La arremetida anticubana tiene dos aspectos centrales

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Este contenido forma parte del especial #EnDefensaDeLaRevolución que desde El Común hemos lanzado para arrojar luz en las tinieblas informativas sobre los sucesos que están ocurriendo en Cuba. Defender la Revolución y su legado, frente a aquellos que hacen uso de la mentira para intentar tumbar un sistema es nuestro granito de arena en esta desigual batalla contra los mass media.

Obviamente no hay nada casual en el “estallido de la protesta” (como dicen las medias del régimen imperialista) dentro de Cuba socialista. Es el fruto de una larga y concienzuda tarea de preparación, planificación, organización y puesta en marcha por parte de varias agencias especializadas de los EEUU respaldadas seguramente por sus homólogas españolas, canadienses, francesas, británicas y colombianas. Se desatan en julio de 2021 porque los centros decisores han acordado que es el momento propicio de arremeter contra un elemento estratégico y otro táctico, ambos peligrosos para los intereses imperialistas en la región latinoamericano caribeña, el Tercer Mundo y el Mundo en su totalidad:

Elemento 1: destruir el modelo político democrático revolucionario no liberal-capitalista que rige en Cuba. Asegura la combinación entre la más amplia participación política de las masas que gozan de sus derechos políticos, civiles y sociales incluyendo la elección de sus representantes, la critica a sus autoridades y la defensa de sus intereses inmediatos y la hegemonía de la fuerza política nacional, patriótica, antimperialista y socialista que es el Partido Comunista de Cuba ampliamente respaldado por el Pueblo.

Y elemento 2: contener la llegada de una nueva oleada revolucionaria anti-imperialista en la región enfilada contra el hegemonismo imperialista expresada en la victoria popular en Bolivia y el castigo a sus golpistas pro norteamericanos, la victoria electoral de la izquierda en Perú, la consolidación de 2 gobiernos de línea independiente en 2 importantes países regionales: México y Argentina, la resistencia eficaz de Nicaragua y Venezuela, la continuación de la intensa lucha de masas contra el régimen criminal colombiano y las expectativas electorales favorables a la izquierda en el gigante Brasil, Chile, Honduras y la propia Colombia. Esta oleada tiene, como lo tienen todos los movimientos antimperialistas regionales desde hace 60 años, su epicentro simbólico, moral e ideológico en Cuba y su núcleo dirigente el Partido Comunista al frente del Foro de Sao Paulo, el bloque ALBA y el CARICOM en compañías de otros países y partidos revolucionarios hermanos.

En lo que se refiere al 1 cada vez está más claro para las vanguardias esclarecidas revolucionarias y patrióticas que el sistema pluripartidista liberal a la occidental con supuestas “libertad de prensa”, “separación de poderes”, “independencia del poder judicial”, “institucionalización de las fuerzas armadas”, “profesionalización de los órganos de seguridad” y “autonomía del Banco Central” no es más que un gran Caballo de Troya para que las potencias imperialistas secuestren la soberanía popular por vía de golpe de Estado tradicional (como en Chile en 1973, Argentina en 1976, el intento de Venezuela en 2002), asesinato de líderes (como en Haití, Chile, Granada), golpe de Estado judicial-lawfare como en Brasil y Ecuador, acoso y golpe mediático (como en Ecuador y Venezuela) y golpe de Estado parlamentario (como en Brasil, Honduras, Paraguay). Para consolidar la independencia de los países amenazados lo que funciona es el modelo de Partido revolucionario único como en Cuba, Vietnam, Laos y Corea RPD, de Partido dirigente y partidos democráticos aliados como en China, de Partido dirigente con aliados y oposición constitucional junto a democracia comunal como en Venezuela, de partido-frente de masas como en Bolivia, de pluralismo patriótico junto a liderazgo institucional como en Irán, de partido hegemónico y fuerzas armadas patriotas como en Nicaragua, de partido dirigente, aliados y oposición patriótica con alianza en las fuerzas armadas como en Siria. Destruir la Revolución cubana es la manera de Washington de imponer pseudodemocracias corrompidas y marionetas suyas como las que rigen hoy en Colombia, Guatemala, Chile, Ecuador, Costa Rica, Honduras, República Dominicana, Este europeo y los países que han invadido o destruido (Corea del Sur, Filipinas, Panamá, Iraq, Kosovo, Bosnia-Herzegovina, Libia,…). Aterra a los imperialistas que las fuerzas vivas de Brasil, México, Argentina, Chile, Colombia, Ecuador o Perú lleguen a la conclusión de que deben transformar completamente su sistema político para alcanzar la plena democracia, soberanía y estabilidad que requieren para resolver sus problemas graves.

Por el otro lado, esta operación de la CIA tiene un carácter preventivo para frenar los cambios políticos radicales que hemos dicho están en marcha en América Latina que tienen todo el aspecto de ser más radicales de los de la primera oleada progresista (1998-2013) y que enterrarán para siempre la influencia norteamericana para abrir las puertas a relaciones más provechosas para esos pueblos con Rusia, China, Irán, Belarús, India, Turquía, Península coreana, África y otras regiones del Planeta. Erradicar la “pesadilla” cubana es el viejo anhelo nunca cumplido por sucesivas administraciones norteamericanas desde 1959. Piensan “Ahora o nunca”.

2 COMENTARIOS

  1. Excelente artículo. Solo un pequeño particular: el golpe de estado en Chile due el 11 de septiembre de 1973, no en 1971.

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