Hasta en 5 ocasiones había sido candidato a la presidencia de Ecuador, Álvaro Noboa, padre del que será el próximo presidente de la república ecuatoriana. Daniel Noboa, líder de Acción Democrática Nacional (ADN), ha ganado las elecciones presidenciales con un 52,30% de los votos, frente al 47,7% de Luisa González, candidata de la Revolución Ciudadana.
Pese a que en la primera vuelta, que coincidió con las elecciones legislativas, se impuso la candidatura de corte socialista, en esta ocasión, el candidato desconocido para la mayoría de ciudadanos hasta hace pocos meses ha podido vencer a la elegida por parte de la candidatura de izquierdas. La falta de conexión con su electorado y la losa de un carismático liderazgo ya pasado, como pasa en los diferentes movimientos políticos revolucionarios de América Latina, son posibles factores explicativos del porqué de estos resultados de la abogada González. Otros análisis, sin embargo, precisamente culpan la influencia de Rafael Correa en la candidatura derrotada en esta segunda vuelta para explicar la victoria de Noboa con base en el desapego de los que alguna vez le fueron fieles y confiaron en lo que Chávez llamaba «socialismo del Siglo XXI», en una especie de aglutinación del voto de rechazo a lo que la derecha denomina «correísmo» en la segunda vuelta de estas elecciones.
Daniel Noboa, quien se convertirá en el Presidente de Ecuador más joven de la historia con 35 años de edad, es un empresario bananero multimillonario y heredero de la oligarquía ecuatoriana, pues el imperio empresarial de los Noboa fue creado por el abuelo de Daniel, Luis Noboa, fundador de Exportadora Bananera Noboa. Y, hoy en día, el Grupo Noboa es un conglomerado empresarial denunciado en numerosas ocasiones por explotación laboral y evasión fiscal, por lo que las élites del país respiran tranquilas ante este gobierno de transición y ante la prematura jugada de Guillermo Lasso – el presidente saliente – convocando elecciones con tal de evitar un impeachment por corrupción.
Noboa pretende plantear una reforma fiscal, obviamente regresiva, y mano dura contra las bandas de narcotraficantes, con medidas que ya nos resultan familiares en América Latina, por ser parecidas a las de otros políticos como Javier Milei o Patricia Bullrich en Argentina, o Nayib Bukele en el Salvador, por mencionar algunos. También nos suena el tipo de campaña ultraderechista, como hacerse fotos con guantes de boxeo y un famoso luchador de UFC días antes de la cita electoral.
Una de dichas medidas que propone es la de construir barcos que alberguen prisiones para aislar a los criminales de sus redes y contactos. Populismo punitivo en su máxima expresión, exacerbado por la serie de casos de violencia en que está sumido el país, como el del asesinato de un presidenciable durante la campaña, que si bien no justican estas políticas, explican buena parte de la retórica vencedora de estos comicios.
Así pues, con tan solo 16 meses de gobierno, el empresario Daniel Noboa asumirá el cargo de Presidente de Ecuador el próximo 25 de noviembre, junto a Verónica Abad como vicepresidenta. Pese a ello, en la cámara legislativa ecuatoriana Acción Democrática Nacional cuenta solamente con 14 diputados, por lo que tendrán difícil salida adelante las pocas reformas que pudieran proponerse en este breve periodo de tiempo hasta las siguientes elecciones presidenciales.
Solo nos queda preguntarnos cómo podrá afectar el resultado de estas elecciones a la cita del próximo día 22 en Argentina, pues se teme que esta victoria de Noboa pueda dar alas a la ola de retroceso neoliberal en ejecutivos del continente, así como pueda influir también en la cita refrendaria de diciembre en la que los ciudadanos chilenos decidirán por referéndum la reforma de su constitución pinochetista.
