Los tibios

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Después de guardarme para mí lo que tenia escrito en primera instancia, por lo menos de momento. Y no por que no contéis con la dignidad suficiente para leerlo, si no por que soy yo el que no está preparado aún para exponerlo. Me decidí a hacer una cosa que no suelo, escribir sobre algo actual. Y es que prefiero leer la actualidad, que sacar conclusiones precipitadas y descalabrarme por los precipicios de la ansiosa idea del “aquí y ahora”.

Hace más de una semana desde mi “aquí y ahora” cuando escribí esto y ya dándole el último repaso el “aquí y ahora” mas cercano son cuatro papanatas que se les ha ido de las manos el botellón, pero bueno, yo sigo a lo que venía.

Cuando no estoy leyendo en papel, me deleito leyendo los tweets y los artículos de unos y de otros. No hago discriminaciones, incluso alguna vez leo gente muy alejadas de mis ideas. No sé si es morbo o curiosidad gatuna lo que me lleva a intentar descifrar las cabezas de los escribientes. Y sí, digo escribiente por que me refiero, y en esto vuelvo a no hacer discriminación de doctrina u opinión, por que casi todo lo que se lee es copiado y dictado por… (ahora toca para no salirme de la línea) por los medios de desinformación… ¡No! Por la corrección moral que emana de la rama a la que uno cree pertenecer.

Los medios de desinformación solo ayudan a reforzar la propia motivación de unos y de otros. Y entre tanto encuentro poca originalidad, y teniendo en cuenta que con mi limitado palmarés de títulos académicos y diplomas estudiantiles, encuentro bastante pobre los testimonios e hipótesis que alaban la postura de unos y de otros.

Y es que, siempre vengo a decir que la normalidad es muy peligrosa. Que hay que tener más cuidado con el que “siempre saluda” que con el que no sabes ni que existe. Por que al “normalito”, el que ni frío ni calor, el templado, no te lo ves venir. Viene al caso de la buena acción del mes o del año del partido de los sobres. Esto ha sido “la fiesta de los flojitos”. La izquierda más “flojita” y la derecha más “flojita” (y aún no sé por qué no entrecomillo lo de la izquierda) se han fundido en un fraternal abrazo, aún si cabe “flojito” también. Esto me das más jindama que si hubiese sido solo un movimiento rutinario o algo mecánico o administrativo, incluso si los de la ultra derecha se hubieran puesto del lado de los de la derecha más ultra.

Y esto viene a que para Pedro I «el hermoso» le es más fácil tratar con el Pablo que va a las iglesias que con el Pablo Iglesias que va. Por qué, y mirando yo a Podemos desde la izquierda, es más fácil para Pedro contentar al Pablo que viene que al Pablo con el que va.

No me extrañaría nada que en unas próximas elecciones ver un pacto PP-PSOE vendiendo la moto de partidos centralistas y moderados. Y con esto volvemos a los tibios, a los que saludan en la escalera y vienen peinados al estilo clásico de la misa del domingo. A mí, siempre me han dando mucha desconfianza. Por que la derecha no es la izquierda por muy buena cara que ponga. Y por mucho que alaben el gesto los que tengamos más cerca. Y los tibios tampoco son la izquierda. Y mucho me temo que un gobierno de esas hechuras acabaría dilapidando lo poco que queda de lucha por estas tierra.

¿Y quién me creo yo para dar carnets aquí de comunista? No amigos y amigas yo no soy nadie. Los carnets nos los damos y nos lo quitamos nosotros mismos cuando se nos olvidan los intereses que defendemos y guardamos en lo más hondo del cajón nuestra conciencia de clase.

Así que la derecha hará lo que debe hacer en cuanto pueda. Los tibios seguirían tibios con una de cal y otra de arena, y nosotros… nosotros o nos organizamos o acabaremos con los pies fríos y la cabeza caliente hasta desgraciadamente, acabar tibios también.

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