Haciéndole el juego a la derecha

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En la lejana década de los Dos mil, cuando IU todavía molaba (o eso dicen algunos, todavía, a día de hoy, aunque parezca increíble). Llamazares y su gente decidió convertirla en un partido complementario al PSOE, en términos electorales y de programa, a imagen y semejanza de la izquierda nórdica europea o de los Verdes alemanes. En Asturias, aquello cristalizó en uno de los primeros gobiernos «de progreso» entre PSOE-IU. Relativamente poco después, en IU Asturias se liaba parda, expulsaban al PCE y a sus militantes (de IU) porque es lo que tiene gobernar con el PSOE, que uno acaba roto por dentro. Las siguientes elecciones, las ganaba Álvarez Cascos con un partido sacado de la nada. ¿Quién le hizo el juego a la derecha?

Tras la exitosa experiencia asturiana, llego el tripartito catalán. PSC, ERC y la amalgama catalana homologable a IU, que por aquel entonces era Iniciativa por Cataluña (aquella vanguardia socio-liberal que intentó reventar la IU de Anguita) y EUiA (Izquierda Unida y Alternativa), referente oficial de IU en Cataluña, que después de una década de hostias no tenían mas remedio que presentarse unidos porque la matemática del electoralismo manda. Aquello acabó como el rosario de la aurora, con el consejero Saura (ICV) mandando a los mozos de escuadra a cascar a los estudiantes que protestaban contra el plan Bolonia primero y la implantación de la LOU, después. Tras de dos legislaturas de tripartito llegaron Artur Mas y el proces ¿quién le hizo el juego a la derecha?

El siguiente hito, que se me viene a la cabeza, es la noche electoral del 25 de Marzo de 2012. IU sacaba casi medio millón de votos en Andalucía, doblaba los escaños y todo eso con una candidatura encabezada (nunca mejor dicho) por el «carismático» (nótese la coña) Diego Valderas Sosa. Era la campaña del «Rebélate». Aquello fue la alegría en la casa del pobre, que siempre dura poco, el cierre del ciclo de la dirección de Llamazares en IU (que acabó con mas asesores colocados en el gobierno del PSOE que diputados en el Parlamento, cabían todos en un biscuter, como con Carrillo). Tras Llamazares, la dirección IU, Cayo Lara y el inclasificable José Luis Centella (que cada día esta mas joven, el muchacho) parecía hasta buena y los militantes y cuadros medios celebraban algo por primera vez en dos décadas. Oye, el Sevilla había pasado de bajar a segunda división a ganar títulos y sembrar el terror en Europa en el mismo tiempo, porque no nos iba a pasar a nosotros lo mismo.

En la sede del PCE del muy sevillano barrio de Las Moradas, nos dimos cita buena parte de la militancia y de los cuadros medios de la organización en la ciudad y la provincia. Allí estaba, entre otros, el personaje que hoy dirige este insigne medio, que entonces todavía militaba en el PCE, y un servidor. Después de alegrarnos por los resultados y de vacilarle un poco a los «compañeros» de la psoe que ya se pasaban por allí por aquello de «la unidad de la izquierda», Alejandro y yo nos cruzamos dos frases: «Vaya marrón», «Ahora es cuando la cagamos».

Y efectivamente, como IU con Cayo y Centella había cambiado mucho, hicimos lo mismo que durante la época de Llamazares. Gobierno de progreso con el psoe, tres consejerías que iban a gestionar el 5% del presupuesto de la Junta. En meses, se pasó del «Rebélate» a los «recortes necesarios por imperativo legal» y del crecimiento electoral, al «Griñán y Valderas me roban la cartera», que se cantaban en las manifestaciones contra los recortes de Rajoy y de la Junta de Andalucía. El Gobierno de Progreso de en la Junta de Andalucía iba a acabar como una junta de accionistas de un club de futbol en los 90. Griñán imputado, sustituido por Susana Diaz, los cuadros institucionales de IU agarrados a los sillones en nombre del mal menor, y gran parte de la militancia y de los cuadros medios exigiendo un cambio de rumbo urgente. Por el camino, en la Junta de Andalucía no cambió absolutamente nada, solo que a los funcionarios y al personal eventual del Servicio Andaluz de Salud le bajaban los salarios (un 25% en algunos casos), mientras que IU se dedica a presentar iniciativas legales que eran simple propaganda (la ley de la función social de la vivienda donde se preveía expropiar el uso de los inmuebles y que apenas se aplico en 5 casos) o directamente se gestionaba igual que el PSOE en el pasado (la Agencia Andaluza de Cooperación al Desarrollo dedica sus mayores partidas presupuestarias a subvencionar proyectos en el Marruecos semifeudal de Mohammed VI).

