En una ceremonia celebrada en la Plaza de la Revolución de Managua se produjo este pasado lunes el acto de juramento de Daniel Ortega como presidente para un nuevo mandato de Nicaragua. Con el apoyo del 76% de los votantes y la consolidación de un crecimiento económico que ha llevado a una nación altamente endeudada hacia un país en desarrollo medio, la juramentación presidencial será continuada en los próximos días siguiendo el esquema de su modelo participativo, con protagonistas en cada barrio y comunidad rural dentro de cada municipio que conforma la nación.
El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), que lideró la Revolución Popular Sandinista tras el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza en 1979, es ratificado de este modo para el mandato de los próximos 5 años, a pesar de los intentos de la Unión Europea y Estados Unidos por perpetrar un nuevo caso de injerencia y de manipulación de los propósitos de un pueblo soberano mediante las amenazas y las sanciones económicas.
El acto contó con el apoyo de personalidades de diferentes partes del mundo, responsables de movimientos de solidaridad internacional y mandatarios de diversas naciones. Entre ellos, asistieron como invitados especiales los presidentes de Cuba y Venezuela, Miguel Díaz-Canel y Nicolás Maduro, el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional Popular de China, el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández y hasta una veintena de otros delegados oficiales. Hacia todos ellos manifestó el ya juramentado presidente su agradecimiento y alabó su «coraje por asistir acá y defender la dignidad del Derecho Internacional».
En cuanto a las nuevas intentonas de injerencia por parte de los Estados Unidos, Ortega llamó a su homólogo norteamericano al respeto a los derechos humanos, y a que «cese el bloqueo contra Cuba y Venezuela». Asimismo exigió «lo que manda la Ley. Es momento que se indemnice al pueblo nicaragüense, no estamos pidiendo limosna sino Justicia. La Corte Internacional de Justicia, cuando Nicaragua recurrió en medio de la guerra donde miles de hermanos quedaron mutilados, en un fallo histórico condenó al Gobierno de EE.UU. contra los actos terroristas contra el pueblo nicaragüense, los cuales fueron dirigidas por las fuerzas de inteligencia».
Dentro del marco de la solidaridad internacional, Ortega recordó también el intento de asesinato de Nicolás Maduro en 2018, donde «no habían derechos humanos ni Unión Europea que rechazara el intento de asesinato contra nuestro hermano Nicolás Maduro, ellos son criminales y no han perdido su esencia esclavista y colonialista, no se dan cuenta que los pueblos perdieron el miedo y luchan por su libertad».
Pueblo Presidente
El modelo sandinista de Pueblo Presidente es un modelo de políticas públicas en el que el pueblo participa y se anima a que protagonice el ejercicio de las tomas de decisión mediante la participación a nivel de cuadras, manzanas, barrios, distritos y municipios.
Este paradigma político, social y económico ha permitido al Gobierno reducir la pobreza y la pobreza extrema y sostener un proyecto de transformación social que destina la mayor parte del gasto nacional a combatir la pobreza, promoviendo la gratuidad de la educación y la salud, una mayor inversión en escuelas, hospitales, cobertura eléctrica e infraestructuras, así como subsidio al transporte público y los servicios de agua y energía.
El FSLN afronta así un nuevo ciclo de cinco años en los que sufrirá la presión de las potencias occidentales en el exterior y la oposición radicalizada de la derecha en el interior, bajo las acusaciones de aferrarse al poder que ignoran el respaldo democrático de las mayorías empobrecidas y que aprecian en el sandinismo una alternativa con capacidad para avanzar en el desarrollo.
