Turquía sigue siendo el “hombre enfermo”

1

Del Imperio enfermo a la República enferma

El agónico Imperio otomano a lo largo del siglo XIX fue llamado “El hombre enfermo”. Imperio que en su época gloriosa tuvo momentos de progreso como recibir fraternalmente en el siglo XVI a los judíos españoles amenazados de ser quemados vivos por la Inquisición, había decaído en todos los terrenos y los pueblos sometidos árabes y eslavos en general sólo querían sacudirse sus cadenas. Una minoría como albaneses y bosnio-musulmanes se sentían cómodos en el Imperio. Habían desarrollado un espíritu de sumisión jenízaro (nombre de los mercenarios leales) a la “Sublime Puerta”, nombre del Sultán, que hoy han trasladado al “Tío Sam” norteamericano.

El gran mosaico de los pueblos que cohabitaban: albaneses, bosnios, búlgaros pomacos, turcos, árabes y kurdos musulmanes suníes, turcos y kurdos alevíes o bektashíes y árabes alauíes (musulmanes heterodoxos), armenios, griego pónticos, asirio-caldeos siriacos cristianos ortodoxos y gregorianos, judíos, cherquesos provenientes del Cáucaso y otros hubiese permitido construir una poderosa República Popular o Unión de Repúblicas Populares sobre las cenizas del Imperio. La tradición progresista de los campesinos, de los bektashíes perseguidos, de los obreros de varias nacionalidades y de los intelectuales armenios, turcos y judíos simpatizantes de ideas progresistas hubiesen podido ser el fermento de un triunfo revolucionario tomando como referencia la Gran Revolución Socialista de 1917 de la vecina Rusia. Esta revolución mostró que se podía destruir una tradición despótica, atrasada y brutal como la zarista para construir una sociedad multiétnica fraternal unida. Acabando con los privilegios de los pachás, aghas, terratenientes y jenízaros podían haber construido una civilización basada en el trabajo obrero, campesino, artesano, la amistad entre los pueblos y una industria moderna sobre una base planificada.

Nada de eso se dio.

El pueblo turco paga hasta la fecha de hoy no haber hecho su Revolución socialista hermanada a la Unión Soviética. La elite “Joven Turca” optó por crear un nacionalismo chovinista turco bebiendo de lo peor del pensamiento burgués francés como Comte y Durkheim e inglés como Spencer y su darwinismo social que condujo al exterminio y expulsión de los griegos pónticos, armenios y asirio-caldeos. Masacre en la que las brutales tribus kurdas actuaron como mano de obra criminal.

Los pioneros del comunismo como Mustafá Sufi fueron asesinados y las ideas de izquierda han sido perseguidas a lo largo del siglo XX y lo que llevamos de XXI.

Las nuevas generaciones de revolucionarios que se desarrollaron en los años 60 y 70 del siglo XX fueron aniquiladas por las dictaduras militares apoyadas por la OTAN. La rebelión kurda de izquierda de los 70 emanada de un partido que buscaba una Revolución socialista fue algo peor que derrotada. Se transformó ideológicamente en un proyecto anarquista de inspiración norteamericana que la ha convertido en un peón al servicio de los intereses occidentales imperialistas en el Oriente Medio.

Expansionismo aprovechándose del fin de la Comunidad socialista

La caída del socialismo soviético, búlgaro, rumano y yugoslavo de entre 1989 y 1991 ha permitido el desarrollo de un agresivo capitalismo turco anclado en el nacionalismo chovinista que hemos mencionado doblado de integrismo islámico suní. El capitalismo turco de grandes empresas privadas navega entre las sucesivas crisis financieras de un país que se ha modernizado económicamente, pero ha reculado ideológicamente. País que carece de un proyecto nacional claro. Enemistado con sus vecinos de Grecia, Chipre, Siria, Irak, Armenia y Serbia. Con un rol lamentable en las guerras contra Yugoslavia, Serbia, Libia y Siria.

El rol regional de la Turquía de Erdogan es nefasto. Trata de consolidar una zona de influencia inspirada en la nostalgia otomanista. Mantiene provocadoramente una zona de ocupación en el norte de Siria mediante sus tropas regulares, sus mercenarios islamo terroristas y organizaciones fascistas. Ha trasladado a miles de sus terroristas de Siria a Libia para respaldar a un gobierno marioneta en una guerra civil iniciada con la invasión de la OTAN con participación especial de Turquía en 2011. Dificulta la unificación de Chipre ocupando su parte norte mediante una república colonial. Estrecha vínculos con el corrompido régimen de Azerbaiyán para amenazar a la vecina Armenia. Provoca continua tensión con su vecino occidental de Grecia mediante incursiones aéreas. Respalda con tropas la falsa entidad “soberana” de los musulmanes de Bosnia. Junto con el emirato asesino de Qatar financia la organización considerada terrorista en varios países musulmanes de los “Hermanos Musulmanes”.

La Turquía burguesa laica kemalista de la OTAN era un débil régimen reaccionario. La Turquía islamo nacionalista también miembro de la OTAN, ya no es tan débil y, además, es una amenaza para la Paz en Oriente Medio, Mediterráneo oriental, Mar Negro, Balcanes, Norte de África, Cáucaso y Asia Central.

1 COMENTARIO

  1. Decir excelente, es decir poo, gracas por ese artículo, lo compartiré en las redes, único medio que tengo para difundir lo bueno. Saludos y más ná

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.