La guerra del Alto Karabaj: consecuencia de la destrucción del socialismo soviético

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La región del Alto Karabaj ubicada en el interior de Azerbaiyán no había sido habitada por armenios en los últimos siglos. La población armenia que allí residía fue la consecuencia de un acuerdo en el siglo XIX entre el zar Nicolás I y el Sha del Irán tras la derrota de este país para transferir población a territorio entonces ruso.

Cuando la Revolución socialista de 1917 destruye “la cárcel de pueblos” que era el imperio ruso se plantea la configuración democrática de los pueblos del Cáucaso. Esta región de mayoría armenia se integró en 1923 en la recién nacida República Socialista Soviética de Azerbaiyán como una Región Socialista Autónoma. Durante la época soviética los pueblos armenio y azerí convivieron en paz, solidaridad y espíritu internacionalista y construyeron juntos el socialismo.

Para 1988 en el clima general antisoviético propiciado por el propio líder máximo de la URSS, Gorbachov, se extiende la ideología nacionalista entre la población armenia y azerbaiyana atizada por opositores reaccionarios que buscan tomar el poder político e instaurar el capitalismo apoyados por los servicios de inteligencia occidentales. En diciembre de 1989 Gorbachov les abre el camino al poder al reformar el artículo 6 de la Constitución. Elimina el rol del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) como la fuerza dirigente y orientadora de la sociedad y legaliza a los contrarrevolucionarios.

Para enero de 1990 bandas de criminales azerbaiyanos organizadas por el llamado “Frente Popular” (FP) asesinan a decenas de civiles armenios en la capital Bakú, arremeten contra la comunidad rusa y asedian la sede del Comité Central del PC de Azerbaiyán (integrado en el PCUS). Repiten a una escala aun mayor las matanzas que ya habían cometido en 1988 en las ciudades de Sumgait y Kirovabad. Tras serias advertencias del declinante poder soviético, las tropas del Ministerio del Interior soviético y del Ejército se enfrentan a los terroristas armados del FP para evitar el exterminio de miles de armenios y rusos. El actual régimen burgués azerbaiyano conmemora cínicamente cada año la “matanza” cometida por el Ejército soviético que también sufrió bajas para restaurar el orden, pero ignora las cometidas por los nacionalistas contra los armenios inocentes.

El anticomunista Petrossian miembro del Comité Karabaj es en 1990 elegido presidente del Consejo Supremo de la Armenia aun socialista y en 1991 presidente de la Republica. Toda su política se enfoca en lanzar la guerra contra Azerbaiyán, desmembrar la Unión Soviética y crear una Armenia “independiente” en realidad protectorado de los EE.UU., Alemania y la OTAN. Apoya al dictador ruso Yeltsin, verdadero agente de los servicios de inteligencia norteamericanos que destruye la URSS, hunde a Rusia en una crisis sin precedentes y reprime violentamente a la clase trabajadora soviética.

Ambos pueblos, el armenio y el azerbaiyano son leales al socialismo y saben que sólo en el socialismo tendrán solución el problema territorial. En el referendo para decidir sobre la permanencia de la URSS el 17 de marzo de 1991 el 94,1 % de la población azerí decidió que quería seguir viviendo en la URSS. El pueblo armenio hubiese expresado lo mismo si el criminal Petrossian no hubiese saboteado el referendo. Organiza su propio referendo fraudulento pero apoyado por Occidente para legitimar la salida de la URSS.

El jefe gorbachoviano del Azerbaiyán socialista Ayaz Mutalibov capitula cobardemente ante el F.P. Ordena derribar la estatua de Lenin del centro de Bakú y proclama la “independencia” que es inmediatamente reconocida por Turquía ávida como una hiena hambrienta por lanzarse sobre los restos del cadáver de la Unión Soviética.

La salida de la única fuerza de paz que podía evitar la guerra, el Ejército Soviético, permitió el inicio de las hostilidades que duraron hasta 1994 en las que murieron 30.000 armenios y azeríes fruto de la contrarrevolución, el nacionalismo reaccionario y el desmembramiento de la URSS.

El golpista azerbaiyano jefe del FP Elchibay llegó a reconocer en 1993:” Es triste para mí. La guerra entre Armenia y Azerbaiyán ha dejado de ser desde hace mucho una guerra entre dos rivales en el Cáucaso. Los pueblos que combaten se han convertido en peones de las grandes potencias”. Las potencias que manejaban los hilos del FP eran Turquía y sus terroristas de los “Lobos grises”, Francia, Reino Unido, Alemania, EEUU, la Unión Europea y la OTAN siempre ávidas de las riquezas del Cáucaso y aniquilar el socialismo. EEUU, Francia y la UE también apoyaban a Armenia. Irán e Israel coincidieron en apoyar a los fascistas azerbaiyanos. Que los hermanos soviéticos se matasen entre sí era y es fundamental para sus objetivos además de su venganza por haber osado construir el socialismo desde 1918, haber derrotado a las tropas intervencionistas turcas y británicas en 1920 y haber aplastado el fascismo alemán en 1945.

Desde entonces el conflicto permanece latente porque interesa a las mencionadas potencias que la inestabilidad regional se prolongue indefinidamente. El líder del Partido Comunista Unificado de Azerbaiyán, que no es el viejo PCUS gorbachoviano corrompido por la traición de los gorbachovianos, Musa Tukanov, ha declarado que “si los representantes de los trabajadores toman el poder en Azerbaiyán, Armenia y Rusia el problema de Karabaj se resolve”.

1 COMENTARIO

  1. Totalmente de acuerdo, con el profesor José Antonio Egido y me gustaría añadir lo siguiente: «Volski, del Comité de dirección especial de la República Autónoma de Nagorni Karabaj: Existe una competencia para ver qué nación es más antigua, más culta. Los patriotas nacionales empujan, pero no salen a las calles. Los que sufren los embates de las manifestaciones del nacionalismo no están protegidos desde
    el punto de vista jurídico.» Vitali Vorotnikov, miembro del Buró Político del PCUS. 1988.

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