Valderas popularizó entre IU, durante este tiempo, la metáfora del ferroviario. El pacto con el PSOE era como un tren en marcha que paraba solamente una vez en nuestra estación y había que subirse, y lo mismo que se subía ahora, pues se bajaba después, ningún miedo a esto de bajarse. Claro que bajarse de un tren que va en marcha, tiene sus consecuencias y si va rápido, acojona mucho, como pudo comprobar el excelentísimo y ubérrimo Vicepresidente de la Junta de Andalucía.

Cuando a Susana Diaz le dieron los números electorales, patada en el culo a IU y numerito para teatralizar la ruptura (¿se acuerdan de la Corrala Utopía?) por nuestra parte. En esto, el mal ya estaba hecho, la imagen de IU como una alternativa seria al neoliberalismo impuesto por pperos, sociatas y burócratas de la UE saltaba por los aires y las condiciones para que germinase un proyecto como Podemos estaban dadas. Abandonar la movilización y organización popular por sillones es lo que tiene.

¿Quién le hizo el juego a la derecha todo ese tiempo?

Los primos de Podemos, parece que tampoco han aprendido mucho de estas experiencias. Rotos por el cisma con Errejón, precisamente por los tiempos de como y cuando se pacta con el PSOE. Hoy calientan sillones gubernamentales a un nivel nunca antes conocido desde la segunda restauración borbónica. Nada ha cambiado sustancialmente en la política española desde la entrada de Unidos Podemos en el gobierno. La política dura se diseña en Bruselas, en el Consejo de Ministros se ajusta a la especificidad española, previo acuerdos con la CEOE, y finalmente desde los Ministerios que gestiona Unidos Podemos se da un toque de color a la cosa, con alguna iniciativa irrelevante pero muy simbólica, que si puede ser debe afectar al menor numero de gente posible o tiene que acabar con algún pliego de contrato para una empresa privada.

En la izquierda parlamentaria, además de la lógica del mal menor, alguno se piensa que en un gobierno autonómico o nacional puede jugarse a lo mismo que en el ayuntamiento de su pueblo. Tu haz tus chapuzas de Alcalde que yo voy a gestionar de puta madre la concejalía de Fiestas Mayores y en las próximas elecciones, te voy a comer la tostada, amigo del PSOE. ¿Parece que esto no funciona cuando gobiernas algo mayor que una Diputación? Las clases populares, a las que tú dices defender, acaban sufriendo las mismas políticas de ajuste y saqueo que antes, pero ahora tu eres corresponsable y en las próximas elecciones te va a votar el tato. ¿Quién le hace el juego a la derecha?

Pues parece, que para todos estos anteriores, los que le hacen el juego a la derecha son medios independientes, de izquierdas e irrelevantes (por mucho que no nos guste serlo) como El Común, o aquellos que tiene la osadía de señalar que el rey de la izquierda posmoderna y pequeño-burguesa va desnudo, mientras nuestro país se va al garete, sin alternativa económica a la Segunda Desindustrialización, sin alternativa política a la monarquía parlamentaria y sin alternativa regional a la Unión Europea fuente y causa de muchos de los males que nos asolan. Mientras los señores y las señoras de los pactos y compromisos están ahora llamando izquierdista infantil a todo el que no comulgue con sus milongas, ¿a quien le están abonando el terreno con sus políticas neoliberales en hechas en nombre de la izquierda, el cambio, el progreso o las clases populares?

En una famosa carta de Lenin al Partido Comunista Alemán, el genial revolucionario ruso echaba en cara al naciente movimiento comunista alemán su actitud infantil y sectaria a la hora de alcanzar acuerdos con los sectores más avanzados de la socialdemocracia alemana, que le sirviesen a la clase obrera alemana conseguir mejores posiciones para avanzar en la lucha tanto por aumentar sus condiciones de vida, como para derribar el poder de la oligarquía burguesa.

En base de la critica de Lenin al infantilismo de izquierdas, una miríada de oportunistas de derechas han aprovechado para construir discursos y prácticas dedicados a avalar cualquier tipo de compromiso, bajo el lema «pacto que vuela, a la cazuela», con el único objetivo de evitar un mal mayor en nombre de un mal menor.

Tras 40 años de mal menor, ¿tiene la clase obrera en España mejores condiciones laborales y de vida? ¿Han empeorado o mejorado la educación, la cultura o la sanidad? ¿El poder de la oligarquía financiera es mayor o menor? Las combatividad de las masas populares, ¿cómo anda? ¿Los trabajadores han aumentado su capacidad organizativa? ¿Para qué sirvió pactar? ¿Quién le estuvo haciendo el juego a la derecha?

Piénselo, que se acaba el tiempo.

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