Aviso a navegantes

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Vuelve a diluviar en Madrid y con ello la movilidad en la ciudad se vuelve loca. La locura de la lluvia que se une al fin de semana en un viernes en el que, como en otros muchos lugares, el tráfico se intensifica. Una amalgama de personas que se desplazan a sus domicilios después de su jornada de trabajo, como el resto de días, pero que hoy se junta con los demás ciudadanos que llegan a la capital o que salen al centro aprovechando que mañana sábado no se trabaja.

Si a este aumento le sumamos la desastrosa gestión de la movilidad urbana del alcalde Almeida, como siempre más preocupado por los votos en campaña y el espectáculo vergonzoso que por la salud de las personas y más de los intereses empresas, fondos, duques y demás corruptelas que del interés general, tenemos la mezcla perfecta para que algún buitre pretenda aprovecharse de esta situación y de la necesidad de los ciudadanos.

Y como siempre, ahí están Uber y Cabify raudas y veloces que cuando huelen a tierra mojada están listas hacer sangre en los bolsillos de los consumidores, subiendo los precios de los trayectos hasta tres veces más de lo que vale el mismo servicio en taxi, aprovechándose de la lluvia.

«Cuando más lo necesites, más te vamos a atracar. Tú desesperación son mis beneficios», podría ser perfectamente el eslogan de cualquiera de estas compañías creadas en Silicon Valley, al calor del capitalismo más salvaje.

¿Y qué es más salvaje para el capitalismo que la Comunidad de Madrid, con su presidenta Isabel Díaz Ayuso a la cabeza (Madrid, D’Or ciudad de comisiones), del pelotazo, de la ómnibus, de las adjudicaciones de los contratos públicos a dedo, de la vía libre a las constructoras para tirar lo poco que nos queda de espacios protegidos o de las miles de VTC circulando por Madrid creando el caos y el desastre? Como anillo al dedo.

Un caos que como he explicado al principio creado por el PP de la capital, creado por Ayuso y Almeida, creado bajo la connivencia de la extrema derecha de pulsera por delante y saca por detrás para simplemente, y como se puede comprobar, que un par de empresas, duques y demás buitres se llenen los bolsillos a costa de nuestro sufrimiento.

Lo mismo que hacen hoy con Uber, dejando Madrid como la jungla para que pueda multiplicar los precios que hicieron ayer con el duque y sus mascarillas de chichinabo pagadas con millones de euros de dinero público.

Para finalizar, un aviso a navegantes: Queda un año para las elecciones y creo que habría que reflexionar y hacer pedagogía de cómo llegar, desde la izquierda ya no sólo a una parte de la población confundida con el voto, sino a una sociedad que cada día va más abocada al fracaso y a la autodestrucción de nuestra clase. Sí sigue esto así, lo de pedir al de Glovo que ya que viene a traer la comida que tire la basura cuando se vaya, nos va a parecer una broma.

Porque esto no se trata de esa falsa guerra del taxi como lo llama la prensa del poder para engañar e influir en la opinión pública, esto sigue siendo una guerra de clases que afecta a todos los ciudadanos y a todos los servicios públicos que son nuestros y que nos están saqueando a la vez que nos someten a estas empresas y a sus prácticas criminales. Todos somos todos responsables.

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