El banco español Winzik, con presencia en España y Portugal, será el primero del sector en anunciar un ERE tras la crisis del coronavirus. Se inicia así lo que se espera que sea una oleada de despidos en las oficinas bancarias españolas. El sector ya se había deshecho de un tercio de la plantilla en la última década, a través de las fusiones y absorciones de empresas, y ahora pretende dar una nueva vuelta de tuerca bajo la excusa de la pandemia.
Los expertos estiman que la crisis que dejará el coronavirus acelerará los planes de recortes previstos en entidades como Bankia, Sabadell o BBVA. Todas estas firmas consideran que es necesario realizar esos «ajustes» pese a que los bancos españoles suman más de 100 mil millones de euros de beneficios desde 2009.
Como apartado de máxima relevancia del sistema, es de suponer que la banca indica el camino que seguirán los demás sectores. El plan es similar a otros que hemos vivido en anteriores etapas de repunte de la crisis. Básicamente consiste en cargar el peso de las pérdidas (o mejor dicho el descenso en la progresión estimada de beneficios, puesto que beneficios sí hay) en los trabajadores, recortando puestos de empleo, asignando mayor carga de trabajo a los que logran permanecer y extendiendo las obligaciones laborales con mayor disponibilidad horaria o tareas más exigentes. Esto es, aumentar la explotación ya existente en una suerte de sobre explotación o aumento de la plusvalía a través de una depreciación del valor del trabajo medio.
La carga a los usuarios mediante un aumento en las comisiones a los clientes logra también el crecimiento de los ingresos de los bancos. Unido además a medidas fiscales extraordinarias como la devolución de Hacienda producida a finales del año pasado en forma de «activos fiscales diferidos» que acumulan descuentos del Impuesto de Sociedades, por valor de unos 1.300 millones. Todo ello unido a la suculenta cantidad que supuso el rescate bancario durante el mandato de M.Rajoy.
El efecto de las nuevas tecnologías, tal como ha ocurrido en otros sectores con la uberización o procesos similares, incide también en los trabajadores asociados a los bancos. El avance de la banca digital y el uso de las aplicaciones de móvil lleva a los expertos a considerar que no se resentirá demasiado el servicio ante una peor calidad de atención en las oficinas. El teletrabajo forzado por las circunstancias ha permitido desarrollar antes el proceso. Este planteamiento abunda en la predisposición de reducir costes a través del recorte de puestos de trabajo.
