Esto unido a los gestos de cooperación que en los días anteriores de los dictadores Videla y Francisco Morales Bermúdez, dos de las criminales marionetas instaladas en Sudamérica en la Operación Cóndor de la CIA, dio pie a muchas especulaciones. Incluso algunos aseguran que el acuerdo incluyó la entrega por parte de Videla de 13 peruanos huidos a Argentina que iban a ser arrojados en los vuelos de la muerte. Tras este arreglo la exhibición de la selección anfitriona en la final, triunfo 3-1contra la gran Holanda de los 70, quedó siempre ensombrecida. Si bien, aunque hay muchos indicios, todo lo anterior no ha podido aún probarse de modo claro, sí es bien conocido que Kissinger vio en este mundial la ocasión de lavar la cara a una de sus más importantes marionetas en el subcontinente sur y se volcó en ello. Su presencia en el torneo es buena prueba de ello. «Mientras se gritan goles se apagan los gritos de torturados y asesinados» afirmó en una ocasión Estrella Carlotto, presidenta de Las Abuelas de Plaza De Mayo.

Jorge Videla, el criminal pelele de la Operación Cóndor de la CIA en Argentina, a punto de entregar el trofeo a los jugadores de la selección.

Así pues, por desgracia, mundiales de la vergüenza ha habido varios. Las proclamas de la explosión de activismo que estamos viendo son sin duda bien intencionadas, pero falaces. Y uno se pregunta si gestos como los de Bellerín o esos cantantes sirven de algo, sobre todo cuando los recursos minerales de Qatar seguirán fluyendo al primer mundo pase lo que pase en este mundial y mucho nos tememos que entonces ya nadie se acordará de los derechos humanos en la autocracia árabe.

Viñeta de Antonio Fraguas, Forges, satirizando el activismo contra el mundial de Argentina 78.
Artículo anteriorJornada ¿A quién beneficia la ley “trans»?
Artículo siguientePrincipio matemático
Yago Pérez Varela
Yago Pérez Varela (Madrid). Aunque en cierta época se fijó en las ciencias, acabó notando que la historia era su pasión y lo que le gustaba. La historia le ha permitido ejercer labores gratificantes en documentación e investigación, pero al ser un villano también ha conocido empleos precarios. Quiere a su villa natal de Madrid, aunque le preocupa ver que a veces paga el precio de ser capital de un país, y como tal, refugio de oligarcas.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.